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Son varios los escenarios de riesgo o alerta de fracaso para el proceso de paz que el gobierno nacional inicio con las guerrillas a finales del año 2012. Independientemente de las motivaciones ideológicas o de sectores de opinión política, el único presidente en Colombia que ha tomado la decisión seria y concreta a terminar el conflicto armado a través de una salida política y negociada, ha sido Juan Manuel Santos; sin embargo la falta de un proyecto político nacional de paz hace evidenciar que lo avanzado hasta el momento esté en peligro de lograrse. Veamos algunos riesgos.

Son varios los escenarios de riesgo o alerta de fracaso para el proceso de paz que el gobierno nacional inicio con las guerrillas a finales del año 2012. Independientemente de las motivaciones ideológicas o de sectores de opinión política, el único presidente en Colombia que ha tomado la decisión seria y concreta a terminar el conflicto armado a través de una salida política y negociada, ha sido Juan Manuel Santos; sin embargo la falta de un proyecto político nacional de paz hace evidenciar que lo avanzado hasta el momento esté en peligro de lograrse. Veamos algunos riesgos.

Si las FARC, no el ELN. El hecho de que se firme un acuerdo con las FARC en marzo y aun no se pacte nada en público con el ELN constituye el primer riesgo del proceso. El gobierno tendría las siguientes opciones: combatirlos militarmente para obligarlos a negociar, que es lo mismo que seguir en la guerra, borrando con el brazo lo logrado en Cuba o dar inicio a otra modalidad de negociación, diferente a la mesa de La Habana. Los elenos pueden ser los más beneficiados políticamente o los más perjudicados militarmente. El ELN cree que lo importante no son los acuerdos en sí mismos, sino el desarrollo o cumplimiento de los mismos y en los que haya participación activa de la sociedad civil, posición que es laxa comparada con la urgencia del presidente Santos.

La reactivación de la protesta social. Los anuncios del alza del impuesto al valor agregado, el mínimo incremento del salario mínimo legal, la alta inflación que disminuyó el poder adquisitivo de los salarios, la falta de cumplimiento de los acuerdos sociales, la venta de ISAGEN, el empeoramiento de las condiciones sociales y económicas de varios sectores poblacionales, ha generado una ola de indignación nacional, que muy probablemente se traduzca en protesta social. Por otra parte la nueva ley de seguridad ciudadana está firmada para controlar y acallar aún más la protesta social. El riesgo evidente está en la salida que el gobierno nacional le dé a estos escenarios de inconformismo. Si los reprime y no negocia, también estaría retrocediendo en lo logrado en Cuba.

El plebiscito por la paz. El presidente ha expresado que si el país se manifiesta con un “no”, hasta ese punto llegaría el proceso de paz, por supuesto el conflicto armado continuaría. El riesgo está en que no exista un proyecto político nacional de paz. Por ahora concurren varios sectores sociales, políticos, económicos y militares divididos en el significado del proceso de paz, los puntos de negociación, la implementación de los mismos, la financiación de los posacuerdos, la justicia transicional, el papel de las victimas e infinidad de puntos de desacuerdo.

La falta de articulación. Estamos en la coyuntura precisa para articular en favor de la paz. Los acuerdos deben integrarse a los ejes estratégicos de paz de los planes territoriales de desarrollo, a las propuestas de paz locales y regionales, a las agendas de paz de movimientos sociales, a las plataformas de paz de los gremios económicos, a los planes estratégicos de paz. La desarticulación es un riesgo alto.

instituto-sur-isais.blogspot.com

Economista, especialista en Alta Gerencia, Magister en Estudios Interdisciplinarios del Desarrollo. Coordinador del Instituto Sur Alexander Von Humboldt ISAIS. Constructor - Tejedor de paz territorial, buen vivir y vida desde el sur. Perviviente. Librepensador. Columnista.