¿Jusiticia punitiva vs Justicia transicional? El verdadero dilema se da entre Verdad y Negación.

En los procesos paz surgen dilemas de toda índole. Entre la justicia y la paz o entre los derechos de las víctimas y el derecho al desarrollo de amplias capas de la población. En Colombia el proceso de paz ha estado atravesado desde los inicios hasta la actualidad por el tema de la justicia punitiva.

A pesar de ser un dilema real es un dilema menor. Con vistas a una paz social, el asunto principal no es si los actores armados legales o ilegales deben ir a la cárcel. Más allá del dilema, entrando en el sofisma, es la pretensión de enviar a la cárcel solo a los ilegales, pero no a los legales. Desde la perspectiva de los derechos de las víctimas, de la paz social y de la justicia transicional, deben ir todos los que cometieron crímenes imperdonables y no prescriptibles. Pero eso no basta ni es lo prioritario.

El dilema crucial se da entre la verdad y la negación. Ese es el dilema que aún no se ha presentado a debate en el país ni en este proceso negociador. Es posible que se produzcan centenares de procesos judiciales en el marco de la Jurisdicción Especial para la Paz y que la verdad quede aún más oculta por la apariencia de justicia. La necesaria justicia, en un proceso de múltiples sentencias aisladas, puede quedar atrapada (o no) en una especie de teoría de las manzanas podridas donde el patrón de abusos cometidos y la autoría intelectual de los mismos nunca saldrán a la luz, al contrario, quedarán más enterrados en las tinieblas.

En este sentido, ni la Justicia Especial ni la Comisión de la Verdad deben tener como fin descubrir nuevas verdades. El objetivo es que los perpetradores reconozcan y admitan lo que antes negaban, que confiesen qué crímenes cometieron y quiénes los apoyaron y se beneficiaron política y financieramente, y que éstos a su vez se aparten de la negación y entren en la senda de la verdad, el reconocimiento y la sumisión al Estado de Derecho. Como dice Priscilla Hayner, estas nuevas instituciones “tienen que enfrentarse a abundantes mentiras y negaciones para revelar verdades que todavía son peligrosas y a las que quizá se resistan muchos de los que ejercen el poder.”

Quizá cuando se resuelva el dilema entre la verdad y la negación, muchos otros dilemas dejarán de existir. No es imposible que el día que la verdad se imponga sin ningún género de dudas sobre la negación, el dilema entre la paz y la justicia deje de tener sentido. Las víctimas, los familiares y la ciudadanía quizá consideren innecesario (o no) que quien ya ha reconocido su culpa, admitido la colaboración de élites poderosas y haya pedido perdón, no deba pagar 5 u 8 años de prisión. La verdad es la materia pendiente del proceso colombiano y la negación la permanente piedra en la que se tropiezan unos y nos dejan en la incertidumbre (y la desconfianza) al resto.