Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
Es cierto que la paz requiere de muchos No, pero hay un momento para todo. Este es el cuarto de hora del Sí.
Suena enredado tanto sí y tanto no. En medio de este trabalenguas me quedo con obvio que Sí al plebiscito por miles de razones, pero me reservo todos los No que sean necesarios durante la implementación para mantener vigente este proyecto que promete el Acuerdo.
Si pasa el plebiscito se resuelve este enredo porque todos seremos un mismo grupo, el de los ciudadanos que implementaremos el Acuerdo de Paz. Ahí es cuando el No se vuelve importante y cuando realmente tiene algún valor. Ese No que hoy cierra definitivamente las puertas después será clave para que hagamos las cosas bien.
El No de ahora no nos permite ni siquiera saber qué hubiera pasado si sí. La idea de que hoy decimos No para que después se llegue a un mejor acuerdo es por decir lo menos, ingenua. Nada nos garantiza que esto sea siquiera posible, el sentido común dice que no lo será y que al contrario lo más probable es que terminemos presos de ese dicho que reza que “lo mejor es enemigo de lo bueno”.
Este acuerdo alcanzó el mejor resultado posible entre dos partes declaradas enemigas que tenían diferencias históricas e irreconciliables. En parte por la seriedad del proceso, el esfuerzo de los negociadores y la presión de las comunidades y de la sociedad civil durante estos cuatro años; pero también porque el trabajo de muchos años de comunidades y gobiernos hicieron que este fuera un momento estratégico para lograrlo. Y este Acuerdo es de lejos mucho más completo y prometedor que cualquier negociación anterior que hayamos tenido antes en Colombia con grupos armados; es desmovilización y desarme y al mismo tiempo es transformación y es fin del conflicto a la vez que es construcción de paz.
Pero reconocer que este es el mejor acuerdo posible y darle un Sí el 2 de octubre no quiere decir atarnos las manos. Al contrario, significa activar nuestro rol de ciudadanos, acompañar este proceso y conservar la posibilidad de decir No después.
Si con mi Sí logro que pase el plebiscito entonces vigilaré cuidadosamente que las Farc cumpla todos sus compromisos, que el gobierno sí se monte en todas las transformaciones, que los ciudadanos sí tengamos más participación ciudadana, que sí haya justicia transicional y se respeten los derechos de las víctimas, entre muchas otras cosas.
Como este es un proyecto de largo plazo y necesitará de nuestra participación y nuestra concurrencia, y como tenemos herramientas para hacer que sí funcione, yo diré No en casos como estos:
-Le diré No a los miembros de la guerrilla que no dejen las armas. A ellos tendremos que denunciarlos, reprocharlos, mandarles la fuerza pública y dejarles caer todo el peso de la justicia ordinaria.
-Diré No y mil veces No a quienes no digan la verdad de lo sucedido, quienes no contribuyan a reparar a las víctimas de todas las formas que dice el Acuerdo, incluyendo por supuesto la de entregar todos sus bienes. Y a las Farc y a todos los victimarios, les diré que No estoy dispuesta a tolerar (ni yo ni el resto de Colombia) que no reconozcan su responsabilidad. Y les diré además que no creo que haya reconciliación verdadera hasta que no lo hagan con humildad. Les agradeceré cuando pidan perdón pero también se los exigiré en nombre mío como colombiana y en nombre de todas las víctimas.
-No toleraré a quienes sigan vinculados al negocio del narcotráfico o cualquier actividad delictiva.
-Diré No a cualquier uso indebido de los recursos que sean para invertir en la implementación de estos acuerdos.
-Manifestaré un claro No a las políticas de gobierno que se olviden del campo y del desarrollo, que no vayan con el tono de este nuevo momento para Colombia.
-Gritaré No a la política corrupta, no a la política tradicional y sí a las nuevas formas de hacer política, transparentes y juiciosas.
-Le recordaré a la Corte Constitucional la enorme responsabilidad que tiene para hacer que la implementación de este Acuerdo respete nuestra Constitución, los derechos fundamentales y nuestras obligaciones en derecho internacional.
-Le recordaré al Tribunal para la Paz que los ciudadanos esperamos que sean magistrados de las más altas calidades y que se desempeñen como tal, que desarrollen investigaciones serias, que pongan sanciones ejemplarizantes y que se aseguren de que su cumplimiento sea efectivo.
-Repetiré No y mil veces no a cualquier propuesta de forma de gobierno de extrema izquierda o extrema derecha que ponga en riesgo la democracia y las instituciones.
-Le recordaré al Congreso su responsabilidad histórica en este Proceso, y le diré No si no entiende que esto lo obliga a comportarse distinto de como lo viene haciendo hasta hoy.
-Le diré a las víctimas que No tienen que perdonar a nadie y que eso un ejercicio personal de cada uno. Eso sí, si lo hacen, las aplaudiré de pie.
-Le diré No a los medios de comunicación que desconozcan la enorme responsabilidad que tienen de vigilar este Proceso y de contribuir más a la reconciliación y menos al odio.
-Me recordaré a mí todos los días que esto también es conmigo y que yo también tendré que contribuir a la reconciliación y contribuir a que haya espacios en la sociedad para aquellos que tanto daño nos causaron.
-Me opondré a cualquier reproche, división o pelea que se desprenda de cómo votó cada uno este plebiscito. Y como colombiana le agradeceré infinitamente a quienes fueron a votar el 2 de octubre, cualquiera que haya sido el sentido de su voto.
A los que votan sí con convicción, los que lo harán con reservas, los que están indecisos y los que van a votar no; a todos los necesitaremos después participando con la misma intensidad para que esto funcione. Votar Sí no nos quita poderes, nos los refuerza.