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Al establecer esos vasos comunicantes se puso en riesgo un proceso que había venido siendo manejado en medio del conflicto pero sin interrupciones (salvo la del general Alzate). Ha sido el gobierno el que ha quebrantado ese principio originario y ahora está pagando las consecuencias.

La idea de ponerle plazo al proceso de la Habana apuntaría a evitar que la opinión pública y los partidos políticos se saturen de un proceso de conversaciones que parece no llegar a ningún puerto mientras siguen ocurriendo los tipicos hechos de violencia asociados a nuestro añejo y degradado conflicto armado interno.

Me inclino por aplicar aquello de la “cabeza fria”, no como recomendación de la guerrilla sino de otros sectores que apoyan el proceso de conversaciones con las FARC. ¿Realmente es imaginable una terminación del proceso de negociación como consecuencia de la terminación del plazo fijado unilateralmente por el gobierno? Eso solo sería aceptable si en el momento del cumplimiento del plazo las conversaciones estuvieran atascadas, los avances fueran mínimos y el respaldo político y de opinión pública estuviera muy deteriorado. Pero esa situación puede darse con plazo o sin plazo y el Presidente debería tomar la drástica decisión de dar por terminadas las conversaciones en tal  evento de esterilidad de los dialogos.

Establecer un plazo puede convertirse en un factor de presión que desvíe las conversaciones de los temas esenciales (Victimas, justicia transicional, fin del conflicto..) hacia la discusión de plazo que, si es unilateralmente impuesto, las FARC rechazarían pero si tuviera que acordarse en la mesa de la Habana implicaría una modificación de la agenda acordada en el Acuerdo General. Podría uno decir que-paradójicamente- un plazo no aceleraría las conversaciones sino que las desviaría de sus propósitos esenciales y por lo tanto las desaceleraría. 

En mi opinión el momento de la terminación o ruptura de las conversaciones de la Habana siempre será una apreciación del Presidente de la República, sobre la base de un concepto de su equipo negociador en el sentido de que el modelo “no da más”. Pero ninguno de los miembros de los equipos negociadores han planteado tal cosa. Después de las mutuas recriminaciones, han reafirmado que las conversaciones deben seguir.

No es que desvalorice la necesidad de que las conversaciones de la Habana tengan un apoyo en la arena política y de opinión pública en el país, pero la verdad es que hasta ahora el avance del proceso se ha dado sobre la base de un muy precario y cambiante apoyo ciudadano.  

Los reditos políticos que el Presidente puede obtener al establecer un plazo a las negociaciones son pírricos y corto placistas. Le da más juego a los enemigos del proceso que a las posibilidades de llevar las conversaciones hasta el acuerdo de terminación del conflicto.

Comparto lo dicho por algunos analistas: el error fue haber roto la separación entre la mesa y el campo de batalla por la via del desescalamiento. Al establecer esos vasos comunicantes se puso en riesgo un proceso que había venido siendo manejado en medio del conflicto pero sin interrupciones (salvo la del general Alzate). Ha sido el gobierno el que ha quebrantado ese principio originario y ahora está pagando las consecuencias. 

Al llegar a este punto hay que hacer la hipocrita aclaración de que uno no es insensible a los hechos de violencia, insensible frente a la muerte de los heroes de la patria que son nuestros soldados. Digo que es una hipocresía porque quienes hoy exigen la terminación de los dialogos debido a estos hechos atroces nos quieren hacer creer alguna de estas mentiras: a) que los muertos de antes del proceso de la Habana si estaban justificados (220.000 dice el CMH), b) que  si se termina el proceso de la Habana se acaban los muertos (porque la Habana produce mas muertos que las minas quiebrapatas) c) o, lo que aún es peor, nos quieren hacer creer que los muertos que produzca la ofensiva guerrera que vendrá después de la ruptura de los dialogos si serán muertes dignas de aplaudir. Personalmente preferiría que desapareciera de nuestro lenguaje el término “heroes” para referirnos a unos muchachos jóvenes que matan o son asesinados en esta estúpida guerra sin final.

Para terminar quisiera señalar que en estos dias, algunos voceros del Centro Democrático han reiterado que “unos dialogos de paz en medio del conflicto son la formula segura para el fracaso” y hacen alusión a que en el pasado solo funcionaron los proceso en los que la guerrilla estaba concentrada y bajo control periférico de la fuerza pública.  Mi opinión como la de muchos analistas del tema es que es imposible hoy pensar en concetración de la guerrilla y en  cese al fuego bilateral (otra trampa mortal para el proceso) y que la razón de los fracasos de los anteriores dialogos en medio del conflicto se debe a no haber sido inflexibles en la aplicación del principio de negociar en medio del conflicto. Siempre se rompieron los dialogos debido a hechos tipicos de un conflicto que por su espectacularidad sirvieron de pretexto para la ruptura. Hasta el momento este proceso ha superado hechos de similar gravedad. Esperemos que no vuelvan a ocurrir pero si – lamentablemente – ocurren, confiemos en que sean superados como hasta ahora. 

Por último un comentario sobre las FARC: la estupidez política de esa agrupación es estratosférica. Entiendo por estúpido el que le hace daño a los demás y se lo hace a sí mismo. Las FARC le hicieron daño a la Fuerza Pública (once familias enlutadas), le hicieron daño al proceso de paz y a los colombianos. Finalmente, se hicieron daño a sí mismas al perder la precaria credibilidad que habían adquirido por el cese al fuego unilateral y su compromiso con el desminado humanitario. Dificil encontrar un mejor paradigma de estupidez.  

Portada: dudelol.com

Abogado de la Universidad del Rosario y Magíster en Políticas Públicas en América Latina de la Universidad de Oxford, Inglaterra. Ha dedicado la mayor parte de su vida al sector público, particularmente en programas de política social o de intervención en áreas de conflicto, como es el caso del...