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La ayuda humanitaria propuesta por Duque y apoyada por USAID deja serías dudas sobre los principios fundamentales de neutralidad, imparcialidad e independencia

Maduro ha sido un mal gobernante y Venezuela se merece toda la solidaridad internacional. Sin embargo, la ayuda humanitaria que ha ofrecido Duque a Venezuela tiene fallas estructurales. La ayuda se va a distribuir bajo la “Coalición para la liberación de Venezuela” que tiene dos problemas serios.

Primero, no es neutral. Los fracasos de la comunidad internacional en crisis humanitarias alrededor del mundo, como la de Siria donde Trump la ha utilizado para justificar acciones militares, muestran que la neutralidad de la cooperación internacional es clave para lograr que la ayuda humanitaria tenga un impacto positivo. Sin embargo, repitiendo la historia, USAID, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, se ha ofrecido para apoyar a Duque en la distribución de esta ayuda por encima del gobierno de Venezuela. Lo cual inclina la balanza hacia un lado de la población; el lado que apoya a Guaidó, dejando en la intemperie a los demás venezolanos quienes también están sufriendo la crisis humanitaria. La distribución de servicios médicos y alimentos no debe basarse en la afiliación política, sino en un verdadero humanitarismo.

Segundo, la ayuda humanitaria nació atrapada en la polarización. La ayuda de Duque la autorizó Guaidó, pero no ha sido autorizada por el gobierno de Maduro, lo cual de entrada es problemático. De hecho funcionarios del régimen venezolano han interpretado esta ayuda como una provocación, debido a la tradición norteaméricana de usar proxies para atizar las tensiones políticas en la región, buscando obtener beneficios económicos, como ocurrió en Nicaragua. Esta decisión unilateral no pone en el centro del esfuerzo a la población, quien está sufriendo igual de lado y lado, porque el hambre no tiene color político. Al punto que la Cruz Roja ha advertido sobre los riesgos de llevar ayuda humanitaria a Venezuela sin la cooperación de las fuerzas de seguridad leales a Maduro.

La falta de neutralidad y la trampa de una ayuda humanitaria polarizada son dos aspectos que escalan la tensión en Venezuela y generan las condiciones para un conflicto (inter)nacional. Estados Unidos, por orden de Trump, ya se reunió con el Programa Mundial de Alimentos (PMA) para que “ayude” en la distribución de alimentos si hay una entrada de fuerzas armadas extranjeras en Venezuela. Lo grave es que el PMA hace parte de las Naciones Unidas, razón por la cual estaría asumiendo una postura contraría a la del Secretario General, Antonio Guterrez, quien ha dicho que la ONU decide no formar parte de ninguna de las iniciativas regionales sobre Venezuela, declinando el pedido de USAID y Duque. 

En vez de ofrecer una respuesta apolítica y neutral en virtud de salvaguardar los derechos de la población, la cooperación internacional en cabeza de USAID está encendiendo una guerra que empezarán financiando los Estados Unidos, pero terminarán de pagar Colombia y Venezuela, poniendo no sólo sus recursos naturales, sino sus muertos, como siempre. 

La triste herencia de la Patria Boba, que ha reciclado la violencia entre hermanos, seguirá repitiéndose, ahora que la post-verdad ha llegado para quedarse de la mano de Donald Trump y el giro neo-conservador que se respira en el hemisferio, al cual se antepondrán luchas anti-imperialistas, que en el caso de Colombia se materializarán en el fortalecimiento del ELN, transformando así la frontera colombo-venezolana en una bomba de tiempo lista a estallar, con dimensiones aún no calculadas.

Ojalá más colombianos y sectores de la comunidad internacional se sumen a la expresión del Secretario General de las Naciones Unidas y el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y Media Luna Roja en Colombia quienes con el fin de garantizar el cumplimiento de su misión exclusivamente humanitaria y de acuerdo con los principios fundamentales de Imparcialidad, Neutralidad e Independencia, no van a participar en las iniciativas de entrega de asistencia planteadas para Venezuela desde Colombia. Solo eso podría, como afirma Guterrez, “dar credibilidad a la oferta de buenos oficios a las partes y para, si lo requieren, poder ayudar a buscar una solución política a la crisis.” 

La seriedad de este sector de la comunidad internacional responde a las llamadas desde sectores de la sociedad civil colombiana como Rodeemos el Diálogo para que se utilice la diplomacia y privilegie el diálogo para verdaderamente ayudar a resolver la crisis en Venezuela.

Es el cofundador de Rodeemos el Diálogo (ReD), profesor investigador en el Centro de Religión, Reconciliación y Paz de la Universidad de Winchester e investigador asociado de PostiveNegatives en Soas, Universidad de Londres. Se doctoró en relaciones internacionales en la Universidad de Sussex. Sus...