Este artículo fue escrito por Nicolás León Rodríguez*, investigador de la Línea de Seguridad Ciudadana.

El secuestro es uno de los delitos que más afecta la dignidad humana. Sin duda es uno de los más repudiados socialmente. Durante el conflicto armado colombiano, el secuestro, particularmente el secuestro extorsivo, fue usado recurrentemente por los grupos armados ilegales para financiar sus actividades. Esto degradó significativamente la violencia armada. 

El Centro Nacional de Memoria Histórica (Cnmh) (2013), registra 39.058 secuestros entre 1970 y 2010. Aunque los repertorios de violencia han cambiado, financiar actividades ilícitas a punta de secuestros se ha mantenido en el tiempo. El secuestro no solo se ha prolongado, sino que también ha aumentado en los últimos años. El caso de Luis Manuel Díaz, padre del futbolista Luis Díaz, solo mostró su persistencia. 

Secuestros en la última década

En este contexto, es importante analizar las cifras para comprender la magnitud del problema y dar pistas sobre sus tendencias más recientes. El deterioro generalizado de la seguridad ciudadana se nota con el aumento de delitos como la extorsión (+21%) y el hurto (+14%) a nivel nacional. Son evidentes los desafíos sustantivos de la apuesta de la “paz total” en este frente. 

Según el Sistema de Información Estadístico, Delincuencial, Contravencional y Operativo de la Policía Nacional (Siedco), entre 2014 y 2020 hubo una disminución progresiva de los casos de secuestro. 

Sin embargo, a partir de 2021 hubo un aumento que, al terminar el 2023, puede parecerse a las cifras del periodo de más casos reportados en los últimos catorce años, que fue entre 2011 y 2014. 

Fuente: Siedco.

Ha habido un aumento de los secuestros del 66% este año, si se compara con respecto al mismo periodo del 2022. Se pasó de un total de 147 casos entre enero y septiembre de 2022 a 245 entre enero y septiembre de 2023. Si se mantiene la tendencia, este sería el aumento más grande de los últimos cuatro años. 

Fuente: Siedco.

Secuestros en 2023

Cerca del 70% de las denuncias de secuestro registradas durante 2023 son sobre secuestros extorsivos. Por lo tanto, el 30% son sobre secuestros simples. Esto hace visible que este es primordialmente un mecanismo para obtener recursos. 

Las recientes declaraciones del ELN, sobre la falta de conocimiento con respecto a que la persona a la que secuestraron era el papá de Luis Díaz, apuntan a que este delito se comete contra personas que no tienen reconocimiento público, cuando se espera que las repercusiones frente a la opinión y los medios no sean tan serias. 

El secuestro sigue siendo una forma de agresión y hostigamiento directo hacia la sociedad en general.

Fuente: Siedco.

Como ilustra la gráfica anterior, la gran mayoría de secuestros suceden en las vías públicas. El siguiente lugar más frecuente para que ocurran son las fincas y lugares similares, esto significa que los secuestros se cometen más en entornos públicos que en entornos privados. 

Al observar cómo se distribuyen los casos por departamentos, se encuentra que Antioquia (19,4% del total), Valle del Cauca (15,7%), Norte de Santander (14%), Cauca (7,4%) y Nariño (7%) son los que tienen mayor concentración. 

Cali, Medellín, Cúcuta, Bogotá y Tumaco son, a su vez, las ciudades y el municipio que tienen mayor concentración de casos, juntos suman el 22 por ciento de los secuestros de 2023.

Fuente: Siedco.
Fuente: Siedco.

Al mirar las tasas más altas por cada cien mil habitantes (t.p.c.m.h), se ve que Arauca es el departamento con la tasa más alta (3,9 casos), y después está Norte de Santander (2,1 casos). Esto indica una orientación hacia la zona nororiental de Colombia, área en la que hacen presencia el ELN, el Estado Mayor Central (EMC) de las Farc y la Segunda Marquetalia. 

Los municipios de Maripí (Boyacá), Santiago (Norte de Santander), Cumbitara (Nariño), Riofrío (Valle del Cauca) y Convención (Norte de Santander), muy rurales, presentan las tasas más altas en lo corrido del año. Esto muestra que, proporcionalmente, en las zonas rurales los efectos son más significativos.

Fuente: Siedco.
Fuente: Siedco.

Conclusiones

El aumento del secuestro en los últimos años da cuenta de que sigue siendo un delito cometido principalmente como método para financiar actividades ilícitas. Los efectos en las zonas rurales son más grandes en tasas por cada cien mil habitantes que en las ciudades. La coyuntura actual es un momento crítico que obliga a revisar la estrategia de “paz total” y sus mecanismos para parar el secuestro y mejorar la seguridad ciudadana. 

Es necesario atender el aumento en las cifras de delitos como el secuestro, las extorsiones y el hurto. Estos crímenes causan una percepción de inseguridad generalizada.

Hay que definir el papel de la fuerza del Estado en el desarrollo de la agenda de la “paz total”. Sin política de seguridad y defensa no puede haber paz, para ello es indispensable materializar el Sistema de la Lucha contra el Crimen. 

El contexto actual es una bisagra para las negociaciones entre el gobierno y el ELN. El quinto ciclo de negociaciones se ha aplazado por la falta de respuesta de Pablo Beltrán a una comunicación del jefe negociador del gobierno, Otty Patiño, acerca de la urgencia de reunirse para hablar justamente sobre el secuestro. La seguridad ciudadana es una prueba ácida para determinar el éxito de la agenda de “paz total”. 

Si no se atienden los problemas de seguridad cada vez más evidentes, no habrá bases para un proceso de paz que pueda mantenerse sólido en el tiempo. El secuestro es una enorme sombra sobre los caminos de construcción de la “paz total”.

Nicolás León Rodríguez

Politólogo e investigador nacional de la Línea de Seguridad Ciudadana de la Fundación Paz y Reconciliación.