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Alberto Salcedo Ramos es periodista colombiano. Forma parte del grupo Nuevos Cronistas de Indias. Ha dictado talleres de periodismo narrativo en distintos países. Varios de los temas que ha abordado están relacionados con la cultura popular. Estas son sus claves al momento de hacer lo que más le gusta.

Bien lo dijo el periodista y escritor mexicano Juan Villoro: “No dejará de pasarnos que, si vamos a un festival como periodistas, nos ponen en un hotel de tres estrellas en la periferia. Y, si vamos como escritores, entonces nos ponen en uno de cinco estrellas en el centro y nos llaman: maestro”. Así es la vida entre la escritura y el periodismo.

También lo había escrito el periodista y escritor argentino Tomás Eloy Martínez: “Antes, los periodistas de alma soñaban con escribir, aunque solo fuera una novela en la vida; ahora, los novelistas de alma sueñan con escribir un reportaje o una crónica tan inolvidables como una bella novela. El problema está en que los novelistas lo hacen y los periodistas se quedan con las ganas. Habría que incitarlos, por lo tanto, a que conjuren esa frustración en las páginas de sus propios periódicos, contando las historias de la vida real con asombro y plena entrega del ser, con la obsesión por el dato justo y la paciencia de investigadores que caracteriza a los mejores novelistas”.

Si se tiene un pie en el periodismo o si se tiene un pie en la escritura, lo único cierto es que las dos se necesitan y se alimentan mutuamente. La razón, la noticia ha dejado de ser objetiva para volverse individual. O, mejor dicho: las noticias mejor contadas son aquellas que revelan, a través de la experiencia de una sola persona, todo lo que hace falta saber. Y eso, la escritura narrativa, lo tiene resuelto hace muchos años.

Uno de los periodistas y escritores que hace rato definió sus prioridades en el mundo de las letras es Alberto Salcedo Ramos. Este cronista colombiano, con más de diez premios y reconocimientos nacionales e internacionales, identifica en esta entrevista las cualidades y los valores que deben tener los jóvenes que se aventuren a narrar e informar de la mejor manera.   

En tu trabajo, ¿ante qué o ante quién te sientes responsable? o ¿a qué o a quién crees que le debes fidelidad?

A los lectores. Pero ninguna fidelidad a ellos valdría la pena si antes yo no fuera fiel a mí mismo: a mis ideas, a mis principios, a mi forma de entender el oficio. Soy fiel al oficio periodístico. Eso quiere decir que lo ejerzo sin agendas ocultas, sin asesorar a políticos bajo la mesa, sin vender mi pluma a un postor que luego me recompense con cargos o con cualquier otro tipo de favores.

¿Existen unas cualidades específicas que hayan contribuido a los logros que has alcanzado?

Eso lo tendrían que decir los lectores y los críticos.

¿Cuáles de tus creencias personales contribuyen a tus logros?

Me he dedicado a un oficio que amo, incluso en épocas en que ese oficio no parecía estar ofreciéndome oportunidades. Llámale perseverancia o llámale terquedad. Como prefieras.

¿De qué trabajo te sientes más orgulloso?

No sé si orgulloso sería la palabra que usaría. Digamos que me hace sentir contento el haber publicado ciertos libros. Yo soñé con eso cuando era niño.

¿Qué importancia tiene la creatividad para tu trabajo?

Mucha. En un narrador de no ficción se necesita creatividad para contar las historias. La forma de mirar, la forma de construir las narraciones, son instancias en las que se requiere creatividad. Te pongo un ejemplo: John Hersey cuenta cómo fue la devastación de Hiroshima por una bomba atómica. Ese es un suceso que la realidad le entrega como materia prima para su trabajo. La creatividad aparece cuando él decide contar la historia a través de seis sobrevivientes, desarrollando varios canales narrativos paralelos y viendo cómo el azar y la fatalidad los hicieron coincidir.

¿Es necesario asumir riesgos en tu trabajo?

Todos los que hacemos periodismo y nos hemos internado por ciertos lugares difíciles de la geografía nacional hemos corrido riesgos. A mí no me gusta mucho hablar de eso. Por un lado, podría asustarme y perder el impulso, y por el otro, podría aparecer como dándome ínfulas de intrépido.

¿Tu trabajo te permite estar un tiempo solo para reflexionar?

Por supuesto. Me gusta planear mis textos. Además, escribo a solas. Me incomoda hacerlo si hay gente o ruidos.

¿Cómo empleabas el tiempo cuando eras niño o adolescente? ¿qué hubiera visto una persona que te hubiese observado durante todo un día?

Jugaba mucho al aire libre y oía música. Siempre fui melómano.

¿Qué te atrajo de tu trabajo?

La posibilidad de contar historias. Es lo que más me interesa.

¿En qué medida tu familia está relacionada con tu trabajo?

Mi familia no está involucrada en mi trabajo.

Algunas personas dicen que los principios de tu área de trabajo son más éticos que antes, y otras, dicen que son menos éticos. ¿Cuál ha sido tu experiencia?

García Márquez decía que la ética no es algo opcional en el ejercicio periodístico, sino que debe ser inherente a él como el zumbido al moscardón. Suscribo esa afirmación.

Es periodista y docente en la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Ha trabajado para diversos medios e instituciones como periodista y gestor de comunicaciones. Estudió una maestría en educación en la Universidad del Norte.