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El país que queremos, en el que quepamos todos, requiere que aprendamos a conversar para que podamos comprendernos. El Director del Programa de Sicología de la Universidad del Rosario explica por qué.
Abrir verdaderos espacios de conversación, de diálogo, para entendernos unos a otros después de más de 50 años de guerra, es la invitación del director del programa de Sicología de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad del Rosario, Miguel Gutiérrez-Peláez.
Este sicólogo, con varios años de experiencia clínica, asegura que los colombianos tendremos unas exigencias o retos psicológicos que comenzaremos a afrontar una vez inicie el proceso de implementación de los Acuerdos de Paz, pues veremos realidades cubiertas por el manto del conflicto armado y tendremos que confrontarnos con situaciones que no nos gustarán, incluso rasgos de nosotros mismos.
“Enfrentarse, cara a cara, con la complejidad del comportamiento humano y con la evidencia de que el conflicto armado no ha correspondido a un conflicto entre buenos y malos” es uno de los retos que señala. Otros son: “soportar, y lidiar con, la intensificación de una serie de conflictos políticos y sociales que han estado opacados por la lucha armada”. “Mantener vivo el despertar de la sociedad civil frente al conflicto armado y el proceso de paz, pasando de la pasividad a la actividad, de la recepción de propuestas, a ser agentes que proponen soluciones” y “reconocer el lugar del otro, de la alteridad, dándole voz y asumiendo la existencia de un disenso sin armas”.
Esos desafíos que tendrá la sociedad en general, y no solo los profesionales de la salud, implican que todos aprendamos a conversar. Guitérrez-Peláez dice que es así porque es la manera de entender los “contenidos que están en juego”. Pero no es una conversación como la que hemos tenido hasta hoy, en la que no escuchamos, es la que significa que le doy un saber al otro y que ese saber me debe interesar.
“Esa atribución de saber en el otro requiere, a su vez, de una posición de no saber de parte de uno. Si yo tengo todas las verdades de mi lado, no hay lugar para alojar la palabra del otro, a menos que esa palabra replique las mías. Para poder conversar, debo despojarme de mi verdad y asumir que el otro puede enseñarme algo”, explica Gutiérrez-Peláez en el artículo ‘Retos para las intervenciones psicológicas y psicosociales en Colombia en el marco de la implementación de los acuerdos de paz entre el gobierno y las FARC-EP’, publicado Avances en Psicología Latinoamericana / Bogotá (Colombia) / Vol. 35(1) / pp. 1-8 / 2017.
En el texto también asegura que las comunidades y las personas tienen mucho para mostrar sobre aquello que idearon a partir de sus especificidades, de sus “rarezas”, para dar respuesta a los fenómenos y las experiencias de su vida, asunto que debe hacer parte de la nueva conversación.
En las aulas, los hogares y otros espacios de formación es importante y necesario que se explique esta concepción de la conversación, para que se dé paso a una nueva manera de interactuar y de ponernos en los zapatos de los otros. Para que respetemos la diferencia, la opinión y el saber del otro.
Los invito a dedicar unos minutos de su tiempo a la lectura del artículo del profesor Gutiérrez-Peláez. Participemos en esta una nueva conversación. https://goo.gl/1KFX1W