Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
Hay tiempos a los que no les caben las cosas que se viven. No sé si es la rapidez o la profundidad, o una combinación de las dos cosas. Cuando una persona es víctima y no tiene tiempo siquiera para el duelo, el duelo se te acumula.
– Yo no tuve tiempo de llorar ni siquiera mi salida de Colombia, yo no tuve tiempo de llorar la muerte de Norman, yo no tuve tiempo de llorar absolutamente nada, no tuve momento de tranquilidad para sentarme y pensar: ”Esto es lo que me está sucediendo”.
No tener el luto suficiente para sanar o para curar o para mirar que fue lo que sucedió inclusive, termina explotando como una bomba retardada. En su caso, la depresión lo llevó a intentos de suicidio y lo tuvieron que hospitalizar. Una chispa de amor en Estados Unidos despertó el tigre que lo habitaba. Los diagnósticos de psiquiatría tienen un gran manual que se llama DSM-V. Ahí habita el diccionario del malestar humano. Pero no había manera de buscar el trastorno específico. Síndrome de estrés postraumático se queda corto. Depresión es solo parte del problema. Habría que juntar pedacitos del manual, cruzarlo con flechas.
– O simplemente entender que lo que me estaba pasando es que yo no tenía absolutamente nada más allá de una acumulación de hechos violentos dentro de mí que nunca habían podido aflorar. La chispa de ese amor fue como un gatillo que se disparó dentro de mi cabeza y me explotó absolutamente todo. Hasta entonces había gente que me decía: ”Viejo, usted lo cuenta como si no hubiera sucedido”, -”No, fue que yo llegué ahí entonces me dispararon, me pegaron un disparo”, ¿si me entiende? Como si no fuera verdad porque era lo que yo quería, taparlo, dejar que esos hechos habían sido como algo relatado por fuera de mí, pero cuando yo entré en crisis aquí de depresión ahí es donde me doy cuenta que no, que el problema era el mío.
La depresión fue entonces un síntoma del proceso de cura. Cuando las cosas se conectan entre sí, y tú dejas de ser un espectador de ti mismo.
Cuando le preguntamos qué otras cosas ayudan a sanar, tiene dos. El acompañamiento psicosocial es supremamente importante, así con todas las letras y palabras. Pero también hay una que tiene una dimensión colectiva:
– Yo no pienso en venganzas, ni en reprimendas, ni en castigos, ni en sanciones, ni en cárceles, yo lo único que pediría es que me dijeran la verdad, o sea que digan la verdad con honestidad. ¿Por qué hicieron lo hicieron? Es sencillo. ¿Por qué mataron a Norman? ¿Por qué me iban a matar a mí? O sea, con toda sinceridad para mí la verdad es el fundamento de cualquier reparación.