Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
Esta semana fue la primera cumbre de la Misión de Sabios. Una de nuestras propuestas está en nuestros ríos y mares.
*Artículo escrito en conjunto con Andrés Franco
“Creemos que las condiciones están dadas como nunca para el cambio social, y que la educación será un órgano maestro. Una educación de la cuna hasta la tumba, inconforme y reflexiva, que nos inspire un nuevo modo de pensar y nos incite a descubrir quiénes somos, en una sociedad que se quiera más a sí misma.”
Gabriel García Márquez (1996) en ‘Colombia al filo de la oportunidad’
Durante el lanzamiento de la nueva Misión de Sabios, conocimos el caso de estudiantes colombianos que desde el colegio realizan bioprospección para erradicar plagas y que utilizan tecnología robótica para ayudar a sus compañeros discapacitados. Muchos de estos casos corresponden a individuos sobresalientes o procesos educativos guiados de formas especiales, pero lo claro es que hay mucho potencial para generar conocimiento desde los colegios. En nuestro caso, creemos que el mar nos puede dar muchas respuestas.
El conocimiento está en construcción
El conocimiento, desde los colegios, debe ser visto como algo en construcción, y no como estático, y que debe promover en las mentes jóvenes retos y grandes preguntas por resolver.
En el foco temático ‘Océanos y Recursos Hidrobiológicos’ hemos llegado a varios acuerdos que serán la base de nuestras propuestas y uno de estos está enfocado a la educación en los colegios.
Nosotros proponemos “desarrollar un esquema de formación investigativa participativa en los colegios, donde, no solamente el niño(a), sino el núcleo familiar participe de las propuestas investigativas y le dé valor a la importancia de formar pensamiento crítico y científico desde el inicio de la formación integral.”
En las discusiones entre comisionados de nuestro foco temático encontramos que existe una ausencia de formación adecuada en colegios sobre la riqueza de la biota de los ríos y mares colombianos. Esto se refleja, además, en un bajo interés ciudadano sobre metas del ODS como “vida submarina” (de acuerdo a los resultados del libro verde de Colciencias), algo sorprendente en un país donde casi la mitad de su territorio es Océano.
Pensamos que cambiar la actitud del ciudadano común por la vida submarina, el océano y los recursos hidrobiológicos en general, es el primer reto hacia convertirlos como una opción para los colombianos, no solo de recreo, sino de investigación, negocios e inspiración.
Estos casos de estudio y modelos del Océano y los recursos hidrobiológicos no solo aportarían a la formación integral sino que aumentaría la diversidad y las posibilidades de enseñar sobre casi todas las áreas del conocimiento. En el agua de florero hay una biota interesante, pero nunca tan diversa como la que tiene el plancton.
La educación tiene que pensar en el contexto
En Colombia no es un secreto que los ciudadanos que habitan en poblaciones costeras o rivereñas no buscan una carrera en el Océano o los recursos hidrobiológicos.
La mayoría de biólogos marinos y oficiales navales son del interior del país. Por ejemplo, el programa de Biología Marina de la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano, ha tenido una población estudiantil histórica de 85 por ciento de alumnos del interior y solo un 15 por ciento de la zona costera o insular de Colombia, durante sus más de 60 años de operación.
No obstante, el problema no es el origen, sino la poca retención, o retorno de ciudadanos a sus lugares de origen que impide la construcción de un tejido social que se apropie de los recursos y las potencialidades de las regiones.
Es triste pensar que desde 1999 cerca de 700 jóvenes, entre 20 y 25 años, han desaparecido del Departamento Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina en el mar, producto del narcotráfico. En la Guajira, donde los mares son más productivos en toda la costa Caribe se tiene uno de los mayores porcentajes de desnutrición y analfabetismo de Colombia (24,6 por ciento y 26,5 por ciento respectivamente).
Aunque es un problema de muchas dimensiones, la educación media puede contribuir a apropiar a las regiones de sus recursos y potencialidades. Creemos que los investigadores que trabajamos en la regiones podemos retribuir a estas contribuyendo contenidos educativos que fomenten las oportunidades locales.
Uno de los grandes retos de la Misión de Sabios 2019 –y de las preocupaciones para algunos sectores– es que la educación no es un foco temático como tal, sino un aspecto transversal a todas las áreas.
Esta es la base de la propuesta y se hace sobre la premisa que los investigadores busquen y aprecien publicar sus conocimientos, cuya última meta es que tengan gran impacto en la sociedad. No se constituye en crear una cátedra de recursos hidrobiológicos, o la ya histórica pero poco efectiva cátedra del mar para los colegios. Consiste en fortalecer e innovar las asignaturas básicas de los planes de estudio.
No es un secreto, que la enseñanza actual para que sea efectiva y sea apropiada por parte de los jóvenes, debe estar basada en las vivencias de experiencias, y estas, deben provenir de nuestra tierra, ríos y mares.
Asimismo, estamos convencidos que con mejores bases en el colegio, tendremos mejores investigadores en las universidades e institutos de investigación, así como mayores impactos en las regiones.
Esta empatía, viendo el sistema educativo como uno solo, podría ser la clave para que cada investigador aporte un grano de arena en un proceso que puede ser revolucionario para la educación de nuestro país, que además ofrece todos los mecanismos para evaluarse, adaptarse y reinventarse.
Esta foto fue tomada en el evento de esa semana. Ahí salimos Andrés Franco y yo.