Si bien no hay recetas para trabajar la diversidad en los escenarios educativos, proponemos desde nuestra experiencia, cinco elementos que deberían ser considerados si queremos pasar del dicho al hecho.

* Este texto fue coescrito con Carolina Taborda, maestra en arte dramático y profesional de mediación en Proantioquia

Es un hecho que, en la escuela del siglo XXI, abundan situaciones que hacen necesario poner en práctica un discurso coherente y reflexivo sobre la diversidad. Este tema va más allá de las políticas públicas, que empiezan a existir en el país de manera más o menos coherente, y debe centrarse en la creación de un clima que busque el reconocimiento de la diversidad, como una construcción de símbolos y signos, que se generan a partir de la interrelación entre personas.

Estas formas de aprendizaje, dadas dentro del aula, deben partir de un conjunto de actividades significativas y desde formas relacionales que integren los materiales y las disposiciones del salón. Además, estas acciones deben estar pensadas para que convivan en ellas diferentes tipos de pensamientos, preceptos y afectos. De esta manera todo este escenario – al que llamamos aula – estará pensado para propiciar mecanismos de convivencia que posibiliten la diversidad y el pluralismo.

Los ejercicios pedagógicos contemporáneos deben ir más de procesos de enseñanza bajo parámetros uniformes, pues estos no permiten a los estudiantes confrontarse con otras formas de entender la realidad. Es urgente fomentar el trabajo colaborativo, ampliar el diálogo entre diversos criterios, posibilitar una concepción ciudadana para el futuro, y reflexionar, permanentemente acerca de nuestras formas de entender el mundo, las de otros y los marcos de relación entre estos tipos de pensamiento diversos.

Para avanzar en esta tarea nos proponemos enunciar cinco posibles principios para el trabajo didáctico con miras a favorecer la diversidad dentro de la cotidianidad del aula:

 1- Planificación colaborativa: consideramos la importancia de proponer la discusión asertiva y consensuada, dentro del espacio de aprendizaje, de las didácticas que se utilizarán y la evaluación pertinente, así como la realización de mejoras o cambios al proceso.

2- El espacio físico: este elemento tiene que ver con los contenidos y diversas formas de acercamiento a los mismos. La organización del espacio es fundamental para el relacionamiento  y el alcance de objetivos específicos en grupo y para disponer al estudiante a la participación activa y al debate diverso.

 3- Trabajo entre pares: Los estudiantes deben tener espacios dados por el docente mediador para aprender con sus compañeros. Estos espacios deben considerar tanto las etapas de creación, como formas de evaluación. El trabajo entre pares aumenta la motivación y facilita la escucha y comprensión de otros puntos de vista.

4– La imaginación narrativa: La capacidad de imaginar otras formas de vida hace comprender al estudiante que existen personas diferentes a ellos, ayuda al desarrollo de la disciplina y favorece el concepto de compasión como modo de reconocer, corporalmente y emocionalmente, los comportamientos que le suceden a alguien más.

5- Hacer énfasis en las diferencias cognitivas y afectivas: esto se refiere a que para el fomento de la diversidad, los docentes deben tener en cuenta propuestas donde se reconozcan las necesidades particulares del alumno, así como su condición emocional como base para la construcción de relaciones con el conocimiento.

Estos principios hacen parte del reconocimiento que hemos ido desarrollando con la implementación de los programas educativos que en Proantioquia desplegamos. No intentan, desde luego, ser una receta o un único camino. En todo caso, el trabajo de la diversidad implica reflexiones de contexto y construcciones colectivas. Bienvenidos los aportes. Creemos que solo desde un trabajo múltiple pasaremos de tolerar la diferencia a promover la(s) diversidad(es).

Es consultor en educación. Estudió ingeniería civil y maestrías en desarrollo humano y en intervención social. Sus áreas de interés son la eduación, las políticas para la diversidad y los proyectos que favorezcan el desarrollo local y la ciudadanía.