Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
Con un dedo este libro cobra vida si el lector está dispuesto a seguir las instrucciones. El reto, recomendar un libro que se llama Un libro.
Me declaro apasionada por la literatura infantil y es difícil encontrar libros de este género que sean innovadores desde la propia historia. En 2011 tuve la oportunidad de vivir dos meses en Boston. Mi casa quedaba muy cerca de Harvard, y para ir a la estación del metro, pasaba todos los días –sagradamente- frente a la librería Harvard Book Store.

Un día me animé a entrar y descubrí un libro, EL LIBRO: Press Here del francés Hervé Tullet y publicado por la editorial Chronicle Books. Lo leí y no podía creerlo. Estábamos en un momento en que la tecnología y los dispositivos electrónicos estaban en pleno auge, acababan de lanzar el Ipad, las tabletas y este libro.

Cuando pienso en innovación lo primero que se me viene a la cabeza fue la experiencia que tuve al descubrir este libro, leerlo, jugar, aceptar la ficción, seguir las reglas y al final celebrar -con aplausos- la existencia de esta tecnología que nos ha acompañado por tantos siglos, y que hoy, más que nunca, está vigente.
Cuando lo leí no sabía si era literatura infantil, no supe categorizarlo, y tampoco supe si comprarlo o no. Así que decidí volver. Debo decir que cuando un libro me encanta, contadas son las veces en que no sale conmigo de la tienda. Volví al día siguiente y resolví que sería el regalo perfecto para las hijas de un primo que visitaría en Nueva York en año nuevo. Lo compré y tan pronto regresé a la casa subí las escaleras para mostrárselos a Olga y Jeffrey, quienes me estaban hospedando. Quedaron fascinados, les pasó lo mismo, vi en sus caras el desconcierto, la sorpresa, emoción y diversión de leer un libro que parecía único. Resultó que sí lo era.
Viajé a Nueva York, lo llevé de regalo y toda la familia lo disfrutó, creo que en una noche lo leí más de cinco veces, y en ese instante comprendí que uno si tiene un niño interior que va con uno a todas partes. Después de esta breve visita, volví a Boston decidida a tener mi propio libro. Cuál no sería mi sorpresa al saber que Olga había comprado cuatro ejemplares para regalar. Me di cuenta del valor que tiene el recomendar un libro que te encanta, y que supera las palabras lindo o bonito. Este libro es una experiencia en sí mismo.
Primera parada Harvard Book Store, estaba agotado. Pensé, por qué no compré dos de una vez. Desde ese día compró dos ejemplares de mis libros favoritos, si no lo tengo y si planeo regalar uno de ellos. Tuve que visitar todas las librerías en Boston, y al final, después de tres semanas, lo conseguí.

Volví a Colombia con este libro que fue traducido por Kókinos en España y por Océano en Colombia como Un libro. Apenas lo conseguí hizo parte de nuestros primeros veinticinco libros de la colección de Picnic de Palabras, un proyecto social desde donde promovemos la lectura en familia al aire libre. Es un libro que no puede faltar jamás, está en nuestro top 5. Los lectores al verlo lo leen, lo recomiendan, lo comparten, y para los niños nunca es suficiente una sola lectura y para los papás es un libro que los hace volver a ser niños.
Aún me pregunto si es literatura infantil, gracias a este libro aprendí y descubrí que entre más avanzamos, la creatividad es la más beneficiada. Es un libro que si tuviera que definirlo en una palabra sería, sin lugar a dudas, innovación. Es muy sencillo, es aparentemente muy simple y eso todo esto lo que lo hace fascinante.
Después del éxito que tuvo, el autor ha continuado publicando más libros. Aunque era fácil caer en una fórmula ante la acogida que ha tenido a nivel mundial, debo decir que celebro que el autor no se sienta satisfecho, y mantenga su estilo en la exploración del libro como objeto. Claro, con aciertos y desaciertos. Más allá del resultado, admiro su relación con el libro desde la mirada que le ha dado como lugar de experiencias y, sobre todo, como un espacio único que invita a sus lectores a ser activos, a intervenirlo, a participar y darle vida, no solo con su voz sino también con sus manos.
Para saber más de este fascinante artista los invito a visitarlo en: http://www.herve-tullet.com/en/accueil.html