Hoy se vive con mayor fuerza el paradigma de “des-educación” una descomunal arremetida del sistema de control político que pretende la dominación laboral, la manipulación y la pobreza de la población más vulnerable que no accede a educarse.

 

Hace décadas se viene constituyendo un proyecto contra-educativo cuyo propósito prioritario es deslegitimar el derecho a la educación de las poblaciones más vulnerables, desposeídas y pobres. La pretensión es, hacer que las personas cada día sean más dependientes y manipulables. En un sentido claro y contundente, esclavizar más la población que vive en estas condiciones, a partir de convertir la educación en un servicio que se regule por la oferta y la demanda del mercado económico.

Muestra de lo anterior, los últimos gobiernos ofertan falsas consignas “ser el país más educado en 2025” “ser la generación “E” o de la educación” esta última propuesta redujo el número de jóvenes que pueden ingresar a la universidad subsidiados por el Estado, ahora solo 4000 serán los beneficiarios por año, en el anterior programa “Ser Pilo Paga” eran 10.000 por cada vigencia. Además, se redujo el recurso per cápita por niños  matriculado en los colegios oficiales, de lo que se deduce que estos dineros se trasladaron a la educación superior, gracias al legítimo reclamo de los estudiantes universitarios. Entonces, ¿Cuál es el incremento real de inversión en educación?

En esta perspectiva, el problema se agudiza porque se carece de política educativa que solucione la baja matrícula, la alta deserción, amplíe la cobertura, mejore la escasa pertinencia y desaparezca la nefasta calidad educativa que hoy son sentencia y condena para los niños que nacen en las condiciones sociales más desfavorecidas. En consecuencia, todo un terreno abonado para que políticamente se acuñe la famosa frase “es mejor trabajar para luego estudiar”. Es decir, pague su educación de acuerdo a lo que gana. Así, se disimula la ineficiencia estatal y se oferta educación pública que se puede clasificar como excelente, buena, regular, mala  o hasta pésima. Con el agravante que hay bajas posibilidades de emplearse, lo que refuerza que es mejor dedicarse a otros asuntos que apostarle a un proyecto formativo.

La ruta en educación ya está marcada, la prioridad es hacer de la educación una mercancía que se ve engañosamente al alcance de los todos ciudadanos. Pero, en  realidad se recibe de acuerdo al poder adquisitivo que cada familia o persona disponga. Sencillamente, los que menos ganan, tienen la peor educación y por tanto menos posibilidades de acceder a los bienes estatales y a los bienes de capital cultural que circula la sociedad en su conjunto. Nacer en el país, en un barrio, localidad, comuna o vereda en condiciones de vulnerabilidad educativa, determina mayormente que tendrás que crecer con mínimos servicios básicos y disfrutar hasta la muerte de una baja o tal vez deplorable calidad de vida.

Colombia, poco hace por ejercer políticas de equidad o de erradicación de la pobreza, porque desde el diseño, ejecución y evaluación del sistema educativo no se concibe la transformación social. Por eso, la principal herramienta que atenta contra las libertades humanas, los proyectos de vida y la democracia participativa de la población, es tener una educación sin pertinencia social y con altos índices de baja calidad.

Reitero, es claro que el atentado de “des-educar” se logra fácilmente al desnaturalizar la educación de su esencia central de dotar de herramientas conceptuales, prácticas y políticas a los estudiantes para que mejoren las condiciones  de vida, tenga ascenso social, transformen sus entornos y humanicen su ser. Así, al invertir poco presupuesto dentro de un modelo integral educativo, se hace imposible edificar un plan nacional de educación que erradique las siembras históricas en culturas de pobreza, guerra o de mafias en las que se soporta hoy “el todo vale”, “sálvese quien pueda” o  “ser deshonesto paga”

Digámoslo claramente, la génesis del problema educativo empieza por la violación de la constitución política y de los derechos humanos porque sobre estos pilares violentados o descompuestos se sostienen los círculos de marginalidad y pobrezas de los que se alimenta envolventemente el sistema hegemónico de poder, expresado en muchos empresarios, mafiosos, políticos e incluso grupos alzados en armas.

De esta forma soterrada, el sistema educativo cohonesta de manera maléfica para someter a la población sosteniendo la exclusión, la violencia, la corrupción, la perversidad y el engaño que se han naturalizado en la sociedad colombiana. Es decir, no existe voluntad política para instalar un proyecto educativo de nación que determine mejorar los ambientes y condiciones para el desarrollo humano, educacional y social del pueblo.

En realidad, hay una arremetida sistemática para estandarizar la educación, ejemplo de ello es, el proyecto de ley presentado por el señor representante Edward Rodríguez que busca una acción anti-educativa, anti-pensamiento y es claramente un atentado a la libertad de cátedra que lo convierte no solo en un insensato, sin visión universal que invita a la polarización y pone en peligro a muchos educadores  en el territorio nacional.

Propuestas de ley en este sentido, son un atentado a la autonomía educativa y el cuerpo visible de un proyecto anti-educativo como lo diría Federico Nietzsche, donde hacer prohibiciones al ejercicio de la docencia es, no solo una arbitrariedad, sino una censura política y ética a lo que por sí misma es la educación.

Este tipo de iniciativas pretenden la muerte de la condición humana desde el punto de vista educativo, porque buscan regular y certificar el pensamiento crítico e instrumentalizar las ideas o peor aún unificar la creación de mundos posibles o parametrizar la controversia y la diversidad política en un país de pluralidad, “democrático” y de apertura.

Si seguimos con tantos mínimos, como los DBA (Derechos Básicos de Aprendizajes), los Estándares Disciplinares o el PTA (Programa Todos a Aprender) vamos corriendo a la estandarización escolar en la que es posible que alguien se le pueda ocurrir cambiar maestros de carne y hueso por máquinas robots que “enseñan” todo una desfachatez ideológica que es parte de la contra-reforma educativa o de la anti educación como política de sometimiento social.

Profesor invitado a las Maestrías en Educación de las Universidades: Icesi, Santiago de Cali, Francisco de Paula Santander e Industrial de Santander-UIS. Exsubsecretario de Educación de Cali. Columnista de periódicos y revista de circulación nacional. Candidato a Doctor en Educación de la Universidad...