A sus 30 años de vida Julián Andrés Hurtado estaba esperando la ceremonia de grado para obtener su título como tecnólogo en Atención Prehospitalaria en la Universidad del Valle. Una semana antes fue asesinado.

Julián Andrés Hurtado y William Correa, ambos líderes estudiantiles de la Universidad del Valle, participaron en la noche del 4 de octubre de 2006 de una reunión con el gobernador del Valle, Angelino Garzón, abordando temas relacionados con la política estudiantil en la universidad pública.

A las 8:00 de la noche salieron de la Gobernación, ubicada en la Plazoleta de San Francisco (zona céntrica de la ciudad de Cali). Julián se dirigió a la casa de su mamá, la señora Laura Castillo de Hurtado. Compartió con ella y de ahí salió a visitar a su novia en el mismo barrio, Las Granjas.

A las 11:45 de la noche, aproximadamente, Julián pasó por una tienda y de ahí se iría ya hacia su residencia, pero siendo alrededor de las 12:00 de la medianoche sufrió un atentado por parte de dos sicarios. Según información que se recogió con relación al crimen, un hombre y una mujer que lo esperaban en un taxi le dispararon en la cabeza.

Julián Andrés Hurtado recibió atención en el Centro Hospital Carlos Carmona Montoya de la Red de Salud del Suroriente. Posteriormente fue trasladado por remisión médica a la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Universitario Del Valle “Evaristo García”. Sus últimas horas permaneció con diagnóstico reservado con declaración de muerte cerebral y apoyo de un respirador artificial.

El día viernes 6 octubre de 2006 los diferentes estamentos de la Universidad del Valle adelantaron jornadas de protesta por el crimen. Estudiantes, trabajadores y profesores marcharon desde la Universidad del Valle hasta el Hospital Universitario. A la altura de la Avenida Pasoancho desde un vehículo de color gris y con vidrios polarizados una persona realizó varios disparos contra los manifestantes. Según denuncias de la época, la placa del vehículo era CMR 156.

A la 1:00 de la tarde, el líder estudiantil Julián Andrés Hurtado fue desconectado de los apoyos artificiales que lo mantenían con vida. El Hospital Universitario declaró oficialmente su muerte. Su cuerpo fue traslado a las instalaciones del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses Valle del Cauca. La velación se realizó en la sede San Fernando de la Universidad del Valle.

La protesta universitaria se mantuvo todo el día. A las 5:00 de la tarde del 6 octubre de 2006 la comunidad seguía en la Plazoleta de San Francisco, frente a la Gobernación del Valle, reclamando de las autoridades departamentales explicación y exigiendo justicia.

Se reclamaron las siguientes acciones a través de un comunicado público. Organizaciones defensoras de los derechos humanos, estudiantiles, sindicales, barriales, juveniles, artísticas y populares reclamaron de los entonces presidente, Álvaro Uribe Vélez, vicepresidente , Francisco Santos, y al ministro del Interior, Carlos Holguín Sardi:

  1. Investigación profunda, clara y eficaz. 
  2. Castigo para las personas responsables del crimen, tanto materiales como intelectuales y beneficiarias.
  3. Garantías para el ejercicio de representación estudiantil y de asociación de los trabajadores.

También se exigió a la Fiscalía General de la Nación y la Procuraduría General de la Nación resultados en las investigaciones por el asesinato del estudiante Jhonny Silva Aranguren. Y al gobernador del Valle del Cauca, Angelino Garzón, y al rector de la Universidad del Valle, Iván Ramos, que fuera retirada de manera inmediata la vigilancia privada armada que se encontraba dentro de la Universidad del Valle.

La comunidad universitaria y las organizaciones denunciaron la presencia de “integrantes de estructuras paramilitares y organismos de seguridad del Estado” en los campus de la Universidad del Valle. Lo que se convertía en una amenaza directa contra la vida, libertad e integridad de estudiantes, trabajadores y docentes.

Este 5 de octubre de 2022, 16 años después, la comunidad universitaria y la ciudad recuerdan a Julián Andrés Hurtado como un dirigente universitario que entregó su vida por la defensa de la universidad pública, no solo en términos de su continuidad, sino para que a ella pudieran ingresar sin restricción ni barreras todas las personas incluyendo las de sectores populares. Particularmente, Julián llamó profundamente la atención sobre los manejos de la Facultad de Salud y los obstáculos para el ingreso a la misma que enfrentaban muchas personas.

Julián Andrés Hurtado también fue un comprometido defensor de los derechos humanos dentro y fuera de la universidad. Está presente en la memoria de quienes lucharon junto a él la ocasión en que interpuso su humanidad entre los y las manifestantes y el Esmad de la Policía Nacional, tratando de evitar que creciera la tensión en el marco de una marcha por la Calle Quinta en Cali.

Por sus múltiples luchas sufría señalamientos, amenazas y seguimientos, algo que había dado a conocer el 14 de abril del 2006 al gobernador del Valle, Angelino Garzón, y al rector de la Universidad, Iván Ramos. En el mismo sentido, el 16 de agosto de 2006 escalaron denuncia y solicitud de protección a la Unidad de Derechos Humanos del Ministerio del Interior, para entonces a cargo de Esleani Suárez.

Aunque los hechos propios del caso y los antecedentes de asesinatos de estudiantes de la Universidad del Valle advertían de la máxima gravedad de la situación de seguridad, ni el Ministerio del Interior, ni la Gobernación, ni la Rectoría protegieron la vida de Julián.

En un Remedios para la Memoria, boletín de la Fundación Guagua, con el título Para´O, se recuerda a Julián siendo hijo, hermano, novio, estudiante, luchador, líder, intelectual y rumbero. Un ser que amaba defender la vida de la gente como la tarea más importante. Como un revolucionario humanista que cuidó cada día de su mamá con lo material del alimento, el techo, el vestido y la salud, pero sobre todo con su ser amoroso y dedicado. Como compañero de vida su novia lo recuerda sincero en los esfuerzos por superar los vicios del patriarcado y el machismo.

Julián Andrés Hurtado amaba la música y la fiesta de la salsa. Una de sus canciones favoritas era “Para’o” del maestro Rubén Blades. Cantaba:

“Si yo he vivido para´o,

que me entierren para´o

que paga el precio que paga

el que no vive arrodillado”.

En uno de los apartes del boletín a la memoria de Julián se lee:

“Julián, tu ausencia nos ha refregado. La Vieja, tu vieja, sigue por allí con su implacable alegría, intentando no dejarse derrotar por la tristeza de tu ausencia, a veces pierde. La Universidad, tu universidad, sigue recibiendo a gentes de todas las condiciones, a veces se tiñe de pueblo y otras veces a ti mismo, convencido como estabas de su grandeza, te avergonzaría”.

Hoy Colombia vive un momento histórico que sin duda hubieses querido vivir. Personas como tú lo hicieron posible. Los hechos diarios evidencias virtudes, avances, pasos en el sentido correcto. También rebelan la complejidad de nuestros conflictos políticos, sociales y armados. Hay días que la condición humana muestra su peor rostro y el cinismo levanta la voz queriendo negar los crímenes más atroces. Pero la gente a la que tanto amaste sigue tarareando con Rubén Blades: “Sumo y resto en carne propia. De mi conciencia abrazao”. 

Es el director de la especialización en eduación en derechos humanos de la Universidad Católica de Cali y es integrante de la fundación Guagua - galería de la memoria Tiberio Fernández Mafla.