Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
Lecciones de los que saben sobre este tema. Nuevas políticas educativas, voluntad y recursos forman parte del paquete que se requiere para los cambios que se avecinan.
Tres conferencistas internacionales expresaron en la XIV Asamblea Anual de la Fundación Empresarios por la Educación (ExE) sus argumentos sobre por qué poner foco en la educación durante el posconflicto; en qué consiste ese énfasis y qué hacer o no hacer a partir de las enseñanzas que han dejado otros procesos de paz en Centroamérica, África y Europa para atender los retos que se avecinan, especialmente en educación.
Los expertos que vinieron a Colombia a dejar sus opiniones fueron Alan Smith, de la Cátedra Unesco en Pluralismo, Derechos Humanos y Democracia que se dicta en Irlanda del Norte (país que estuvo en conflicto casi 40 años) y experto en educación y posconflicto. Ha estudiado y seguido varios procesos. La colombiana Claudia Uribe, quien ha asesorado gobiernos y organismos multilaterales, trabajó en el Ministerio de Educación Nacional y por 13 años estuvo como líder de educación en el Banco Internacional de Desarrollo (BID) en México. Y Fernando Reimers, director tanto de la Iniciativa Global de Innovación en Educación como del Programa de Política Internacional de Educación en la Escuela de Posgrado en Educación de Harvard.
Con ellos estuvo la directora de la Fundación ExE, María Carolina Meza, quien conoce a fondo el tema porque trabajó varios años como investigadora de la Fundación Ideas para la Paz, en asuntos de cultura y educación para la paz en ámbitos formales y comunitarios. Allí lideró diversos proyectos relacionados con la construcción de una cultura de paz para el posconflicto.
Estos son los puntos que resalto de lo dicho por estos expertos:
Por qué la educación es importante en la construcción de la paz
- Permite acabar con las desigualdades que afectan especialmente a quienes tienen menos recursos, viven en zonas remotas, pertenecen a minorías o son mujeres. Es decir, va dirigida a causas estructurales del conflicto armado.
- Reduce la aparición de nuevos conflictos al desarrollar habilidades para la vida personal y laboral, y al dar herramientas para ejercer mejor la ciudadanía (dirimir conflictos y negociarlos).
- Aporta conocimiento sobre los errores que se cometieron en el pasado para que no se repitan.
- Logra transformaciones sociales y culturales. Ayuda a cambiar imaginarios, prejuicios y miedos.
Qué hacer para que la educación asuma ese reto
- Crear ambientes de aprendizaje seguros que protejan a los niños de la violencia.
- Superar las desigualdades en educación dando un servicio educativo de calidad a todos los niños y jóvenes, contratando maestros con altos niveles educativos en propiedad en todo el país y suministrando la infraestructura que se requiere en la totalidad del territorio nacional. Hoy el promedio de edad de un colegio rural es de 37 años, 80 % de las sedes rurales no tienen red de gas, 70 % no tienen alcantarillado, 40 % no tienen acueducto y 13 % no tienen energía.
- Orientar e implementar una política educativa hacia la construcción de paz. Eso es educar a los niños para que sean tolerantes y entiendan la diversidad, pero también que aprendan a pensar de manera crítica; y revisando el sistema educativo: quién lo controla, quién toma decisiones.
- Promover la reconciliación permitiendo que este tema, así como la reintegración, el reconocimiento y la redistribución lleguen al aula. Eso significa, entre otras cosas, hablar de equidad (corregir las desigualdades) y de igualdad (tratar a todos por igual, independientemente de las injusticias del pasado).
- Asignar los recursos que se requieran en educación para salir de los rezagos y no depender ciento por ciento de la cooperación internacional. Los cooperantes está los primeros 5 años después de los acuerdos. Cumplido ese tiempo se marchan.
Prioridades para la política educativa en el posconflicto:
- Garantizar el derecho a la educación de los niños y jóvenes víctimas del conflicto a través de estrategias que atiendan sus necesidades específicas.
- Garantizar educación, formación laboral y desarrollo de habilidades socioemocionales a jóvenes y adultos desmovilizados.
- Fortalecer capacidades en las Secretarías de Educación Departamentales de los municipios certificados para atender el reto.
- Repensar, reconstruir y ampliar la institucionalidad, infraestructura y modelo educativo para el campo.
- Desarrollar desde la escuela la comprensión de nuestra historia para no olvidarla ni repetirla y desarrollar competencias y actitudes para la ciudadanía y la paz.
- Cambiar los estereotipos que se tienen sobre policías, militares, grupos armados y excombatientes, tarea en la que tienen un papel crucial los medios de comunicación.
- Monitorear los avances en la paz que incluyen los indicadores sociales como la educación.