Este artículo fue escrito por Alejandro Noguera Cepeda*, abogado y experto en liderazgo de instituciones educativas.

A finales de octubre, el Colegio de Estudios Superiores de Administración (Cesa) invitó a Colombia al experto en innovación educativa Fernando Valenzuela Migoya, fundador de Edlatam Alliance, una las redes de innovación más importantes en América Latina, para que presidiera la charla “Los futuros de la universidad”.

A raíz de una de las primeras inquietudes, asociada a por qué él se refería a los ‘futuros’ (en plural), quiero compartir algunas reflexiones al respecto, derivadas de su interesante conferencia, y hacer eco de como este panorama involucra a las instituciones de educación superior.

Lo primero es que las nuevas tecnologías y dinámicas que el mundo propone, en las que los cambios son tan rápidos que lo que está vigente hoy a la vuelta de la esquina se vuelve obsoleto, obligan a la humanidad, y muy particularmente al sector educativo, a replantear frecuentemente sus objetivos, metas y compromisos. Por tanto, los actores del sector educativo debemos estar preparados para gestionar diversos futuros. 

Segundo, es probable que más que experimentar una época de cambios estemos presenciando un cambio de época. Hay tendencias que se han venido marcando en la educación, como un aprendizaje más mediado por la tecnología, la flexibilización y la personalización, nuevas expectativas en el mercado laboral y microcredenciales de habilidades específicas que se adquieren en meses.

Además de destrezas y capacidades técnicas y tecnológicas que parecen estar reclamando un mayor espacio en el juego de la empleabilidad. Todas estas tendencias envían un mensaje contundente a la educación tradicional, la que hemos conocido hasta hoy, y es que quizás ya no es suficiente para preparar a nuestros estudiantes para el mundo que enfrentarán. 

Claramente, las universidades enfrentamos la necesidad urgente de cambiar los modelos educativos a unos más cercanos y coherentes con las realidades mundiales. 

Detrás de esta cercanía y coherencia hay varios componentes: espacios físicos (los niveles o capas por donde ocurre el aprendizaje), los actores y variables de un proceso formativo y una multiplicidad en varios sentidos. Todo ello, en palabras de Valenzuela, en función de tres objetivos donde residen los grandes retos para la educación, lograr una formación para entender, aprender y emprender. 

Entender, aprender y emprender

La posibilidad de tener consciencia de las cosas, los hechos y de extraer de estos su esencia, naturaleza, significados, alcances e implicaciones es la manera de llegar al entendimiento. 

Ello habilita la necesidad de aprender, que es la manera en que los seres humanos buscamos dar respuesta a las inquietudes y cuestionamientos que nos formulamos cuando empezamos a tener entendimiento sobre lo que pasa y sus conexiones. Y luego, tras el descubrimiento, viene la acción: emprender. 

Integrar estos tres propósitos, según Valenzuela, será demandante para nuestras instituciones educativas de varias formas: 

Repensar el espacio físico, porque ante la necesidad actual de nuevos estímulos y experiencias ya no es viable que los estudiantes miren la espalda de un profesor o un pizarrón. Debe ser un espacio que inspire la creación, el descubrimiento, la colaboración y la reflexión, pues es otro aspecto que incide en el aprendizaje. 

La universidad del futuro necesita capas. Es decir, que algunas experiencias formativas ocurran online, otras en el campus, otras en el metaverso, otras sean para comunidades dentro de la universidad y otras para comunidades fuera de ella. 

El espacio universitario debe estar pensado en tres dimensiones: personas, tiempo y actividades. “Hay personas que usan algún espacio físico durante un tiempo para alguna actividad, pero no todos son la misma persona en la misma actividad y en el mismo espacio físico. Esta diversidad es la que tenemos que traer. No se trata de hacer grandes inversiones en la arquitectura, sino de pensar a las personas, los espacios, el tiempo y las actividades para hacer mejores cosas”, subrayó Fernando Valenzuela durante su charla.

Finalmente, debemos concebir la universidad como un escenario de múltiples segmentos, etapas de la vida, programas y certificaciones. 

Ese es el futuro, y también los futuros, aprender de todo a lo largo de la vida. 

Alejandro Noguera Cepeda

Es Abogado de la Pontificia Universidad Javeriana, y cuenta con dos Especializaciones: una en Estudios Sociales y Políticos Avanzados de la Universidad de Notre Dame (South Bend, Indiana), y otra en Gestión de Instituciones Educativas de la Universidad de Los Andes. Obtuvo su título de Maestría en Leyes (LL.M) de Fordham University School of Law, en la ciudad de Nueva York. 

Su experiencia profesional ha estado concentrada en el ejercicio de roles de liderazgo en instituciones educativas y en organizaciones sociales, destacándose de manera especial su trayectoria en el Gimnasio Campestre (Bogotá, Colombia), donde ejerció como Vicerrector del año 2015 al 2017 y como Rector desde junio de 2017 hasta junio de 2023.