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Shakespeare y Hamlet:
450 años analizando el Alma y el Poder
450 años analizando el Alma y el Poder
Salir ilesa de Shakespeare es un imposible. Como salir ilesa de su Hamlet.
Y no es por la fingida locura del príncipe danés, sus monólogos que quieren “deshelarse, derretirse y disolverse en líquido rocío”; o por su diálogo con el espectro de su padre, la aprehensión desesperada de vengar su muerte, la representación del crimen con un grupo de cómicos ante su tío, el rey de Dinamarca, autor del magnicidio: una tragedia inmersa en una comedia de 16 versos escritos por Hamlet mismo.
Es imposible salir ilesa de Hamlet, el poeta, el soñador, el hombre de acción, el resuelto, el que define el Alma, y la Honradez, la decadencia de las pasiones que traspasan los “modestos límites de la naturaleza”, que aconseja adaptar la acción a la palabra y la palabra a la acción, mostrando los rostros de la Virtud y el Vicio tal como son, así como la noche es la noche y el día es el día, según sus propias palabras.
Si el genio de Hamlet como personaje teatral es obra del genio de Shakespeare como dramaturgo, poeta o filósofo, Hamlet es el perfecto modelo del psicoanálisis futuro.
La exactitud, la destreza, el encanto de su lenguaje, han resistido 450 años de guerras, revoluciones, ideologías, dictaduras, modas literarias, la clausura, el silencio y la muchedumbre: la Soledad.
Hamlet absorbe todas las épocas, releerlo siempre sorprende. Su creador Shakespeare, mordaz ante la Corte, los puritanos, la Iglesia anglicana, tiene “el secreto del Verso”, que, según Emerson, estriba en que es el Pensamiento el que construye la Armonía.
Y es el pensamiento en musicales versos el que acontece en Hamlet cuando le dice al Espectro de su padre:
What may this mean, / That thou, dead corse, again in complete steel / Revisit’st thus the glimpses of the moon…
(“¿Qué significa que tú, cuerpo sin vida revestido de acero total vuelva a visitar los fulgores de la Luna?”)
De todos los infortunios de la Vida, incluido el Infortunio del Amor, ni Shakespeare ni su Hamlet excluyen la Dulzura: “¿Quién que amó alguna vez, no amó a primera vista?”
Shakespeare y su alter ego Hamlet son como una larga noche de verano en miles noches de la Humanidad.
Kathy Porto Fadul