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En estos 20 años de “Revolución Bolivariana”, la presencia del Eln en territorio venezolano se ha fortalecido.
En la Asamblea General de la ONU, el presidente Iván Duque utilizó gran parte de su tiempo para denunciar al régimen del presidente Nicolás Maduro como ilegítimo, autoritario, criminal y lo acusó de apoyar de manera abierta al ELN y darle cobijo a Iván Márquez y los disidentes del acuerdo de paz.
Esta intervención del presidente Duque fue precedida de una reunión de cancilleres para activar contra Venezuela una resolución en el marco del Tratado Interamericano de Ayuda Recíproca –TIAR–. Como colofón de toda esta “ofensiva” diplomática fue la reunión precedida por el presidente Donald Trump con presidentes de la región, entre los cuales estaba muy cerca físicamente el presidente Duque para reafirmar el mensaje y la estrategia: Nicolás Maduro es un patrocinador del terrorismo, enemigo de su pueblo y debe ser desalojado del poder.
El ELN está en Venezuela desde principios de los años 80, cuando fue tras las familias campesinas que, huyendo de la pobreza en Colombia, se “fundaron” en territorio Venezolano. Muchas de estas familias habían colonizado a fuerza de hacha y machete y a puro pulso algunos territorios y se hacían a una finca al otro lado de la frontera. Pero también eran perseguidos por terratenientes venezolanos que pagaban algunos miles de Bolívares a integrantes de la Guardia Nacional para que los desalojaran y expulsaran hacia territorio colombiano y así poder ampliar sus linderos. Eso fue práctica habitual desde los años 70 y el ELN empezó a oponerse, echándole bala a la Guardia Nacional y estrechando vínculos con las familias campesinas colombianas. Esto lo he podido comprobar haciendo trabajo de campo en Arauca.
El ELN conoce Venezuela desde siempre. Tuvo estrechas relaciones con las Faln, guerrilla venezolana, que fue de lejos la más fuerte de la región y que rápidamente fue integrada al sistema político a principios de los 70. Los que subsistieron se dieron cuenta de que la lucha armada no tenía ningún sentido en la realidad venezolana y de manera silenciosa se integraron a la lucha legal. Los dos representantes más importantes eran los destacados políticos Teodoro Petkoff y Ali Rodríguez Araque que fallecieron el año pasado.
Hago esta referencia histórica para subrayar que el ELN conoce desde siempre a la izquierda armada Venezolana y mantuvo relaciones políticas y de mutua colaboración desde los años sesenta hasta el presente.
El ELN ha tenido la capacidad de mantenerse presente en la realidad colombiana: hace presencia efectiva en cerca de 120 municipios y una tercera parte de ellos son frontera con Venezuela o muy cercanos a ella. Hablamos Arauca, Boyacá, Norte de Santander, Cesar y la Guajira, en todos estos territorios ha permanecido el ELN y desde allí ha colonizado el territorio venezolano, insisto, desde los años 80, logrando echar raíces allí y desafiando la soberanía del vecino país.
Los Gobiernos venezolanos de los años 90 se percataron de que la guerrilla colombiana –Farc y ELN- estaban de manera permanente en su territorio, que tenían vínculos permanentes con comunidades, que atacaban a la Guardia Nacional, que participaban de muchas dinámicas económicas para mantener su rebelión armada, que secuestraban, extorsionaban, sobre todo en los estados fronterizos y que se habían tornado incontrolables. En ese contexto, los gobiernos de acción Democrática y el Copei tomaron la pragmática decisión de abrir canales de diálogo político con las guerrillas y les reconocieron de manera discreta su carácter de rebeldes políticos y fueron más allá cuando les permitieron contar con oficinas de representación política en Caracas.
Con la llegada del presidente Hugo Chávez al poder en enero de 1999, el presidente Pastrana le pidió apoyo para que una representación del ELN pudiera mantenerse en Caracas y desde allí generar diálogos en una perspectiva de paz. Esto lo conocen de primera mano los comisionados Victor G Ricardo y Camilo Gómez. Los invito a ver este documental que así lo muestra.
La actividad del ELN desde Caracas fue intensa para trabajar por un escenario de diálogos y negociaciones que nunca prosperó. Igualmente, el presidente Álvaro Uribe tuvo contactos con el ELN para un proceso de paz, que igualmente pasó por Caracas. Allí estuvo el Comisionado Luis Carlos Restrepo, yo me lo encontré en Noviembre del 2007 cuando trabajaba por reestablecer una mesa con el ELN y mantuvo diálogos directos con el presidente Chávez y con Antonio García, miembro de esa guerrilla. Igual historia con el Presidente Juan Manuel Santos.
El presidente Hugo Chávez siempre apostó por una salida negociada al conflicto armado colombiano. Desde que llegó al poder ese fue su derrotero, la prueba de ello es que se negó a darle misiles tierra-aire a las Farc que estaban urgidas por equilibrar el gran desbalance que le planteó el estado colombiano con una guerra desde el aire, la cual fue decisiva para convencer a las Farc de que su alzamiento armado no tenía ninguna perspectiva real de triunfo y que debía tomar seriamente el camino de las negociaciones.
En estos 20 años de “Revolución Bolivariana”, por supuesto que la antigua presencia del ELN en territorio venezolano se ha fortalecido. Desde las capacidades propias del ELN para relacionarse con el complejo archipiélago de organizaciones que hacen parte de este proceso político y que, insisto, a algunos de estos actores políticos los conoce desde los años sesenta. Mucha agua ha pasado en la dinámica política venezolana y de ella siempre ha estado atento el ELN.
Hoy, sin duda, el ELN tiene una relación al más alto nivel con el gobierno del presidente Nicolás Maduro, relación que, como ya dije, varios presidentes colombianos han alimentado. Sin duda que el ELN participa de muchas dinámicas territoriales en Venezuela, ya no solamente en la frontera. Es cierto que se ha venido expandiendo en territorio Venezolano, que participa de muchas dinámicas de economía, legales e ilegales, todo esto es cierto.
Ahora se vive en Venezuela una profunda crisis social, económica y política. De esta inestabilidad participa el ELN y el presidente Iván Duque tiene razón en denunciar su presencia. Donde se equivoca el presidente Duque, y de manera grave, es en la estrategia: no es atizando y liderando una cruzada internacional para desalojar al presidente Nicolás Maduro como se podrán proteger los intereses de Colombia, no señor. Es promoviendo un clima de entendimiento en Venezuela, de acuerdo entre los Venezolanos, como podremos avanzar en un camino de paz y seguridad para Colombia.
Presidente Duque, usted no podrá derrotar al ELN, como no han podido los trece presidentes que le precedieron. El ELN es inderrotable, está más que demostrado, no son un tema militar, son ante todo un desafío para integrarlos a esta precaria democracia.
La idea de agredir militarmente a Venezuela sí está sobre la mesa y allí el ELN es una excusa. En esta enorme crisis, el ELN es un pequeño gato. Las fieras mayores son un Ejército y una aviación Venezolana, mucho mejor dotados que nuestra Aviación, los tigres mayores son Rusia, China, Turquía e Irán que participan de esta crisis para mortificar a los Estados Unidos.
De acuerdo presidente Duque, no hay que irse por las ramas. Usted tiene razón en el diagnóstico y se equivoca en la estrategia. Un camino de guerra con Venezuela con la excusa de que el ELN está allí solo nos traerá tragedias, grandes tristezas y mucha sangre inocente, allá y aquí.