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En un día como hoy, en el que Colombia se despierta llena de esperanza y pudiendo hablar del conflicto armado con las FARC como una dolorosa parte de su historia que termina, nos unimos a las voces de los miles de maestros y maestras que tuvieron que proteger a los niños de la guerra aun a costa de su propia vida

En un día como hoy, en el que Colombia se despierta llena de esperanza y pudiendo hablar del conflicto armado con las FARC como una dolorosa parte de su historia que termina, nos unimos a las voces de los miles de maestros y maestras que tuvieron que proteger a los niños de la guerra aun a costa de su propia vida; nos unimos a las voces de sufrimiento de los niños, niñas y adolescentes de Cauca, Chocó, Caquetá, Antioquia, Santander y Norte del Santander, por nombrar solo algunos, víctimas del desplazamiento y que vieron morir a sus padres y a sus amigos a manos de la violencia; nos unimos a todas esas voces que llegan de nuestros capítulos regionales para celebrar que el país demuestra su capacidad de dejar atrás el horror y abrazar la paz.

Desde la Fundación Empresarios por la Educación trabajamos por una educación que forme mejores seres humanos, responsables de sí mismos, de los otros y de su país, para que ese horrendo capítulo que vivimos nunca más vuelva a repetirse. La educación es el mejor camino para desarrollar, en todos y todas, las capacidades de leer de manera crítica la vida, de tomar postura, de construir a partir de la diferencia, de escuchar y de preguntar, de crear soluciones a nuestros más apremiantes problemas… Todas estas son competencias que necesitamos, ahora más que nunca, cuando tenemos en nuestras manos la posibilidad de construir un país más equitativo, democrático y, por ello, en paz.

Hoy es un día distinto. Y en este nuevo día estamos llamados a dirigir la mirada hacia nuestros niños, niñas y jóvenes, y comprender que, como sujetos activos de la historia, su futuro está en nuestras manos y el futuro del país está en las de ellos. Porque como seres sociales e históricos no solo somos responsables de nosotros mismos sino de las generaciones presentes y futuras. Este es un día en el que podemos mostrar que es posible recurrir al diálogo como vía para solucionar nuestros conflictos, hasta los más largos, complejos y dolorosos, como el que estamos cerrando. Pero también es un día que marca el inicio de un nuevo camino hacia un país en el que a cada colombiano se le respete su vida, en primer lugar y como bien primario, y se le dan oportunidades para pueda vivirla de forma digna y con sentido. 

En un día como hoy, nuestro propósito de articular esfuerzos para mejorar la calidad educativa, desde la primera infancia hasta la educación media, teniendo como objetivo la formación de seres humanos que construyen una vida con sentido para sí mismos y para la sociedad, cobra toda su relevancia. Es un día para la esperanza y para el llamado a la acción: es momento de tomarnos en serio la posibilidad de aportar desde la educación de las generaciones presentes y futuras a la construcción de un país en paz para todos.