Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
Los jóvenes van a vivir en la Colombia del posacuerdo, pero hay muy pocos estudios que se enfocan en lo que piensan ellos. Se necesita desarrollar más este tema para saber cómo entienden ellos el momento que está viviendo el país.
La opinión pública, los acuerdos y los jóvenes en Colombia
La votación del plebiscito ha despertado mucho interés por saber cuáles son las actitudes de los colombianos sobre el proceso de Paz. El periódico El Tiempo y la revista Semana – entre otros – han publicado varias estadísticas y estudios sobre este tema y las noticias y los redes sociales han producido varias opiniones y análisis de las implicaciones de estos datos para el plebiscito, el futuro del presidente Juan Manuel Santos, el proceso de paz y Colombia.
Este foco es importante, pero estas encuestas – y casi todos los análisis de las actitudes acerca de la paz – han ignorado una población crucial para que el proceso de paz tenga éxito: los jóvenes. Aunque Colombia ha enfatizado que la juventud tiene un papel importante, todavía le falta un entendimiento de las actitudes y las creencias de los jóvenes sobre el proceso de paz. Hay poca información sobre cómo creen que el proceso les va a afectar.
Análisis de Barómetro de las Américas-LAPOP
Aunque le faltan estadísticas sobre las actitudes de los jóvenes sobre el proceso de paz, la base de datos del Barómetro de las Américas-LAPOP de 2014 ofrece una mirada preliminar. Esta encuesta de opinión pública está considerada rigurosa y con validez. Los datos de 2014 ya son antiguos en el contexto dinámico de Colombia, especialmente después la firma del acuerdo más reciente, pero es una de las pocas maneras que hay para empezar a investigar cómo estas generaciones cruciales han estado pensando en el proceso.

Para este análisis se dividen los encuestados en dos grupos: los que tienen más de 25 años y los de entre 18 y 25 años que están formando y empezando sus vidas como ciudadanos adultos. El promedio del apoyo al proceso de paz de los jóvenes es casi igual a los mayores, sin una diferencia estadísticamente significativa. Ambos grupos mantienen un apoyo tibio.

Sin embargo, explorando una serie de preguntas sobre el proceso, las actitudes de los jóvenes son aún más complejas. Ellos están más a favor de la reinserción de las FARC y demuestran más apoyo a la idea de que el perdón y la reconciliación de este grupo armado es posible. Al mismo tiempo, no sólo están más a favor de la paz. También están más a favor de resolver el conflicto armado por la vía militar, con una diferencia estadísticamente significativa en comparación con los mayores. Como grupo, están casi en el medio entre esta resolución y por la vía del diálogo.

En este grupo es notable que el 41 % indicaron que un familiar ha sido víctima del conflicto (por ejemplo, por ser desplazado, secuestrado o reclutado), pero no hay una diferencia significativa entre las respuestas de los que han tenido familiares víctimas y los que no han tenido esas experiencias íntimas del conflicto.
La complejidad aumenta cuando se investigan las diferencias que encuentran entre el grupo de los jóvenes. La experiencia del conflicto varía mucho entre el campo y la ciudad y entre las zonas urbanas. Se notan diferencias importantes también en las actitudes de los jóvenes por tamaño del lugar donde viven los encuestados.
Los jóvenes de Bogotá y las ciudades pequeñas demuestran un alto nivel de acuerdo con la reinserción de las FARC, mientras los de otras ciudades grandes no la apoyan tanto. Este resultado se complica cuando la pregunta se enfoca más en la confianza del resultado del proceso.
Como respuesta a la pregunta de si creen que las FARC se desmovilizarán con el proceso de paz, el nivel de desconfianza de los jóvenes de Bogotá se parece al de las ciudades grandes y pequeñas, mientras los jóvenes de las zonas más aisladas tienen un poco más confianza. Parece que esta confianza en las FARC está conectada con la fe en la gente; los jóvenes de las ciudades pequeñas y las zonas rurales tienen más confianza interpersonal. Es posible que aunque haya más violencia por el conflicto armado con las FARC en estas partes del país, la intimidad de las comunidades apoya a la confianza en el fin del proceso.

¿Y los jóvenes en el “posacuerdo” presente?
Es claro que los jóvenes van a jugar un papel importante en la construcción de la paz en Colombia, pero es mucho menos claro qué piensan ellos sobre el papel que tendrán en este futuro. Ellos van a manejar el país por el camino difícil que se necesita décadas de reconciliación, curación y cambios.
La información del Barómetro de las Américas apenas da una idea de la complejidad de este sector de la población. Por ejemplo, no pregunta a los jóvenes menores de 18 años, quienes van a ser los futuros líderes y ciudadanos de la realidad postconflicto.
A pesar de eso, esta base de datos demuestra que los jóvenes tienen diferencias importantes con la población mayor que se puede explicar en dos maneras: puede ser que refleje una diferencia de generación porque ellos tienen menos experiencia con el conflicto y la guerra, o también puede venir del hecho de que los jóvenes están en una etapa diferente en que están pensando en sus futuros y las posibilidades que un Colombia del post conflicto les brindará.
Se necesita más estudio de este tema porque los jóvenes son una parte fundamental de la promoción de la paz y la estabilidad en zonas de conflicto y post conflicto. En países donde sí se han incluido – con los procesos de reconciliación y desarrollo en Mozambique y Kosovo y en los consejos de paz en Belfast – los resultados han sido cruciales para la construcción de la paz. Apoyando esta perspectiva, los principios de las Naciones Unidas para la formación de paz en zonas de conflicto incluyen el reconocimiento y la participación de los jóvenes en la construcción de la paz.
Un primero paso para incorporarles más al proceso de paz y la construcción de una cultura de paz aquí en Colombia es a través de análisis profundos, cuantitativos y cualitativos. Por un lado, hay una cantidad de programas, educadores, ONG y otros que están trabajando con jóvenes por todo el país -con desmovilizados, con víctimas, de zonas urbanas y rurales, de todas los edades-. A un nivel local las personas de estas organizaciones los conocen y los entienden.
Por otro lado, no hay esta información a un nivel más amplio. Ahora es un momento crítico para que el país empiece a juntar este conocimiento para mejorar la inclusión y la formación de la juventud colombiana en la transformación hacia un país de paz.
El partido liberal ha hecho varias propuestas para incluir a los jóvenes en la votación, y aunque los jóvenes no van a ser parte del proceso formal, hay posibilidad todavía para aprovechar de este momento para hacer un voto simbólico. Es el momento para darles a los jóvenes colombianos una voz y escuchar lo que piensan.