Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
La infancia colombiana sufre una falsa consideración y atención. De una parte, se le pondera discursivamente como lo mejor, pero, en la práctica se excluye y se invisibiliza su significado.
“Desde el fallecimiento de la ex senadora Gilma Jiménez, no se habla críticamente de las condiciones que vive la infancia en el país”. Cepi – USC.
Según el Ministerio de Educación Nacional – MEN, se entiende por infancia “la etapa del ciclo vital en la que se establecen las bases para el desarrollo cognitivo, emocional y social del ser humano, y que comprende la franja poblacional de 0 a 6 años de edad” en este sentido, los últimos tres gobiernos han hecho poco por la atención integral.
En materia de mortalidad la Unicef, 2016 reveló que en Colombia es de 55 por cada 100.000 nacidos vivos. Sin embargo, Chocó y La Guajira superan en más de 3.4 veces el promedio Nacional.
En educación, más de 836.000 niños-as no pudieron seguir estudiando por las barreras socioculturales, económicas y pedagógicas.
En el campo de la violencia sexual, el informe de Unicef estima que entre 2008 y 2012 hubo por lo menos 48.914 menores de edad víctimas de violencia sexual. Los responsables serían presuntos miembros de grupos armados. Entre estas víctimas, 41.313 eran niñas y 7.601 niños.
De este modo, la realidad de nuestro país muestra como a pesar de los discursos, planteamientos, lineamientos, políticas y demás documentos que se generan en relación a la primera infancia, estamos muy lejos de dar cumplimiento a los objetivos que se establecen en cada uno de estos, aún podemos ver como niños y niñas de primera infancia no cuentan con las condiciones mínimas de garantía en el cumplimiento de sus derechos. Si otro de los objetivos de la política educativa para la Primera Infancia es “Que los niños, especialmente los de las poblaciones más pobres y vulnerables, reciban atención integral mediante modalidades que involucran a las familias, las comunidades y las instituciones especializadas en esta materia, contando para ello con estrategias educativas que ayuden al desarrollo de sus competencias,” ¿Qué pasa con los niños y niñas de la Guajira?, si la propuesta es atender la diversidad, ¿Qué pasa con la atención a los niños y niñas de las comunidades indígenas? si el ideal es ser incluidos en el sistema integral de atención a la primera infancia, ¿Qué sucede con la atención a los niños y niñas con necesidades educativas especiales? ¿Por qué se ha desdibujado tanto el rol de la familia en los procesos educativos de los niños y niñas? Podríamos continuar formulando muchos interrogantes, a los cuales solo se pueden dar respuestas desde el discurso manipulador y perverso que la sociedad ha creado en torno a la primera infancia, todo muy distante de la realidad que se vive.
En Colombia, es duro ser niño o niña porque aunque nuestra cultura idealice esta hermosa etapa realmente nunca la hemos descifrado o comprendido, pasa tan rápido que cuando nos damos cuenta del tesoro que teníamos, es demasiado tarde porque siempre callamos.
Callamos de la infancia la explotación sexual, la violencia, el sometimiento laboral, la negligencia en salud, la malnutrición, el abandono, la comercialización, la inequidad social, la discriminación, la exclusión y en general los brutales infanticidios que a diario padece la población infantil.
Así mismo callamos, los educadores, las escuelas, la policía, la familia, la ciudadanía, los jueces, los políticos, las instituciones de protección y en general la sociedad colombiana que acepta una absurda impunidad y abuso cotidiano a la que se someten los niños y niñas.
Una sociedad sana siempre valora y cultiva la infancia como su bien más preciado. Constituir la paz será siempre posible cuando la semilla de la sociedad “la infancia” se valore, se proteja y se dimensione como un bien público. Porque una sociedad educada respeta y potencia los derechos humanos en especial los derechos de los niños y niñas.
Para concluir, es hora de hablar y poner en discusión las problemáticas que afronta la niñez en el país, es tarea inaplazable actuar y empezar a generar los cambios y/o transformaciones que necesita la educación en Colombia, especialmente en la primera infancia, donde se sientan las bases de todos y cada uno de los procesos del desarrollo físico, emocional y cognitivo. Es hora de atender a todas y cada una de las infancias que tenemos en nuestro país y dejar de callar la realidad porque una sociedad que calla atrocidades que viven sus infantes es una sociedad inviable, condenada a creer que la infancia es un gran negocio social desconociendo que en ella se establece el devenir futuro.
Para reflexionar:
“Callar las violaciones que sufren los niños y niñas no puede ser el lugar de refugio de los manipuladores y ladrones de la niñez que dejan sin voz, sin rostro, sin derechos y sin oportunidades la infancia colombiana”.
¿Qué callas tú?
DOCUMENTO PRODUCIDO EN EL MODULO “PRAXIS DE LA PEDAGOGÍA INFANTIL” POR CEPI-UNIVERSIDAD SANTIAGO DE CALI (Colectivo de Estudiantes de Especialización de Pedagogía Infantil)
LUISA FERNANDA TORRES ZAMBRANO
ADRIANA ZAMBRANO
LIZETH COLLAZOS OSPINA
KAREN VALERIA RAMOS CARABALI
YAMILETH VALVERDE RODRIGUEZ
DIANA IBARGUEN
LIZA CAICEDO ALVAREZ
MIREYA CAMPO CASTILLO
PAOLA ZUÑIGA GUISAO
CAROLINA HERRERA CASTRO
SANDRA MILENA MENESES RUIZ
MODULO ORIENTADO POR EL PROFESOR, JOSÉ DARWIN LENIS MEJÍA