Uno de los aportes más importantes que nos hemos hecho como humanidad y que respalda, de manera literal y muchas veces al extremo, nuestra elección de no trasladarnos, es la silla. Desobedeciendo a la capacidad de permanente movimiento que tiene la articulación de la cadera, aprendemos desde una edad temprana una postura sedente que en la adultez puede alcanzar una media de 7 horas diarias, según estudios de expertos en puestos de trabajo y ergonomía, que también recomiendan intercalarla de vez en cuando, no vaya a ser que empecemos a echar raíces.

Tanto tiempo de un día reposa nuestro cuerpo en una silla, que el reto para sus diseñadores ha sido que espaldar y sentadero se mimeticen con cada cuerpo que le descargue su peso, repartiéndolo en cuatro patas. Imaginar, recrear, desarrollar y producir una nueva silla, se resume en cada modelo icónico que estudiosos de la historia del diseño han situado en la linea de tiempo de una humanidad que pareciera sentarse más a partir de la revolución industrial y de un oficio que explota en creatividad infinita con propuestas de mobiliario que contradicen, acatan, reformulan y varían las posibilidades de acción del propio cuerpo al parar de desplazarse, para encontrarse, para sentirse, para sentarse.

Sentados nos concentramos en tareas concretas que requieren quietud y atención, incluyendo la de parar a no hacer nada. Sentados comemos, descargamos nuestro peso y excrementos; sentados vamos llevados por otro esfuerzo que no es el nuestro, transportados sobre ruedas o en varias sillas instaladas en vehículos que nos acortan distancias.

Sentados ocupamos, expresando que nos vamos a quedar más que unos minutos, (como sedados y en calma) en el que elegimos o nos asignan como nuestro lugar, el que unos sentirán como puesto y otros como trono (situación que ya depende del entrenamiento que del sentido de la vida, cada sedentario tenga). 

Desde Fundación Promedio y en conjunto con otras empresas y personas con las que hemos trabajado durante estos 13 años, lanzamos un concurso en el que puede participar todo el mundo y que premiará la mejor propuesta de diseño, tanto colombiana como extranjera, de una silla de chusque scandens o bambú andino.

Toda la información del concurso aquí.

Jurados

Dominic Sturm, Suiza/ Christine Facella, Estados Unidos/ Heikki Ruoho, Finlandia/ Paola Cabrera, Colombia/ Martha Martínez, Colombia.

Asesor científico: Mateo Hernandez Schmith

Asesora ambiental de la CAR: Laura Lorena Garavito

Cheff: Maryam Tertel

Jurados y anfitriones: Catalina López B. Samuel Córdoba

Patrocina: Pinturas Tito Pabón

Apoyan: Ediciones Uniandes, Universidad de Los Andes/ La Silla Vacía/ Munay botánicos del territorio colombiano/ Música Oceánica/ Sabah 

Organiza: Fundación Promedio, La Calera, Cundinamarca, Colombia

Es la directora de la Fundación Promedio. Estudió diseño industrial en la Pontificia Universidad Javerina y un posgrado en arquitectura y artes efímeras en la Universidad Politécnica de Cataluña.