Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
Esta contundente pregunta unida a la realidad que cada vez es más frecuente escuchar términos como monitoreo, evaluación de resultados y evaluación de impacto; se debe principalmente a la que evaluar, es la mejor alternativa para priorizar la financiación de iniciativas sociales.
Esta contundente pregunta unida a la realidad que cada vez es más frecuente escuchar términos como monitoreo, evaluación de resultados y evaluación de impacto; se debe principalmente a la que evaluar, es la mejor alternativa para priorizar la financiación de iniciativas sociales.
Lo que se requiere es poder definir con un mayor soporte estratégico en donde se invierten los recursos sociales -que son bastante limitados frente a las necesidades que persisten en el país- y que estos tengan entre otros, un mayor retorno sobre la inversión. Imagínense poder poner nuestros recursos en las soluciones que brindan mayores frutos, ¿qué significaría esto en términos de efectividad, eficiencia y velocidad para resolver diferentes problemas sociales complejos?
En el año 2003, se fundó en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT por su sigla en inglés) el Laboratorio Contra la Pobreza, con el propósito de realizar el mayor número de evaluaciones posibles sobre políticas públicas y proyectos sociales, con el fin de compartir investigaciones, métodos y resultados que permitieran la incorporación de los aprendizajes en otros proyectos, y así contribuir a incrementar su impacto.
Un método aplicado se llama Evaluación Aleatoria, y busca comprender que pasaría con un grupo de personas en ausencia de una solución social, frente a lo que sucede con un grupo de personas con características iguales cuando si participa de dicha solución. La diferencia entre las condiciones de ambos grupos, después de un tiempo, evidencia tanto los resultados como el impacto alcanzado.
Por ejemplo el Laboratorio Contra la Pobreza ha compartido en varios escenarios el comparativo de alternativas de política pública que buscan incrementar los niveles de asistencia en las instituciones educativas en África. Para ello, compararon los efectos de soluciones de política pública que van desde contratar un profesor extra, construir más aulas, dar uniformes, alimentación, desparasitar a los niños, ofrecer charlas sobre los retornos sobre asistir a la escuela, entre otros.
Las comparaciones se realizaron para responder ¿cuántos años extra de educación se alcanzan por cada USD$100 invertidos en cada una de estas iniciativas? Los resultados demostraron que sin bien todas tienen la capacidad de tener un efecto, un profesor adicional hace que se incremente en 1,7 años la asistencia de los niños, mientras desparasitarlos lo incrementa en 28.6 años y explicar los retornos sobre la inversión, en 40 años adicionales.
Este ejemplo nos muestra que es importante tener un amplio campo de alternativas, pero que tener claro cuáles funcionan, cuáles no y porqué nos ayuda a hacer las mejores apuestas, mientras construir un aula requiere más de USD$1.000 dólares, desparasitar a un niño cuesta USD$3 al año.
Sin embargo, se reconoce que evaluar esfuerzos de cambio social es muy retador porque las iniciativas durante su implementación van evolucionando y corrigiendo factores que probablemente no fueron contemplados desde el inicio.
Pero más allá del método utilizado para entender el impacto de un proyecto, que es mucho más complejo de lo que se puede explicar en estas líneas, lo innovador es realizar pruebas sobre varias iniciativas que tengan fines similares y comparar sus procesos, resultados, impacto y costos por beneficiario.
En la próxima semana, revisaremos otro método, la Evaluación en el Desarrollo (Developmental Evaluation) que permite ir adaptando los métodos de evaluación hacia las innovaciones que surgen por reacciones a las dinámicas sociales en diferentes contextos, realidades o grupos poblacionales.