Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
Los partidarios del No están en contra de los Acuerdos de La Habana porque no es un proceso de paz hecho a su medida. El Sí asegura, a diferencia de los acuerdos con los paramilitares, la verdad y la justicia para todos.
Parodiando al senador Uribe, cuando expresó, que “solamente nos queda la opción de decir si a la paz, votando no al plebiscito”, creo entender uno de los grandes temores que albergan los actores de la ultraderecha, quienes combinaron todas las formas de lucha y se pasaron por la faja la legalidad, creyendo que gozarían de la impunidad que les ofrecía su caudillo, quien les vendió la tesis que “las reglas de justicia las imponen los vencedores” y que ellos modificarían la constitución y la ley en su propio beneficio, como efectivamente lo hizo su líder con la reelección presidencial o el transfuguismo.

Hoy cuando los colombianos conocemos el acuerdo sobre la forma de escoger los 40 magistrados de la Jurisdicción Especial de Paz, se cumple uno de los grandes temores que tenían el Centro Democrático y el Procurador: no podrán descalificar la justicia de paz por ser parcializada, pues queda claro que será independiente, y ellos saben que tarde o temprano deberán responder por todos los delitos que cometieron en su santa cruzada contra el comunismo “castro-chavismos” en su matrimonio con los paramilitares.
Está claro no les gusta, un proceso de paz, que reivindique a las víctimas, y que privilegie la verdad y la justicia, como centro del proceso. Ellos preferían un proceso de paz, donde no tuvieran que contar qué ilegalidades, qué violaciones a los derechos humanos de campesinos, niños y mujeres auspiciaron y propiciaron.
Prefieren un proceso de paz, como el de Santafé de Ralito, donde no hubo verdad, ni justicia, ni reparación a las víctimas y ni siquiera garantía de no repetición, porque los mandos medios se quedaron a defender a los nuevos dueños de las tierras despojadas, ellos en las noches son los tan mentados ejércitos anti-restitución, los otros migraron a las Bacrim que siguieron con toda clase de negocios ilegales.

Por ello, invertirán todos los recursos necesarios para derrotar el plebiscito, jugándosela por el No, todos los altos funcionarios que están investigados y huyendo de la justicia, todos los investigados y condenados por violaciones a los derechos humanos desde las fuerzas armadas (algunas pocas manzanas podridas), todos los que pagaron por la seguridad de los paras y resultaron beneficiándose del más grande despojo de tierras a los pequeños propietarios, todos los que persiguieron y amenazaron a la oposición política, a las altas cortes y a la prensa; los que desmovilizaron falsos frentes guerrilleros, los que se han lucrado del conflicto desde el abuso del poder y al margen de la ley.
Se la jugarán con todo, los que no quieren que las Farc luego de contar la verdad, pedirle perdón y reparar a las víctimas, de cumplir con las sanciones que defina la justicia de paz, y asumir el compromiso histórico de nunca más empuñar un arma para hacer política, lleguen al Congreso de la República; pero que estuvieron orgullosos cuando los paras tenían infiltrado el congreso en un 35% de sus miembros, se sintieron representados y orgullosos cuando iban a refundar la patria con la llegada de Salvatore Macuso, Ernesto Báez y Ramón Isaza al congreso, y los pusieron a hablar en transmisión en directo por Señal Colombia.
Claro esa justicia de paz, también va a juzgar a los altos mandos de las Farc, por los delitos contra la humanidad, por las violaciones a los derechos humanos, por el desplazamiento forzado, por el secuestro, por la desaparición forzada de personas, por los hechos de terror, y ellos se están sometiendo a la justicia. Paradójicamente, algunos de quienes representaron al Estado de Derecho, hoy se sienten amenazados, con tanta verdad y con tanta justicia.
Con este análisis no pretendo descalificar, a personas de buena fe, que crean que el mejor camino para Colombia es el continuar el conflicto armado, porque tengan argumentos propios que les den justificación.
De todas maneras, emplearé una frase desafortunada que puso de moda, el líder de la ultra derecha colombiana durante sus 8 años de gobierno, cuando a los periodistas, a la oposición democrática, a los independientes, a los indígenas, a los jueces imparciales, les decía que eran “Idiotas útiles del Terrorismo”, hoy creo que los colombianos no podemos resultar siendo “Idiotas útiles de la impunidad y de la continuidad de la guerra”.
Invito a todos los colombianos a que voten contra la Impunidad, apoyando el SI al Plebiscito.