image.jpeg

Un mundo más urbano y menos rural: “El triunfo de las ciudades”. A la velocidad a la que aumentan los beneficios, es la misma a la que se complican sus problemas. Solo como una ciudad inteligente e innovadora, se aumentará la calidad de vida de las personas.

Ciudad Inteligente

La palabra  “inteligente”  se origina  en los seres vivos y en especial del humano. De esta forma su aplicación a una ciudad y más que a ella, a la sociedad que la habita, se centra en la capacidad que ella tiene de brindar a quien tiene esa ” inteligencia”, las siguientes características:

1. Mayores probabilidades  de sobrevivir. Sostenibilidad en el caso de una ciudad.

2. Generar bienestar a la persona. Mejores condiciones de vida a los habitantes de la ciudad.

3. Reproducirse. Prosperar, crecer, atraer talento y capital, conectarse y expandirse mundialmente en el caso de una ciudad.

En el caso del ser humano y de los seres vivos en general, la inteligencia va ligada a un sistema nervioso que le permite recibir información del entorno, procesarla y de acuerdo con ella actuar en relación a los objetivos de sobrevivir, mejorar su bienestar y reproducirse.

Para ello el ser vivo requiere más que un sistema nervioso, necesita tener capacidad de procesar información y convertirla en conocimiento (su mente), de almacenar la información relevante para futuras decisiones (memoria), de ser consiente de sí mismo, sus posibilidades, de sus problemas, para luego poner en marcha su capacidad de actuar y de modificar su realidad.

Ciudad Inteligente e Innovación

En el caso de los seres humanos, todo ese sistema nervioso le permite percibir correctamente el entorno y ser consciente de los problemas y retos que tiene, diseñar formas de solucionarlos. Una vez esos nuevos esquemas se ponen en marcha y brindan resultados medibles,  concretos, se está innovando.

Las personas pueden y deben innovar  y las organizaciones; que son agrupaciones de ellas, pueden y deben innovar.

Sin duda a los ciudadanos como un todo, como una gran agregación de personas, como una ciudad, también debemos transformarlas para que sean inteligentes y puedan innovar de manera colectiva.

Ciudad Inteligente no es necesariamente  sinónimo de tecnologías TIC avanzadas

La enorme evolución  de las  tecnologías TIC y su aplicación constante, cada vez en mayor volumen y especialización en las ciudades, permiten ver a estas como dotadas de un sistema nervioso, con el cual pueden captar toda la información que requieren y actuar, activar las acciones concretas de cómo debería reaccionar de manera acorde a los tres objetivos mayores que ya hemos expresado.

Sin embargo ello; sin procesamiento de información, toma de decisiones, almacenamiento de datos claves y demás; no puede ser suficiente para darle el rótulo de  “inteligente”. Es ahí donde se equivocan muchas empresa de tecnologías TIC con su enfoque muy elemental de solo suministrar tecnología, así sea ella altamente sofisticada.

Sabiduría Colectiva

La mente de una persona se produce en su cerebro, donde millones de neuronas interconectarlas dan vida a la mente.

En una sociedad cada persona es una “neurona”; que si está bien conectada, conforma parte de la “mente” inteligente de la ciudad. De allí  el papel clave del ciudadano; si esta o no activo.

Las personas son siempre muy inteligentes, los ciudadanos pueden serlo solo si las entidades públicas responsables los conectan, los empoderamos  y les permitimos sumar a esa inteligencia y crear la inteligencia de ciudad, de su sociedad.

Así como el cerebro de una persona no es más inteligente que el de otra porque tenga neuronas más inteligentes (las neuronas son en términos generales iguales en todos los cerebros); no hay una ciudad más inteligente que otra porque tenga ciudadanos más inteligentes, sino porque tiene  más de ellos activos, bien enlazados en red y armonizados.

No hay ciudades inteligentes, hay ciudadanos inteligentes interconectados

Equidad

Es también una obligación moral incluir a todos los ciudadanos, porque en una era de conocimiento como la que ahora vivimos, no intégrarlos significa crear una nueva división que aumentará los niveles de desigualdad y hará menos posible una sociedad sostenible: una ciudad inteligente.

En el momento que alguien sabe algo nuevo, algo que yo aún no conozco, se crea desigualdad. En una era de conocimiento, quien posee más conocimiento, también puede generar ingresos desde ello y por tanto condiciones de vida diferentes y terminará produciendo también desigualdad socio-económica.

Si las brechas  se siguen ampliado y el sistema público no logra un funcionamiento equitativo con todos los ciudadanos, quien tiene conocimiento; y por ello tal vez mayores recursos económicos, tiene también más poder y más posibilidades de alterar las decisiones colectivas de la sociedad y afectar de forma no equitativa  a los ciudadanos más vulnerables.

Mientras más desigual y segregada sea una sociedad; una ciudad, más difícil le será aprovechar el potencial de todos sus ciudadanos para crear, para innovar de forma conjunta y solucionar los retos sociales que enfrenta y mantenerse competitiva, sostenible. No podrá llegar a ser una ciudad en realidad inteligente.

A su vez crear una sociedad inteligente, innovadora requiere generar a gran velocidad nuevo conocimiento e involucrar en una red social poderosa a la mayor parte de su población, so pena de aumentar su desigualdad.

Es un reto desafiante para una ciudad: aumentar el conocimiento, pero impedir a la vez que sea solo un subconjunto “élite” de la sociedad quien lo ejecute y se beneficie de ello. Eso no es moralmente aceptable y será la mejor manera de no disponer de un futuro apropiado para todos.

Capacidades de Innovación de una Ciudad Inteligente

Para que nuestra ciudad sea en verdad INTELIGENTE, pueda innovar, ser consciente de sus retos y los solucione como un nuevo “ser” autónomo, hay que lograr varias capacidades:

1.    Conectar a todos los ciudadanos mediante redes TIC avanzadas y ampliar la capacidad de las redes sociales tradicionales.

2.    Prospectar la cuidad al futuro mediante tanques de pensamiento público privados. Mantener un proyecto coherente de ciudad futura entre todos. Una visión colectiva.

3.    Disponer de la información clave  necesaria mediante datos abiertos públicos y privados: como la memoria de la sociedad.

4.    Tener priorizados y bien  definidos los retos que se deben solucionar

5.    Crear mecanismos de pensamiento desde su parte pública como cerebro ejecutivo de esa mente.

6.    Diseñar en equipo: universidad, empresa, estado y sociedad, las soluciones innovadoras  requeridas.

7.    Estructurar nuevo esquemas de gobierno abierto desde y con el ciudadano, altamente transparentes y trazables en sus acciones y en los cuales los ciudadanos asuman al corresponsabilidad de hacer funcionar las innovaciones  seleccionadas.

8.    Lograr que los problemas sociales más apremiantes sean la prioridad en la solución y una oportunidad de innovación  y emprendimiento de la ciudad.

9.    Transmitir de manera eficiente  la  repuesta de la ciudad desde la acción conectada, coordinada  de todos los ciudadanos en las redes sociales que los conforman y desde la infraestructura TIC, para poder llegar las escalas de ciudad requeridas.

10.  Mantener una dialogo permanente  y en línea con otras ciudades y sociedades para compartir conocimiento, soluciones ya probadas y análisis de los retos aún sin solución.

11.  Desarrollar un esquema de  funcionamiento continuo de re-alimentación  entre lo que está sucediendo (sensores) y las soluciones requeridas (actuadores);  para aumentar la resiliencia y la sostenibilidad de la ciudad.

La velocidad a la que evolucionan hoy las  sociedades en el mundo y la forma en la que se aceleran la dificultad de los problemas en las ciudades, hace imprescindible esquemas continuos de solución y no discontinuos en el tiempo como ocurría en el pasado. Ya que al hacerlo de esa forma; cuando se retoma la búsqueda de la solución de un problema,  posiblemente él puede haberse agravado tanto, que la sociedad no disponga ya de los inmensos recursos necesarios para solucionarlo o al menos para  limitar su efecto nocivo sobre sus ciudadanos.

Futuro de las ciudades Inteligentes

Cada vez que las ciudades se digitalizan más, los datos no son sólo el reflejo de la realidad “análoga” última que conocemos y se convierten en  la realidad en sí misma. Un ejemplo: los valores numéricos en los bancos, en las empresas, en las entidades públicas, en sus sistemas de información;  son  el reflejo de lo que en “realidad” ocurre en la economía, pero en  la medida que el dinero físico deja de circular, la economía es en sí misma digital.

Actuando allí, solo sobre datos, se altera también la realidad de la  sociedad. Debemos imaginar lo que esto significa en todo ámbito de la vida de los ciudadanos a futuro en una completa ciudad inteligente.

Director de Planeación y Prospectiva Ruta N, Medellín