El Colegio Rural Pasquilla: Vecinos del Doña Juana

Esta semana estuve en Pasquilla, una vereda de Ciudad Bolívar, al suroccidente de Bogotá, vecina del botadero de Doña Juana y de varias ladrilleras, en el lanzamiento de este capítulo de la serie Tejiendo Puentes, producida en colegios cuyos rectores se destacan por ejercer un liderazgo pedagógico transformador. ¡Me les quito el sombrero!

Y es que, ante semejantes vecinos, ni la rectora, ni los profes, ni los estudiantes y familias del Colegio Rural Pasquilla se han quedado mani-cruzados. Allá todo, absolutamente todo, es un descreste. Su proyecto pedagógico, basado en los principios del buen vivir, es potente y coherente. Todas las ideas y estrategias apuntan a recuperar y fortalecer saberes ancestrales como saber hablar, saber escuchar, saber pensar, saber trabajar, saber soñar, saber dar y recibir, saber comer y hasta saber danzar. El colegio tiene finca, cultivos, animales, invernaderos, maloca, aula ambiental y un sinfín de espacios, físicos y emocionales, en los que no solo los niños y jóvenes sino la comunidad en pleno, desde los más pequeños hasta los abuelitos aprenden, con creces, no solo matemáticas, lenguaje y todas esas cosas, sino a vivir en comunidad, de manera sostenible, y a ser unos felices mejores seres humanos.

Comparto acá este capítulo que plantea una reflexión sobre la necesidad de que la escuela mire la realidad regional, enfrente las problemáticas del contexto, en este caso especialmente relacionadas con la contaminación generada por el botadero, y contribuya a generar transformaciones tejiendo alianzas con la comunidad y con otros actores del sector y de la sociedad en general.