El 28 de septiembre se publicó el Índice de Competitividad Digital 2022 del International Institute for Management Development (IMD). Los resultados muestran que a Colombia no le fue bien, perdimos una posición con respecto a 2021 y ocupamos el lugar 60 entre 63. Aunque el país ha mostrado avances notables en frentes muy concretos como emprendimiento (Global Entrepreneurship Monitor), Gobierno Digital (Oecd) e Inteligencia Artificial (Oxford Insights), este índice de Competitividad Digital, por su parte, persiste en evidenciar debilidades más estructurales. ¿Por qué el mal desempeño del país en esta medición?

El índice está compuesto de tres factores: Conocimiento, Tecnología y Preparación para el futuro. Cada factor consta de tres subfactores y cada subfactor de una cantidad determinada de variables. La medición agrega en total 52 variables, de las cuales 20 provienen de una encuesta diseñada por el IMD que captura la percepción de líderes y empresarios, y las 32 restantes son de fuentes secundarias, que pueden ser variables objetivas o resultados de otras encuestas de percepción.

En la medición de 2022, Colombia ocupa el puesto 60 entre 63 países y el lugar 8 entre 9 países de América. En general, el país evidencia caídas en los tres factores entre 2021 y 2022: en Conocimiento pasamos de la posición 56 a la 57; en Tecnología, de la 60 a la 61; y en Preparación para el futuro se evidencia la caída más fuerte, de 53 a 56.

De acuerdo con el informe país que publica el IMD, la mayor debilidad en el factor de Conocimiento está en la variable de concesiones de patentes de alta tecnología; en Tecnología, el cumplimiento de contratos y el servicio de Internet móvil; y con respecto a Preparación para el futuro, las capacidades de ciberseguridad se destacan como el punto más débil.

En suma, aunque hay variables en las cuales Colombia muestra avances (ver informe país), como inversión en telecomunicaciones, “e-government”, posesión de teléfonos inteligentes, publicaciones científicas, entre otros, en el balance es un país que no muestra suficientes avances para que las tecnologías digitales contribuyan a la competitividad y generen bienestar en la población, o al menos no tan rápido como lo están haciendo otros países.

A continuación, planteo dos reflexiones.

La comunicación de los avances

Una observación importante es que si revisamos el top 10 de las variables que más mejoraron y las que más empeoraron entre 2021 y 2022 (ver tabla), se evidencia que las mayores caídas están en variables que en su gran mayoría (9 de 10) son de la encuesta de percepción que realiza el IMD a líderes y empresarios. Por su parte, entre las que más mejoraron, 5 son de esta encuesta y las otros 5 son de fuentes secundarias.

Análisis realizado por el Departamento Nacional de Planeación

Sin el ánimo de excusar los malos resultados en este índice, la caída tan fuerte jalonada por las variables de percepción del IMD puede reflejar dos cosas: la primera, que en efecto los encuestados tienen un diagnóstico preciso de esas variables; o, la segunda, que quizás sí hay avances, pero estos han pasado desapercibidos.

Por ejemplo, capacidades en ciberseguridad (cae de la posición 51 a la 57). Casos como los del Dane e Invima han podido impactar negativamente en la opinión, pero también es cierto que ransomware ha sido desde 2020 el arma preferida de los ciberdelincuentes contra las entidades gubernamentales a nivel global, y Colombia no es la excepción.

Si se mira en perspectiva, se podrían valorar de manera positiva avances en materia de gobernanza y de capacidades en el país. Incluso la puesta en marcha de un PMU ciber para las elecciones pasadas resultó ser un ejercicio exitoso e inédito de coordinación interinstitucional en Colombia y en la región. El comportamiento de estos indicadores de percepción hace entonces reflexionar sobre si hay problemas para comunicar los avances.

Revisar el ciclo de política pública

Es necesario revisar también el funcionamiento del ciclo de política: formulación, implementación y evaluación. En los últimos años se han formulado grandes políticas en materia digital como el Conpes 3975 Transformación Digital e Inteligencia Artificial, el Conpes 3988 Tecnologías para aprender y el Plan de Transición a Nuevas Tecnologías, por mencionar solo algunos. Pero a veces hay cuellos de botella en la implementación. Y, además, muy importante, tenemos poco de evaluación de resultados e impacto que nos permita reformular lo que sea necesario. Este posible corto circuito en el ciclo de las políticas de transformación digital hace que no se materialicen del todo los beneficios de las tecnologías digitales para la competitividad. Y esto es un problema estructural del país, que no solo pasa en el sector de tecnologías, sino en todos los sectores.

Y, a propósito de las políticas antes mencionadas, en 2019 Colombia fue uno de los primeros países de la región en tener una política de transformación digital e inteligencia artificial mediante el Conpes 3975. Este documento de política generó un marco de coordinación interinstitucional para que el país avanzara en todos los frentes: empresas, gobierno y ciudadanos. Esta política cierra acciones en 2022. Por eso, es un momento oportuno para revisar sus resultados y plantear una versión 2.0 con un alcance más ambicioso que lleve al país a mejorar en competitividad digital en el mediano plazo.

En últimas, los resultados del Índice de Competitividad Digital muestran que no se puede bajar la guardia en el desarrollo digital del país. Las tecnologías digitales no son un tema menor a la hora de promover el crecimiento económico, la competitividad y el bienestar de las personas.

Economista y PhD en Economía Aplicada. Ha sido Viceministro de Transformación Digital en el Ministerio TIC, Director de Desarrollo Digital en el DNP, ha estado vinculado a centros de investigación como CERAC y Fedesarrollo, y a universidades como la Universidad Autónoma de Barcelona, Berlin Graduate...