Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
Mucho se habla sobre el fenómeno finlandés, pero hay temas que poco se tratan y que también son muy importantes. El sindicato de maestros, el currículo basado en competencias y la clase de económica domestica son algunas de los temas que toco en esta reflexión.
Algo sobre lo cual siento enorme curiosidad es la forma en que funcionan los sistemas educativos, tanto los nacionales como los regionales, y cómo nos vemos los maestros en esos sistemas.
Durante una semana tuve la posibilidad de visitar y conocer de primera mano el sistema educativo finlandés. Mucho se dice sobre los aciertos de este sistema, que aún lo mantienen como uno de los mejores, sexto puesto después de China, Singapur, Macao, Hong Kong y Estonia según los resultados PISA 2018.
En este texto quiero alejarme de los puntos comunes que habitualmente los estudios señalan del sistema finlandés y hacer una reflexión sobre los detalles menos comunes desde la visión del maestro.
En Finlandia los maestros también tienen sindicatos con poder. Al igual que Colombia, el sindicato de maestros de Finlandia es muy fuerte; sin embargo, las agendas y líneas de trabajo son muy diferentes. En Finlandia el sindicato entiende que la única manera de proteger los intereses de los maestros es hacer de la docencia una profesión fuerte y muy exclusiva, altamente selectiva y que quienes la ejercen sea de excelencia. En suma, el sindicato es un verdadero club de los maestros de lujo.
En Colombia, los sindicatos de maestros promueven el nombramiento y permanencia de docentes con la menor cantidad de requisitos posible, entre más fácil mejor, lo importante es sumar afiliados y ascender rápidamente. Por ejemplo, en la última propuesta de Fecode sobre estatuto docente se propone continuar admitiendo a la carrera docente profesionales no licenciados, tema que fue criticado por el mismo Fecode en 2002 cuando se creó el decreto 1278. En la propuesta de Fecode no se logra ver el fortalecimiento de la trayectoria de la profesión docente, que debería empezar desde el ingreso a la universidad para formarse como maestro hasta la jubilación. Por supuesto todo sindicato debe velar por los intereses de sus afiliados, eso hace el de Finlandia.
En Finlandia los futuros maestros empiezan el proceso de selección desde el ingreso a la universidad. El gobierno estima el número de profesores que se requiere formar y restringe el cupo de estudiantes que ingresan a la universidad a carreras de pedagogía basada en esa estimación. De esta manera, quienes hacen programas universitarios para convertirse en maestro tienen una alta probabilidad de obtener un trabajo inmediatamente se gradúan. Además, la educación para estos estudiantes (futuros maestros) es gratuita. Esto ha permitido tener dos pasos en el proceso de selección.
El primero paso es una prueba estandarizada estatal, tipo saber 11. Solamente los estudiantes que alcancen puntajes superiores al 30% de la población, en esa prueba, pueden inscribirse a la universidad como aspirantes en los programas de educación.
El segundo paso está en cabeza de las universidades, las cuales tienen un proceso de selección muy riguroso cuyo énfasis es identificar, entre los aspirantes, cuales tienen el potencial de convertirse en maestros excelentes.
En Colombia las personas que terminan los programas de licenciaturas deben esperar en promedio 10 años para ingresar a la carrera docente, si lo logran. Esto se debe, entre otras razonas, a que pueden ingresar profesionales no pedagogos a la carrera docente; no hay concursos con la frecuencia que se requiere y no están bien diseñados y; las universidades forman más licenciados de los que se requieren, casi el doble. Tan sólo en 2019 se graduaron más de 24 mil licenciados.
En Finlandia hay una genuina preocupación por las lenguas nacionales, finlandés y sueco. Si bien se ha iniciado una apuesta muy tímida por escuelas donde la lengua de instrucción sea diferente a las lenguas nacionales, los maestros y directivos docentes tiene claro que se debe dedicar el mayor esfuerzo posible a que la lengua materna se desarrolle plenamente. Por ejemplo, no aceptan docentes que no dominen las lenguas nacionales. En Colombia soñamos tener escuelas bilingües sin aun dominar la lengua materna, esto se evidencia en las pruebas Saber de lenguaje.
El 98% de los estudiantes en Finlandia van a una escuela pública, para esto, una apuesta importante es garantizar que todos los estudiantes en todo el país tengan recursos muy similares tales como dotaciones (talleres, equipos, entre otros); compañeros muy diversos (estudiantes de todas las condiciones sociales) y profesores con características muy parecidas (de alto nivel), lo cual genera equidad. En Colombia hay mucha variabilidad en recursos y calidad de profesores entre escuelas, lo que aumenta la inequidad, pues las escuelas con estudiantes más vulnerables no tienen los mejores recursos y profesores.
En Finlandia la tasa de reprobación es cercana a cero, esto no se debe a que los estudiantes sean super dotados. Cerca del 67% de los estudiantes han tenido que acudir a algún tipo de ayuda o acompañamiento para superar las dificultades en su proceso educativo. Precisamente tener una estrategia preventiva y no remedial, ha permitido que la tasa de reprobación sea una de las más bajas del mundo. En Colombia, la reprobación tiene diferentes “usos”, habiendo dos puntos extremos. Para algunos profesores colombianos la reprobación permite que los estudiantes se “pongan al día” superando sus dificultades académicas. Para otros, la reprobación es el mecanismo de poder del maestro.
En Finlandia ya se superó el debate sobre el currículo único y la educación basada en competencias. Después de enormes debates sobre la educación que el país requiere, se hizo una gran reforma educativa en 2016. La reforma transforma el currículo del país en uno basado en siete competencias[1]: pensar y aprender a aprender; gestionar la vida diaria, cuidarse a uno mismo y los otros; competencia cultural, interacción y expresión; multi-alfabetización; competencias en las tecnologías de información y comunicación; competencias para el mundo del trabajo y el emprendimiento; participación, influencia y construcción de un futuro sostenible.
El currículo único finlandés es una guía o referente que el maestro debe adaptar a las necesidades de los contextos educativos. Esto es realmente sorprendente, pues, guardadas proporciones, es muy similar a lo que se tiene en Colombia gracias a la ley general de educación del 94 y el decreto 715 de 2002.
Nosotros tenemos unos estándares de competencias y lineamientos curriculares que deben ser adaptados por los maestros según las necesidades de cada escuela en el marco de su Proyecto Educativo Institucional (PEI). Sin embargo, aunque la normativa colombiana fue de vanguardia para su momento, los maestros no supimos aprovechar el poder que nos daba la ley y el debate pedagógico se ahogó, no supimos qué hacer.
Con el tema de las competencias sucede algo similar a lo del currículo, pues aunque nace muy temprano la idea del desarrollo de competencias para el área de lenguaje en Colombia con el profesor Jurado, la oposición feroz, por la incomprensión o miedo a lo desconocido, no permitió un avance en la discusión nacional. Otros países y organismos multilaterales rápidamente adoptaron la idea, generando grandes desarrollos sobre el tema.
Hoy Finlandia está implementando un currículo basado en competencias, que busca una integración entre áreas para lograr una educación más pertinente y con sentido. Aunque tarde para ser pionera, Colombia avanza de manera importante en esta dirección. Por ejemplo, en las Bases del Plan Nacional de desarrollo 2018-2020 se destaca que el Programa Todos a Aprender “hará énfasis en el desarrollo de competencias transversales: comunicación, resolución de problemas y competencias socioemocionales y ciudadanas. ”.
Siendo el Programa Todos a Aprender uno de los más relevantes en la formación de docentes en ejercicio, se espera que avancemos rápidamente en esta materia, especialmente por el compromiso adquirido en el PND: “El programa se fortalecerá en el cuatrienio, ampliando su alcance, desde preescolar hasta grado séptimo, mejorando las transiciones de preescolar a básica primaria y de básica primaria a secundaria; facilitando así la adaptación de los estudiantes en los siguientes grados.”
Algo muy particular en Finlandia, que llama especialmente la atención, es que hay una asignatura denominada economía doméstica. Cocinar, coser, y el aseo, son solo algunas de las cosas que se pueden aprender en esta asignatura. Después del almuerzo todos los estudiantes y profesores colaboran para dejar el comedor limpio y organizado. Hay talleres con máquinas de coser y cocinas. Como si fuera poco, la maestría a la que más se inscriben los maestros, la más popular, es precisamente la maestría en economía doméstica. Eso me hizo recordar la época en que fui a la escuela y debíamos lavar y encerar el salón cada viernes y lijar los pupitres cada fin de año para dejar todo como nuevo. Ya eso no se ve en las escuelas colombianas, o por lo menos, no es lo frecuente.
En Finlandia la discusión sobre la alimentación escolar se dio y superó a mediados de los 70s. Era claro en ese momento, y hoy se ratifica, que la alimentación escolar permite que muchos estudiantes tengan acceso a una adecuada nutrición además de incentivar a los hogares a enviar a sus hijos a la escuela. Alrededor del comedor escolar se pueden aprender muchas cosas: nutrición, el valor de compartir y tareas domésticas como la limpieza y el orden.
El docente de Finlandia tiene muy claro la importancia de su rol en la construcción de país, lo identitario de su profesión y las tensiones con otras profesiones y con los hacedores de política pública. El maestro finlandés critica las decisiones que los “economistas y financieros” hacen sobre temas sensibles a la educación pues “ellos [economistas y financieros] no saben que es estar en un aula”. Eso me hizo acordar de los maestros colombianos, un discurso muy similar.
Sin embargo, el maestro finlandés sabe que una vez está en el aula él es el profesional que resuelve, nada de “tecnología educativa” como en los 80s en Colombia. Como piloto experimentado, sabe qué hacer ante cualquier emergencia en el vuelo sin recurrir al manual, eso les da a estos colegas una identidad que poco he visto en Colombia. El maestro tiene un saber propio, el saber pedagógico y sobre ese saber, y sobre su práctica, investiga. No son pocos los casos en que el docente de la escuela tiene proyectos en conjunto con los profesores de la universidad, ver ese colegaje también es revelador.
Aunque hay más puntos que serían interesante revisar sobre el sistema finlandés, los expuestos anteriormente los traigo para abrir el debate. Por supuesto, muchos detractores dirán que ningún sistema educativo es comparable con otro, y muchos menos Colombia y Finlandia. Sin embargo, lo que hago en este texto es poner en diálogo maestros de dos países, poner a conversar a colegas.
[1] Thinking and learning to learn; Managing daily life, taking care of oneself and others; Cultural competence, interaction, and expression; traditional literacy, numeracy, media literacy and visual literacy; Multiliteracy; ICT competence; Working life and entrepreneurial competence; Participation, influence, and building a sustainable future.