Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
En muchos países, incluido Colombia, existe la sabiduría convencional de que debe existir un camino planificado y con dirección hacia un plan único.
¿Cuál es el fin de ese plan único? Seguridad, justicia, igualdad y mayor calidad de vida.
¿Cuáles son sus medios? Esa es la pregunta del millón, y la respuesta siempre recae en un ente central planificador, lo que llamamos el Estado.
Si bien es cierto que el Estado tiene un rol fundamental en el orden y la organización de una sociedad, no debe tomar todos los papeles. No se es bueno en todo.
Por ejemplo, el sector privado conoce mejor que el Estado qué vender, como vender y a qué precio vender, y los hogares saben mejor que el Estado acerca de sus preferencias sobre qué consumir, dónde consumir y como consumir.
Cada agente (ya sea individuo, familia o empresa) tiene un plan diferente. Lo bonito del asunto es que distintos planes se compaginan para generar una red de coordinación e interacción, que alcanza equilibrios mejores que los que puede lograr un ente planificador.
Por supuesto, el Estado debe velar por la seguridad de sus ciudadanos, garantizar que se cumplan los contratos y las reglas del juego, brindar la prestación de servicios sociales y evitar monopolios.
Ahora, ¿es un ente planificador, direccionador de un plan económico, el indicado para atender las necesidades de los ciudadanos? No lo creo. Cada individuo, libre y con un mayor entendimiento propio, es el que debe tomar sus propias decisiones.
La idea colectivista de atribuir al Estado un control creciente conduce a caminos equivocados que ningún ciudadano desea. Es peligroso.
Ahora, me parece que, en la mayoría de los casos, el sistema educativo lleva erróneamente a sus estudiantes por este dogma de narrativa planificadora. Su discurso muchas veces posiciona el rol del Estado como algo imperioso y necesario.
Por lo tanto, es necesario que el sistema educativo se dé cuenta de que está cayendo en esta peligrosa narrativa y considere más posiciones. En parte, garantizar la libertad de los estudiantes se hace otorgando todas las herramientas necesarias para la deliberación.