El “default” tiende a ser la opción más sencilla, el camino que toman las masas. Pero ¿es realmente lo deseable?

Con “default” me refiero al status quo, a la conformidad. Por ejemplo, seguir un sistema sin preguntarnos el porqué. Seguir una creencia sin preguntarnos el por qué. Solo tomarlos por hecho.

Recordemos, los sistemas y las normas son construidos por seres humanos. Esos mismos seres humanos tuvieron que desafiar y criticar el viejo status quo para poder establecer los sistemas y normas hoy vigentes. Y si nos vamos hacia atrás, se va convirtiendo en un círculo de siglos y siglos de la misma historia.

Como nos diría la destrucción creativa de Joseph Schumpeter: la destrucción creativa implica abolir viejos sistemas, viejas creencias y viejas costumbres, para crear nuevos.

El default evoluciona, es dinámico en el tiempo. No es estático.

Fuera del status quo existe una pregunta clave: ¿qué otras alternativas existen? ¿Qué otro camino puedo seguir?

Las mentes que han revolucionado a la humanidad han seguido los caminos no convencionales. Michelangelo, Gandhi, Bill Gates, George Washington, entre muchos otros.

Claro, cada caso es una historia y un mundo completamente diferente. Muchos de ellos terminaron siendo figuras históricas por cuestiones de azar. Ni siquiera unos meses atrás las acciones que los llevaron a ser quienes representan hoy estaban en sus planes. Muchos de ellos también altamente aversos al riesgo.

Sin embargo, todos tuvieron algo en común: no siguieron por la vía del “default”.

Esta columna la escribo para invitarlos a todos a la originalidad. A considerar alternativas en toda cuestión de sus vidas. A criticar. A preguntarse cada cosa. A leer libros. A elegir los caminos no convencionales. 

Es Investigador Económico, con maestría en economía teórica, y profesor de cátedra en la facultad de economía de la Universidad de Los Andes.