En la próxima campaña presidencial, evaluar las posibilidades de transformación del país hacia una economía del conocimiento es imprescindible. El futuro pertenece a las ciudades, son ellas las que pueden brindar la masa crítica necesaria para lograr desde la CT+i los cambios que requiere Colombia. La velocidad exponencial a la que está cambiando el mundo no nos permite fallar.

Con el título “Ciencia, tecnología e innovación en Colombia hoy“, el señor Moisés Wasserman hizo hace pocos días en el diario El Tiempo una evaluación de estos vitales temas. De forma similar, titulé así mi entrada.

En la mayoría de comentarios coincido con el cronista, al cual leo regularmente dada su experiencia y lo acertado de la mayoría de sus análisis. Como bien menciona, los números de Colombia son bastante lamentables y deberíamos actuar.

Afortunadamente, la situación en Medellín ha cambiado de manera notable en los últimos años y difiere ya del promedio nacional. Eso no es para consolarse, Colombia debería cambiar radicalmente. Lo que hace Medellín ojalá fuera aún mejor y estuviera también acompañado por algo similar en toda Colombia.

Creo que es apropiado invitarlos a entender un poco más lo que estamos haciendo en esa ciudad y así apoyarlo de forma más decidida. Muchos hoy no lo hacen por desconocimiento, un regionalismo inútil o inclusive algunos pocos por intereses personales.

Los datos de Medellín, en términos de los mismos elementos  que analiza el cronista son muy buenos, si se los compara con Colombia y la mayor parte de  ciudades de Latinoamérica.

Datos en el último año, medidos de manera independiente por el Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnología: OCyT[1] para Medellín, muestran muy buenos resultados:

1. Inversión I&D sobre PIB: 0.84

2. Inversión ACTI sobre PIB: 1,82

3. Porcentaje inversión privados 55 por ciento,  públicos 44 por ciento 

Otro elemento que se requiere para habilitar un ecosistema de innovación, es el tamaño de su red de capital de riesgo. Ello no se menciona en el artículo del señor Wasserman para todo el país, siendo  imprescindible y más aún si se está invitando a los candidatos presidenciales a estudiar y aportar de forma comprometida  en estas materias. Un tema sin duda crucial para nuestro futuro como nación.

En el caso de Medellín se tiene hoy un valor de 179,47[2] Dólares[3] per cápita[4].

Este es uno de los valores más altos en las ciudades Latinoamericanas. Una buena referencia en este tema en el mundo es Israel, que puede tener hoy un valor cercano a los 600 Dólares per cápita.  

Medellín tiene una política pública oficial en Ciencia, Tecnología e Innovación derivada el acuerdo 024 de 2012  de su Concejo Municipal y que fue diseñada como una  construcción colectiva en el año 2011 por más 250 líderes pertenecientes a su cuádruple hélice: Universidad, Empresa, Estado y Ciudadanía.

Ese plan incluye metas a 2021 y es gestionado mediante indicadores que tienen valores meta específicos por cada año hasta 2021[5]. Los cuatro valores antes referenciados hacen parte de dichos indicadores.

En este punto vale decir que no es correcto el análisis que hace el señor Wasserman entre los valores de inversión I&D y ACTI, que él denomina textualmente: “el que usamos para vernos mejor”. Veamos porque.

La ciencia es imprescindible, necesaria, pero no suficiente. Creer que con solo tener valores  adecuados en el número de investigadores, PhD y en inversión en I&D, es una visión claramente ya superada en el mundo. Hay que generar nuevo conocimiento desde ciencia y tecnología,  pero hay que aplicar lo que más se pueda desde ello para bienestar de la sociedad y ante todo para mantener el ciclo de inversión en nuevos descubrimientos, en generar nuevo conocimiento.

El ex presidente de Finlandia Mr Esko Aho, ex comisario de innovación de la UE lo resumió con total acierto en solo dos frases (no citadas aquí de forma textual):

La Investigación científica se basa en entregar dinero para generar nuevos conocimientos, mientras  que, innovar significa tomar esos nuevos conocimientos y volver a generar desde ello dinero y bienestar para la sociedad

Ya hay pruebas estadísticas suficientes y amplias de enormes inversiones en I&D y en número de investigadores que no producen nada apreciable, a veces ni siquiera nuevo conocimiento importante. 

Muchas sociedades, que desde sus columnas periodísticas  se ve claro que él señor Wasserman admira, nos  han “confesado” en privado (sus funcionarios de ciencia); que ya no quieren tener altas inversiones en I&D y tantos investigadores, si ello no se traduce en bienestar en sus sociedades. Ellos ven que  muchas veces ellos generan conocimiento dentro de sus países, que no aplican y luego otros países diferentes, en especial  asiáticos,  toman ese conocimiento “sin permiso” (son publicados en “papers”, patentes y similares),  lo aplican  rápidamente e inundan los  mercados de esos países “fuertes en ciencia” con  nuevos productos y tecnologías derivados desde ese saber, poniendo muchas veces en problemas a sus sociedades.

Esas mismas personas expertas en ecosistemas de CT+i de países ampliamente reconocidos en el mundo por la ciencia que milenariamente han producido, sienten que la velocidad de los cambios socio economicos que se están presentando ahora y que se aceleran todos los días (tecnologías exponenciales[6]), los están poniendo en graves problemas, porque el respetable “establecimiento” de sus sistemas de ciencia y tecnología no quiere reformularse, piensan que es “indigno” dedicarse a innovar y creen que su labor es solo generar nuevo conocimiento sin importar si es útil o no.

Eso es precisamente para lo que sirve la medida de la inversión I&D combinada con la del ACTI, verificar si estamos invirtiendo lo adecuado en investigar, en generar nueva ciencia y tecnología (indicador de I&D), pero también si lo que investigamos le invertimos otros recursos intentando convertirlo en innovación (medición en ACTI). La medida de la inversión en ACTI incluye también los valores de inversión en I&D y le adiciona otras cantidades, pero el mantener ambas separadas permite evitar que se descuide el nivel mínimo de inversión en Investigacion y Desarrollo que una sociedad debe mantener.

Esa falla en el análisis se refleja en el rechazo a medir ACTI  y no solo I&D, como bien ha diseñado y hecho por muchos años el Observatorio Colombiano ocyt.org. Siempre hay que medir y gestionar ambas. Las dos son muy importantes.

Otro error es pensar que la innovación que no viene desde I&D pura no sirve. Hay innovaciones muy poderosas que no pasaron precisamente por grandes desarrollos científicos o tecnológicos. Hasta ahora no conozco las nuevas investigaciones en ciencia que hicieron posible a Uber o Airbnb o cosas por el estilo!!. Son grandes innovaciones en modelos de negocio o en formas de mercadeo, que son tan importantes como las derivadas de nuevos descubrimientos en ciencia. Eso es parte “de lo que sale” cuando se mide ello  en ACTI.

Espero que el lector no vaya a caer tampoco en la trampa de creer que Uber o cosas similares le deben todo a la ciencia; por que ella ha hecho posible elementos como el transistor o la Internet u otros por el estilo, un argumento  engañoso que usan algunos analistas, pero que es poco útil a la hora de saber cómo medir e invertir en CT+i en cada año.Desde que Euclides  pudo probar el bello teorema sobre la infinitud  los números primos hace más 2200 años y ahora que podemos construir un computador cuántico, es claro que ambos resultados son producto de aplicar conocimientos, pero será iluso creer la ciencia “básica” de ese teorema nos condujo de forma directa a construir en años recientes uno de estos dispositivos.

No se debe caer en  el falso dilema entre  la ciencia aplicada y la ciencia básica, al final todas son ciencia, lo único que las separa es el tiempo de aplicación desde el “descubrimiento” de su conocimiento. Hoy ese periodo es cada día más breve, querámoslo o no. Tomo 2300 años aplicar para la buena salud de alguien lo primero que concimos sobre la angina de pecho. Hoy está tomando menos de 12 años en promedio llevar un nuevo conocimiento hacia un tratamiento en un paciente. Si proyectamos esa progresión, tendremos que será prácticamente “cero” ese periodo entre ciencia básica y aplicada en medicina a partir de 2025[7]. Ya no hay tanto tiempo para  ponernos a pensar si algo es básico o si es aplicado, si es innovación “vieja” o “nueva”  y más bien gastar esa energía en aumentar el impacto de la ciencia y la tecnología que producimos.

Solo hay un tipo de innovación, la que trasforma la realidad y produce resultados medibles[8]. La única forma de diferenciar las innovaciones es verificando su nivel de impacto.

Precisamente por eso es importante remarcar que no basta con habilitar tu ciudad o tu región con las inversiones apropiadas en ACTI, I&D y capital de riesgo, hay que estimular también redes, cultura y un ecosistema que transforme esas inversiones en innovaciones, para  lograr que ellas generen cambios socio economicos desde nuevos empleos y una economía mayor y más sofisticada[9]. Es lo que debe ser evaluado año a año con indicadores específicos diseñados para tal fin.

En el caso de Medellín, por dos  años consecutivos se ha ejecutado la encuesta regional de innovación[10].  Es la única ciudad que cuenta con una herramienta de evaluación de este tipo. Sus resultados consolidados más relevantes son:

1. 49 por ciento  de las empresas introdujeron al menos una innovación[11] al mercado el año anterior.

2.En promedio las que innovaron, aumentaron en un 24 por ciento sus ventas por ese hecho.

3.Las organizaciones que introdujeron innovaciones crearon en promedio 6[12] nuevos empleos.

4.Los nuevos empleos creados desde las innovaciones introducidas representan un 27 por ciento de todos los nuevos empleos generados en ese mismo periodo en la ciudad[13].

El futuro pertenece a las ciudades y no a los países, que dependerán de ellas para impulsar su desarrollo. Medellín sin duda se está transformando desde la Ciencia, la Tecnología y la Innovación. 

 


[1] ocyt.org

[2] Valor de capital inteligente  articulado en todos los fondos locales. Si se incluyen las inversiones adicionales en la ciudad de fondos externos (co-inversión), ese valor será de 253,48 Dólares per cápita.

[3] Dólares comparables: PPP

[4] http://www.rutanmedellin.org/es/oferta/inversionistas/acceso-a-informacion-especializada/item/inversometro

[5] Plan CT+i Medellin. http://www.rutan.co

[6] https://dupress.deloitte.com/dup-us-en/focus/tech-trends/2015/tech-trends-2015-exponential-technologies.html

[7] The Fourth Paradigm. Data-Intensive Scientific Discovery. Book

[8] Para obtener innovaciones, ellas deben ser Sostenibles: social, ambiental y financieramente.

[9] https://aqtr.com/association/actualites/medellin-road-becoming-knowledge-economy

[10] Efectuada de manera independiente por el CNC: Centro Nacional se Consultoría, con la colaboración de la CCMA y el Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnología: OCyT

[11] Según las guías del Manual de OSLO de la OECD.

[12] La encuesta revelo que ese valor va desde 1 hasta 20 puestos nuevos de trabajo, según sea el  tamaño de la empresa encuestada, las cuales se dividen en: micro, pequeña, mediana o grande.

[13] Obtenidos de los datos oficiales del PILA publicados en datlascolombia.com

Director de Planeación y Prospectiva Ruta N, Medellín