La practicidad, alta oferta y bajo precio de los empaques desechables, tanto de plástico como de icopor, le ganan diariamente y con altísima ventaja al sentido común si de hambre se trata. ¿Recordamos a esa hora todo lo que está en juego a costa de nuestro insaciable apetito?

El primer porta comidas del que tengo memoria tenía tres compartimentos verticales, era redondo y de plástico, del mismo modelo que lucían los maestros de obra que salían a almorzar en antejardines, andenes y parques aledaños a sus zonas de trabajo. Años después, mientras se empieza a reglamentar el uso de las bolsas plásticas  y a volver hábito o moda hacer la compra con la misma canasta, caja o bolsa,  seguimos recibiendo sin otra opción dentro de una bolsa plástica, en contenedores desechables de plástico e icopor el irrespetado alimento. Basta observar el paisaje urbano al medio día para quedar con las imágenes de un hambre sin inteligencia, y el éxito de la oferta desechable de quien sin admirar la perfección de un bocadillo veleño la aprovecha.

Es la directora de la Fundación Promedio. Estudió diseño industrial en la Pontificia Universidad Javerina y un posgrado en arquitectura y artes efímeras en la Universidad Politécnica de Cataluña.