Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
Sobre innovación hay más lugares comunes y saberes circulantes de lo que normalmente se cree.
La ciencia normal (TH. Kuhn) es ciencia que se ocupa de lo que hay, lo que sucede, lo que pasa. No hay ningún problema con eso. Pero las revoluciones científicas pasan por, y se fundan, en pensar además de lo real, en lo posible.
Pues bien, quiero destacar aquí dos maneras, y al mismo tiempo dos ejemplos, para pensar en posibilidades, bastante más inteligentes que los habituales ejercicios de prospectiva y demás (que son unas de las formas estándares como se hace creer que se trabaja sobre futuros y futuribles).
Se trata de la lógica de contrafácticos y de un capítulo fabuloso de la literatura, la ficcias importantes de la mecánica citerpretaciones mas importantes de la mecesde cuatro perspectivas diferentes. En la jerga cuón cuántica.
Grosso modo, la lógica de contrafácticos forma parte de un capítulo inmensamente mayor y bastante más sugestivo: las lógicas no-clásicas. Básicamente el esquema de la lógica de contrafácticos es el siguiente:
(1). A à B
(2). ~ A
(3). ¿B?
Y que sencillamente significa, por ejemplo, lo siguiente: (1) Los aliados y la URSS ganaron la segunda guerra mundial (y Alemania, Italia y Japón fueron derrotados). (2). Supongamos que no es el caso que A; esto es, los aliados y la URSS no ganan la segunda guerra mundial. Entonces (3). ¿Qué habría pasado con B? Esto es, ¿qué habría sucedido si Alemania y Japón ganan la segunda guerra mundial?
La lógica de contrafácticos es un esencialmente un experimento mental basado en la negación hipotética de los hechos o de los antecedentes.
Así las cosas, dado que en lógica la relación más importante es la de implicación (à), todo el trabajo consiste en pensar, llevándolas hasta el extremo, las posibilidades de lo que habría podido suceder con B.
La lógica de contrafácticos ha sido ampliamente usada en campos como la historia, la política y las relaciones internacionales. Su significado heurístico estriba en evitar el determinismo histórico. Pues bien, el determinismo histórico es la tesis que afirma que los acontecimientos (históricos) no pudieron haber sucedido de otra forma que como tuvieron lugar.
Se trata de una crítica del realismo ingenuo tanto como del determinismo y el reduccionismo; histórico, político o de otra índole.
Como se observa, se trata esencialmente de un ejercicio de imaginación, fundado en mucha y en buena información tendiente a pensar mundos posibles qué hubieran podido acontecer si las decisiones, las acciones o los agentes, por ejemplo, hubieran sido otros. La bibliografía sobre la lógica de contrafácticos es relativamente amplia, pero especializada.
Otra vía para pensar en posibilidades lo ofrece un capítulo reservado para una amplia minoría, que es la ficción cuántica.
En literatura, estamos acostumbrados a la literatura costumbrista, al romanticismo, a la novela corta, el cuento, y otros géneros más. Pues bien, recientemente se ha desplegado un capítulo novedoso y sugerente.
Se trata del ejercicio de ficción basado en un muy buen conocimiento de las ideas fundacionales o básicas de la teoría cuántica.
Sin ninguna duda, la primera obra, colosal, fuente de la literatura cuántica es el Cuarteto de Alejandría de A. Durrell. Como es sabido, se trata de una misma historia contada desde cuatro perspectivas diferentes. En la jerga cuántica, se trata de dos de las interpretaciones más importantes de la mecánica cuántica, a saber: la interpretación de múltiples mundos (Everett) y la de múltiples mentes (Zeh). Esta idea puede ampliarse y complicarse un tanto más. Dejemos los detalles técnicos de lado.
Se han escrito varios trabajos (tesis de doctorado y estudios) sobre la obra de Durrell en el sentido mencionado.
El origen formal de la ficción cuántica se centra en una novela de 1995 de V. Bonta, Flight: a Quantum Fiction Novel. Las novelas de este género van siendo relativamente numerosas a la fecha, y ya en el país se encuentran en algunas librerías algunos títulos.
El tema de base de la ficción cuántica consiste en trabajar con posibilidades y con probabilidades, dicho de una manera general. En términos más específicos, se trata de la exploración de mundos paralelos, superposición cuántica, trabajos acerca del principio de complementariedad tanto como el de incertidumbre, y otros.
Apasionante, la ficción cuántica tiene el mérito de tomar distancia o rechazar cualquier interpretación del mundo y de la realidad basados en la mecánica clásica; esto es, la creencia justamente en el determinismo, en la causalidad (y la multicausalidad), el reduccionismo y realismo ingenuo.
En efecto, una idea central de la mecánica cuántica, adelantada ya por P. Jordan y N. Bohr es que la realidad no existe, “allá afuera”, independiente del observador. Por el contrario, más radicalmente, la observación del fenómeno al mismo tiempo crea el fenómeno y modifica el comportamiento del objeto observado.
Pensar en posibilidades es la más auténtica, innovadora y radical de las tareas de una inteligencia sensible. No es necesario, desde ningún punto de vista, reducir los intereses y la atención a lo que sucede, lo que hay, y lo que está “allá afuera”.
Las heurísticas para pensar en posibilidades son en verdad amplias y sugestivas, y conforman, grosso modo, el núcleo de las ciencias de la complejidad.
Lógica de contrafácticos y ficción cuántica: dos capítulos ampliamente desconocidos por el gran público tanto como por expertos en estudios de futuro, estrategia e innovación.
Como se aprecia, sobre innovación hay más lugares comunes y saberes circulantes de lo que normalmente se cree. Un motivo para sospechar y entonces girar la mirada en otras direcciones, acaso bastante más sugestivas y radicales. En fin, la complejidad misma del futuro y de las posibilidades.
Nota: Existe una novela de culto que trabaja sobre el “hecho” de que Alemania y Japón hubieran ganado la segunda guerra mundial.