Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
Firmar la paz con las FARC conlleva aceptar riesgos e imprevistos. No firmarla puede ser desastroso por que tenemos ya un saldo de casi 8 millones de victimas que merecen todo nuestro respaldo. Ya el cese de fuego unilateral ha dado sus frutos: ¿Hace cuanto no oímos de la toma de un pueblo, o de un secuestro, por parte de las FARC?
Firmar la paz con las Farc conlleva aceptar riesgos e imprevistos. No firmarla puede ser desastroso; no porque se vaya a desatar una guerra sin cuartel, sino por que tenemos ya un saldo de casi 8 millones de victimas que merecen todo nuestro respaldo.
Como colombianos tenemos la obligación moral de poderle ofrecer a ellas y a los nuestros un futuro sin violencia, sin minas, sin secuestros, sin masacres y sobretodo sin tanta incertidumbre. Ya el cese de fuego unilateral ha dado sus frutos: ¿Hace cuanto no oímos de la toma de un pueblo, o de un secuestro, por parte de las Farc?
Ante la eminente firma del Acuerdo Final con las Farc se acrecientan las emociones. Es mas fácil aceptar frases simplistas como: “es una paz con impunidad”, o creencias incompletas como, “ya alcanzamos los dividendos de la paz y lo que viene son solo costos”; que tratar de entender el complejo marco jurídico y normativo que informa el proceso de paz.
Pero la incertidumbre es una mala consejera. Conlleva a tomar decisiones por miedo o desconocimiento como ocurrió recientemente en el Reino Unido cuando una pequeña mayoría voto por el Brexit y al día siguiente, hubo mas consultas en Google tratando de entender que significada haberse salido de la Unión Europea, que en todo el periodo que antecedió la votación.
Por ello los invito a atreverse a deliberar razonadamente sobre aquellos aspectos del proceso sobre los que tienen dudas, o los que no les parecen razonables. Demuestran los estudiosos del tema que un proceso de deliberación en grupo, además de ser terapéutico, permite llegar al mejor resultado para todos por convicción propia, siempre y cuando el tema que se va a discutir sea valido y legitimo.
Como lo he dicho en La Silla en otras oportunidades, aunque los pre-acuerdos pueden tener algunos o incluso muchos detalles por definir, en lo fundamental lo pre-acordado hasta ahora es valido y legitimo para alcanzar los objetivos propuestos. Los presupuestos fundamentales del proceso cumplen con los estándares de la justicia transicional aceptados por el derecho internacional, la Corte Penal Internacional y expertos en el tema. Pero con todo lo que se lea o se oiga al respecto, y en eso estoy de acuerdo con los incrédulos, uno no se persuade por lo que digan los demás, sino por convicción propia.
En unos pocos días les daré mas luces sobre para donde voy y los invitare a hacer parte de unos ejercicios de deliberación que pueden ser enriquecedores. Por ahora estoy convencida de que el entendimiento del proceso de paz, por convicción propia, es además crucial para la reconciliación social que es el presupuesto para una paz sostenible . Y eso es, en últimas, lo que queremos todos los colombianos.