Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
La senadora Andrea Padilla presentó en julio un proyecto de ley para reglamentar el uso de animales vivos en actividades de investigación, educación y estudios biológicos.
El proyecto de ley (PL) ha suscitado la respuesta airada de varias organizaciones que agrupan científicos naturales que se oponen a las restricciones que propone el PL, como por ejemplo la contemplada en el artículo 10, que prohíbe el uso de animales en investigación científica en múltiples casos, incluyendo en todos a “animales vivos de grado superior en la escala zoológica”.
La iniciativa de Padilla ha puesto sobre la mesa de nuevo el debate entre los animalistas, aquellos que creen que los animales deberían ser tratados con los mayores estándares de respeto y dignidad como los humanos porque son seres con emociones y que sufren dolor, y los investigadores, que defienden en este caso el uso de los animales vivos para el avance de la ciencia.
Para conocer dos posiciones en esta discusión, La Silla Llena invitó a debatir a Mariana Vélez, bióloga de la Universidad de Antioquia que trabaja en ecología microbiana y miembro de Biodiversos, un grupo de profesionales que trabajan sobre el estudio, la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad colombiana que surgió de las críticas al proyecto de Padilla. Y a Mariana Herrera, quien es bióloga de la Universidad de los Andes, y una animalista que trabaja sobre el concepto de sintiencia y el uso de invertebrados como recurso pedagógico.
L.S.L. es La Silla Llena.
M.V. es Mariana Vélez.
M.H. es Mariana Herrera.
L.S.V: ¿Cuáles son las principales tensiones que identifican en el debate entre los animalistas y algunos científicos y biólogos?
M.V: Las principales tensiones son fundamentalmente con respecto a las prioridades que tenemos, porque creo que queremos lo mismo, que es el bienestar de todos y la generación de conocimiento científico, pero diferimos en cuanto a las prioridades y a los valores que manejamos.
Algunos animalistas consideran que el bienestar de los individuos es prioridad, mientras que muchos científicos consideramos prioridad los ecosistemas y el bienestar de todas las especies en general. Por eso está este choque, sin embargo, creo que las intenciones y objetivos no distan tanto.
M.H: Las tensiones entre animalistas y científicos dentro de este debate se relacionan tanto con la generalidad del uso de los animales para investigación en la ciencia, como con las especificidades de los puntos que trata el PL.
Inicialmente, el proyecto retoma muchos puntos de la Ley 1774 de 2016 (de Bienestar Animal), es decir, no aporta nada nuevo en este sentido. Sin embargo, sí hace algunas modificaciones que le quitan el poder y la capacidad de decisión a las personas dentro de la ciencia de trabajar con los animales y disponer de estos de la manera en la que se viene haciendo.
Aunque estoy de acuerdo con la necesidad y la voluntad genuina de algunos científicos de querer un bienestar general, considero que la ciencia suele estancarse en procedimientos que podrían replantearse críticamente para construir alternativas a metodologías innecesarias.
Otro punto de tensión es el concepto de bienestar, el cual depende de muchos factores. Para los animalistas el bienestar no es suficiente, pues estamos apuntando poco a poco a una abolición del uso de animales, que sabemos que es utópica, pero la idea es estar cada vez más cerca.
L.S.L: ¿Cuál es la frontera que existe entre animales y humanos?, ¿está de acuerdo con concepciones como los derechos de los animales?
M.H: Esta frontera depende del punto desde el cual queremos evaluar esta distinción. Desde la biología sabemos que existen distinciones específicas en términos de sistemas, y que esto se puede ampliar desde la psicología y la neurociencia.
Así mismo, en la filosofía se presentan teorías que no separan a los animales de los humanos en cuanto a las consideraciones morales que deben tenerse con cada uno de estos. A pesar de que existen pensadores que abordan el tema del animalismo desde hace siglos, hoy este tiene mayor relevancia.
Personalmente, si estoy de acuerdo con concepciones como los derechos de los animales, por lo que comenté anteriormente.
M.V: Los humanos somos animales, entonces la frontera es fundamentalmente que somos especies diferentes y por razones biológicas, históricas y culturales interactuamos diferencialmente con los organismos de otras especies y con los organismos de nuestra misma especie. Más allá de eso, en cuanto a valor no hay distinción, todos hacemos parte de la historia natural de este planeta y por eso tenemos un valor intrínseco.
Sobre los derechos de los animales hay que decir que son derechos que ya están establecidos, y que intentan garantizar bienestar para todos. A pesar de que habría que analizar sus alcances e implicaciones, desde que contribuyan a la armonía entre la relación de los humanos con las demás especies animales son supremamente valiosos.
M.H: Estoy de acuerdo con lo que plantea Vélez, pero los derechos de los animales no están establecidos. En algunos países hay avances en el tema, incluso en Colombia hay sentencias y proyectos que sitúan a animales (o algunos ríos) como sujetos de derecho y consideraciones morales. Sin embargo, este tema suele complicarse al ver más detalladamente los intereses de las poblaciones.
Aquí es donde entra el tema del PL que estamos debatiendo. Pues para muchas personas parecen ser muy lógicas las implicaciones y las consideraciones a evaluar para algunos animales y algunos escenarios, pero no para todos. Depende de los intereses de cada uno.
L.S.L: ¿Cuáles son los argumentos científicos que respaldan la necesidad de utilizar animales vivos en la investigación?
M.V: El principal argumento que respaldan la necesidad de utilizar animales es que no en todas las investigaciones pueden ser reemplazados por otro tipo de alternativas, y la manipulación de animales se hace necesaria.
Creo que muchos piensan específicamente en las investigaciones de laboratorio, pero en las investigaciones de ecología, taxonomía, conservación, sistemática y demás, pues, también manipulamos individuos, y reemplazar esas interacciones y esos métodos para poder responder las preguntas que nos planteamos no es tan sencillo.
Si bien con el tiempo los científicos hemos ido migrando hacia estudios in-silico (simulaciones por computador), con tejidos u otros métodos que no requieren el uso de animales, existen preguntas de investigación que aún no pueden responderse sin trabajar directamente con ellos.
M.H: El argumento que respalda la necesidad de utilizar animales en ciencia también es el interés global, como planteaba Vélez anteriormente, para garantizar el bienestar de una manera utilitarista, es decir, un mayor bienestar para el mayor número de individuos posible. Por este motivo se realizan experimentos en laboratorio e investigaciones en campo a nivel de ecología y taxonomía.
A pesar de que estoy de acuerdo con que algunas metodologías no pueden ser reemplazadas, tampoco creo que se esté haciendo un gran esfuerzo por refinarlas. Además, también existen metodologías que sí presentan una alternativa, pero se siguen implementando las mismas metodologías antiguas por facilidad, costos y otros factores.
Considero que el argumento utilitarista suele ser limitado y se queda corto, creo que a la ciencia muchas veces le hace falta tener una mayor autocrítica.
M.V: El esfuerzo que plantea Herrera tiene que mirarse de manera contextual. En un país como Colombia los recursos para la investigación son limitados, y los recursos para la capacitación de personal especializado también.
Por lo tanto, no me parece menor aclarar que si bien muchos científicos tienen las mejores intenciones y quisieran migrar a métodos alternativos se encuentran con la barrera de recursos. Hablar de reemplazos, que en algunos casos son más costosos y requieren alta especialización, sin hablar de aumentos de financiación es muy complicado.
M.H: Estoy completamente de acuerdo. Sin embargo, también he escuchado de casos puntuales en países como Francia, donde pese a que la investigación tiene mucha más financiación, se siguen implementando metodologías arcaicas e innecesarias que no tienen en cuenta el bienestar animal. Es cierto que el tema puede ser de recursos en un gran porcentaje, pero también hay desinterés o incluso ego.
L.S.L: ¿Qué significa la sintiencia?
M.H: La sintiencia se puede explicar desde muchas perspectivas. Desde la filósofa la sintiencia puede definirse de la manera más sencilla como la capacidad de sentir o experimentar dolor. Sin embargo, esta definición se complica al querer evaluar cómo experimentan el dolor las diferentes especies animales no humanas y los seres humanos.
La sintiencia, por este motivo, podría evaluarse como un concepto contextual. Existen múltiples estudios que definen la sintiencia como algo más allá de la simple capacidad de sentir dolor físico, pues involucra mucho más que una cascada de señalización y respuesta a estímulos, tiene que ver también con el comportamiento y otras cuestiones que agrandan este concepto de dolor hacia un concepto de sufrimiento.
M.V: Quiero resaltar que es un concepto más abordado desde el derecho y la ética que desde la investigación biológica, por lo tanto, es un concepto mucho más jurídico y filosófico que biológico. Eso tiene unas implicaciones a la hora de hablar de la práctica científica, ya que, como dijo Herrera, desde lo biológico puede ser muy difícil categorizar a los demás individuos a partir de su capacidad de sentir dolor o de experimentar emociones.
Muchas veces estas categorizaciones resultan ser muy limitadas y tienen el foco en algunas especies, generalmente sintiencia acaba convirtiéndose en sinónimo de ‘vertebrado’ y ahí hay unos casos donde la línea se vuelve un tanto gris. Por ejemplo, hay ciertos invertebrados que, a pesar de no tener el mismo plan corporal de los vertebrados, sí tienen organizaciones particulares del sistema nervioso y actúan de manera que nos hace pensar que hay sintiencia de por medio.
Pero, de nuevo, puede ser un concepto muy ambiguo porque pueden no procesar los estímulos exactamente como lo que nosotros consideraríamos dolor o ciertas emociones, y pueden tener sustratos neurológicos complejos que sostengan experiencias conscientes sin ser exactamente iguales a los nuestros.
Y por eso mismo es que algunas de las críticas que se le hacen al proyecto son las definiciones, porque es a partir de ellas es que se hace cumplir la ley, y si estas son ambiguas o no tienen un fundamento científico sólido pues va a haber problemas.
M.H: Estoy de acuerdo con el aporte de Vélez. Sin embargo, creo que una buena forma en la que la ciencia podría ser más crítica y/o autocrítica es mediante su relación con otras disciplinas.
A pesar de que la sintiencia es un concepto más “sencillo” de evaluar desde lo ético, la filosofía y la ética no deberían tratarse como ramas aisladas de la ciencia, porque las ciencias sociales, las ciencias humanas y la filosofía están completamente ligadas a las ciencias “duras” y a las ciencias biológicas. Los estudios interdisciplinarios permiten llegar a conclusiones mucho más contextualizadas y situadas correctamente.
M.V: Completamente de acuerdo, no hice mi comentario insinuando que no haya relación entre las disciplinas, sino más bien tomando en cuenta que los métodos que se usan en ambas y la información que se produce no es igual, entonces sintiencia es un concepto que debe ser interpretado teniendo en cuenta esto.
Sintiencia es un término complicado en este PL. Es muy importante tener en cuenta el contexto en el cual se usa y del cual se deriva, en parte la oposición que hacemos muchos científicos al PL es porque consideramos que el concepto de sintiencia y sus aplicaciones serían muy ambiguas en la investigación biológica y podrían limitar las investigaciones que se pueden hacer.
M.H: Estoy de acuerdo que considerar el concepto de sintiencia y sus implicaciones es complicado en la investigación biológica, pero no por esto debe no considerarse. De hecho, en mi investigación de tesis me he encontrado con este problema múltiples veces, pero precisamente eso es lo valioso de esa investigación. Y ese cuestionamiento en la ciencia puede cambiar muchísimas cosas.
L.S.L: ¿Está de acuerdo con prohibir los usos científicos y educativos de animales vivos, particularmente los de “grado superior en la escala zoológica” como lo contempla el proyecto de ley de la senadora Padilla?
M.V: Hay que aclarar que “grado superior de la escala zoológica” tampoco es un concepto propio de las ciencias biológicas, desconozco si tiene un bagaje teórico dentro de la ética, el derecho y la filosofía. Sin embargo, por los argumentos que he leído y la discusión alrededor, supongo que está muy relacionado a la sintiencia y de alguna manera a la cercanía evolutiva de los animales, tomando como punto de referencia al ser humano.
Y pues este término presenta el mismo problema que sintiencia, y es que no tiene un fundamento científico claro porque los biólogos no vemos la evolución como un proceso que le confiera valor a las especies, no consideramos que solo porque una especie está más cercana a la nuestra es mucho más compleja, valiosa o digna.
Simplemente vemos la evolución como el mecanismo que derivó en la gran diversidad biológica que existe, y pues dentro de esa diversidad no hay mejores y peores, o especies más válidas que otras, simplemente hay especies diferentes con las que interactuamos diferentemente debido a un montón de procesos tanto históricos como biológicos.
Prohibir los usos científicos de la fauna basándose en esto nos deja sin información sobre una gran cantidad de especies del país, porque de nuevo, los monitoreos de biodiversidad, los estudios de sistemática, taxonomía y ecología dependen muchas veces de la manipulación de individuos vivos, para así levantar información importante que nos pueda ayudar al entendimiento y protección de los sistemas naturales.
Entonces no, no estoy de acuerdo, creo que hay otros criterios mejores para evaluar la pertinencia y la posibilidad de los usos de animales sin implicar la prohibición.
M.H: Iba a responder exactamente lo mismo respecto a la categorización que se hace de “grado superior en la escala zoológica”. A pesar de que podría argumentarse desde un acercamiento filosófico, tampoco es correcto denominar superioridad o inferioridad, por eso supongo que se escribe entre comillas.
Teniendo esto en cuenta, creo que la idea de prohibir los usos científicos y educativos de animales vivos es un acercamiento al antiespecismo y al abolicionismo al que queremos llegar los y las animalistas.
No obstante, el planteamiento general del PL tiene muchos vacíos. A pesar de que estoy de acuerdo con lo que se quiere llegar a ejecutar, no considero que sea claro respecto a las especificaciones y los nuevos aportes a nivel jurídico y a nivel de bienestar.
Las regulaciones de las que se habla en el proyecto son ambiguas y, de hecho, eliminan o disminuyen el conocimiento que poseen los científicos que han trabajado durante toda su carrera con animales vivos.
No estoy de acuerdo con que se otorgue el poder de “sacrificar” a los animales, de evaluar su condición, su comportamiento, etc, únicamente a los veterinarios y zootecnistas. En cuanto a la pertinencia, también estoy de acuerdo con Vélez, en cuanto a que existen otros criterios más adecuados para evaluar el uso de animales en la ciencia y en la educación.
En todo caso, sí creo que es necesario desarrollar un PL que contemple de una manera mucho más profunda cada uno de los procedimientos, cada una de las áreas en las que se usan animales y que relacione los comités de ética de cada institución, que los ponga a trabajar con personal realmente calificado en el tema.
Porque también es cierto que los comités de ética no son tan rigurosos como deberían con estos temas, específicamente en lo que concierne a los animales y la ética animal.
M.V: Creo que hay consenso en los vacíos que tiene el proyecto y en las implicaciones que puede tener la aplicación tal como está, por eso creo que es importante el diálogo interdisciplinario para la construcción de un proyecto nuevo que no cuente con estos vacíos y que tenga la participación de muchos sectores, incluidas las entidades que ya hacen parte de los procesos de aprobación de las investigaciones con animales.
Entidades participantes hay muchas, el mismo Ministerio de Ciencia menciona más de 100 entidades participantes, entonces quizás el proyecto debería reformularse para que su eje principal sea la articulación de las entidades y la transparencia de los procesos.
L.S.L: ¿Pueden mencionar al menos un aspecto positivo y uno negativo del proyecto de ley y en este caso entre retirarlo y mejorarlo, qué harían?
M.H: Un aspecto positivo es la intención con la que se está haciendo el proyecto. Creo que a pesar de los vacíos que presenta, la intención es muy clara, pues la senadora Andrea Padilla siempre ha sido transparente con sus intereses y muchos animalistas la apoyamos.
Es importante resaltar que vuelve a poner sobre la mesa el debate del uso de animales vivos para investigación y educación, lo cual se ha tratado desde hace mucho tiempo pero sigue siendo importante. Cada vez puede evaluarse más acertadamente y contemplando diferentes perspectivas y disciplinas que se relacionan o que deberían relacionarse con la ética animal.
Un aspecto negativo, los vacíos que venimos comentando en el debate. Creo que no contempló muchas perspectivas y disciplinas que deberían estar involucradas en el tema, y no es claro frente a las proposiciones, tiene tintes bastante ambiguos y esto es lo que ha creado mayor tensión entre animalistas y científicos.
El proyecto debe mejorarse y reformularse teniendo en cuenta todos los aspectos que hemos discutido, así como otros que se nos pudieron haber pasado. Deben integrarse entidades que ya existen y deben replantearse para crear nuevos debates e interrogantes en la ciencia actual y en la ciencia futura.
M.V: Algo positivo del proyecto es la intención y que quiere evitar incidentes de mala praxis en investigación científica con animales, que no son el común denominador pero en Colombia ya se han dado. La mayoría de los científicos repudiamos este tipo de investigaciones que se pasan los límites ya establecidos, pues fueron incidentes de alto calibre e importancia.
Sin embargo, hay temas de fondo que pueden impedir una gran parte de la investigación biológica y biomédica que se hace en Colombia, que es necesaria para el cuidado de la biodiversidad y el aumento de la calidad de vida de todos.
Simplemente corregir el PL, como lo propone la senadora, es bastante complejo porque son muchas críticas de diferentes sectores, con cuestiones que son de fondo: hay redundancia con la normativa vigente, se aumentaría la burocracia de manera innecesaria y no se integra a los actores que actualmente están involucrados en la investigación con animales en Colombia.
Además, está planteado sobre unas bases conceptuales que no son lo suficientemente sólidas como para no convertirse en piedras y obstáculos en la investigación científica debido a ambigüedades y problemas de interpretación.
Yo considero que es mejor retirarlo y empezar desde cero, contando con el apoyo de tantos profesionales que tienen disposición de colaborar desde su experticia. Se puede escribir un PL que verdaderamente sea beneficioso para todos, porque como dije al principio, no creo que los objetivos de los diferentes sectores sean tan lejanos entre sí, a todos nos interesa el bienestar a nivel general de los ecosistemas y de los humanos.
M.H: Es importante comprender que existe una tensión entre considerar el bienestar general y el bienestar individual. Para científicos prima el bienestar global y para animalistas, en general, ambos son importantes, pues cada vida cuenta tanto como 100 vidas.
Como seres humanos tenemos muy claro este aspecto, pero al hablar de animales no humanos las líneas empiezan a difuminarse. Es necesario mencionar esto dentro del debate.
L.S.L: Una conclusión para nuestros lectores.
M.V: La gran conclusión es que los desacuerdos no son tantos como parecen y quizás se ven amplificados.
Es claro que el PL tiene fallas que son reconocidas desde ambos sectores, pero las opiniones sobre cómo mejorarlo son diferentes y las prioridades también son diferentes. Especialmente cuando puede haber conflicto entre el bienestar general y el de los individuos, pero los objetivos no son tan distintos.
M.H: Ambas tenemos grandes puntos en común respecto a lo que pensamos del PL de la senadora. Así como dice Vélez, solemos pensar que hay un abismo gigante entre científicos y animalistas cuando en realidad no es así. Suele haber diferencias en muchas cosas, en general, pero todo puede ser debatido en espacios como este.
Es urgente que haya mesas de discusión que contemplen todas las disciplinas y perspectivas para poder llegar a consensos y a nuevas propuestas mucho más robustas y críticas. No solo para este PL, sino en general. La ciencia no debe ser un ente distante y aislado, debe ser integrado con las humanidades, la filosofía y la política.