Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
Mucho se ha escuchado hablar recientemente del metaverso y de todas sus implicaciones, funcionalidades, ventajas y riesgos. Hay quienes lo definen como una de las formas más avanzadas de desarrollo digital, otros como una de las estrategias más prometedoras para hacer negocios en el futuro, e incluso algunos lo han considerado un espacio sin ley.
En todo caso, todos parecen convenir en que a través del metaverso, en donde convergen el “gaming online”, realidad virtual, realidad aumentada, contenido generado por el usuario y “networking” social, la forma en que interactuamos con el mundo cambiará para siempre, y donde hay cambios hay oportunidades. El metaverso será sin duda una de las formas en que se democratizarán los bienes, servicios y experiencias; y, sobre todo, será un espacio en el que la educación internacional cobra una pertinencia enorme y abre un universo de opciones innovadoras para expandirse.
El concepto de metaverso ya se conocía desde hace varios años, por ejemplo, a través de programas exitosos como Second Life, una comunidad virtual lanzada en 2003 y de acceso gratuito. No obstante, fue el año pasado cuando Mark Zukerberg, el creador de Facebook, anunció que invertiría más de 18.500 millones de dólares en un metaverso, y que el nombre de su compañía cambiaría a Meta, que este concepto se volvió famoso.
Aunque parece una gran inversión de dinero, esto podría justificarse si tenemos en cuenta que Bloomberg ha vaticinado que esta nueva forma de hacer negocios podría movilizar hasta 800.000 millones de dólares en 2024. Seguramente existen consideraciones éticas, psicológicas y de evolución de la experiencia humana, pero en todo caso hemos empezado a hablar del metaverso, a verlo como una opción tangible para desarrollar iniciativas, por ejemplo, las de internacionalización de la educación.
Pero ¿qué es el metaverso?
Según un artículo de JP Morgan, es una convergencia entre nuestra vida física y digital, en donde se crea una comunidad virtual en la que podemos trabajar, relajarnos, divertirnos, socializar y hacer transacciones. En estos espacios ciberespaciales podemos interactuar con otras personas a través de avatares que pueden ser personalizados de acuerdo con nuestros rasgos físicos y culturales. En otras palabras, es un espacio virtual personalizado por el usuario.
El metaverso está aún en una etapa temprana de evolución y con frecuencia surgen nuevas formas en la que puede utilizarse. Por lo pronto, es interesante ver cómo actualmente compañías han comenzado a vender sus productos y servicios a través de este y pueden tener un mayor alcance con unos costos menores. Por ejemplo, en vez de tener tiendas físicas en todos los países, las compañías pueden crear hubs y vender sus productos virtualmente. Existen compañías que, utilizando el metaverso, han llegado a vender zapatos digitales por 3,1 millones de dólares en siete minutos. Por su parte, Meta se prepara para vender sus productos a través de estos canales virtuales.
Existe otro tipo de actividades como conciertos, ceremonias, conferencias y venta de bienes raíces que podrán desarrollarse a través de esta nueva realidad, generando un gran interés por parte de las personas. No olvidemos que la pandemia nos ha legado una mayor vocación hacia la virtualidad y un desarrollo acelerado por parte de la humanidad en términos de apropiación digital.
En términos de educación, el metaverso se convierte en un aliado al propender por una educación no tradicional, experiencial y fuera de las aulas. Se trata de aprovechar las habilidades digitales de nuevas generaciones y, además, de unirse a la construcción de habilidades blandas, transversales a las disciplinas tan demandadas y necesarias en el mundo de hoy. Adicionalmente, la educación a través de estos proyectos puede desarrollarse en prácticamente todas las disciplinas, es un acercamiento a la educación desde aristas diversas y explorando nuevas capacidades. En la Universidad del Rosario desarrollamos recientemente un mundo virtual que permite a los estudiantes desarrollar competencias interculturales de una manera interactiva y experiencial, mientras transitan por nueve países, interactuando con avatares de distintas nacionalidades, aprendiendo de sus rasgos culturales y cómo debemos abordar y abrazar las diferencias.
En nuestro Mundo Virtual las personas tendrán una experiencia de autoconocimiento, reflexión, entendimiento de la alteridad, un reto a nuestros entendimientos del mundo y nuestras capacidades para enfrentarnos a él, logrando al final obtener mejores habilidades para interactuar y comunicarnos en equipos culturalmente desafiantes.