Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
Puede que el Zika nos deje lecciones que al final visibilicen la situación de muchas mujeres que no tienen acceso pleno a sus derechos.
Colombia nuevamente se enfrenta a una epidemia transmitida por causa del mosquito Aedes Aegipty, que está presente en gran parte del país. Hace unos meses padecimos con el Chincungunya, y ahora un nuevo virus llamado “Zika” hace presencia.
Con todo lo negativa que puede ser una epidemia para un país con un sistema de salud colapsado como el nuestro, debo decir que en medio de lo terrible de la situación, a lo mejor esto nos ayuda a poner sobre la mesa temas que vienen afectando a las mujeres hace mucho tiempo, pero que con esta epidemia se han hecho aún más visibles.
En zonas del país como los llanos orientales y la Guajira, hace mucho existen problemas de acceso a agua potable. En la mayoría de estas zonas, son las mujeres las que deben recoger agua y tenerla almacenada para cubrir las necesidades de las familias. Hoy, con epidemias de virus que se transmiten por mosquitos que nacen en aguas almacenadas, y la sequía que vivimos, nos estamos empezando a fijar en la necesidad de cuestionarnos nuestro uso del agua, y la necesidad de garantizar su acceso a todas las personas. Resulta que las mujeres Wayuu y de los Llanos llevan años hablando de esto sin ser escuchadas. Hoy, gracias al Zika y al Chikungunya, el tema es primera plana en medios.
El Zika pone en evidencia nuestra necesidad de invertir más en investigación para la salud, que el últimas es una inversión para la vida de la gente. Aunque el brote de Zika se identificó hace ya varios meses, aún no hay certeza de los alcances de la enfermedad ni los mecanismos para prevenirla y atenderla, lo cual es vergonzoso. El mundo conoce el Zika hace años, pero los países con riesgo de transimisión por presencia de mosquito transmisor no han sido responsables en la investigación oportuna en prevención y atención de casos, lo que hubiera evitado un brote de las proporciones que hoy tenemos.
El otro tema que el Zika puso nuevamente sobre nuestra mesa es el derecho a abortar cuando hay un riesgo para la vida o la salud (entendida como bienestar). Las mujeres hace más de 10 años vienen hablando de este tema, pero hoy ante la posibilidad del que el Zika cause afectaciones en la salud de las mujeres país está hablando nuevamente del aborto como un Derecho Fundamental en Colombia. En los últimos meses se venía hablando de la “discusión sobre el aborto”, dejando en el ambiente que no es un tema zanjado y que está aún en debate. En el contexto de la epidemia de Zika, he visto artículos de prensa en donde por fin se habla del aborto como un procedimiento en salud que cualquier mujer colombiana puede necesitar, y que las EPS deben garantizar. A lo mejor gracias al mosquito, logramos entender que el aborto es legal hace 10 años cuando hay riesgo para la salud de la mujer (salud entendida como el máximo bienestar bio-psico-social) y que los debates actuales se están dando frente a la posibilidad de que las mujeres aborten sin ningún requisito durante las primeras etapas de gestación.
Quizá el Zika nos dé la oportunidad de que las colombianas conozcan más sobre su derecho a la salud, a beneficiarse de los avances científicos y las opciones que tienen cuando quedan embazadas (seguir con el embarazo, dar en adopción o un aborto). Ojalá también el Zika también lleve a que los hombres entiendan que la prevención de embarazos en zonas endémicas no es un problema de mujeres, y entonces hagan uso del Condón para evitar embarazos en zonas afectadas por el virus. Y precisamente dado que el Zika se presenta en zonas alejadas y tradicionalmente sin presencia estatal, puede que el mosquito obligue a las autoridades a llegar a estas zonas con información precisa y con atención médica para las mujeres embarazadas. Quizás el Zika nos lleve a pensar en las vergonzosas cifras de mortalidad materna que tenemos, y las acciones que necesitamos para las colombianas tengan un embarazo digno y seguro. Ojalá después de esta epidemia nos tomemos en serio las metas de desarrollo del milenio, y se nos dejen de morir las colombianas que quieren tener hijos, por causas perfectamente prevenibles.
Ante las crisis hay dos opciones: Aprender lecciones y tomar las riendas o tocar fondo. Esperemos que el Estado colombiano se decida por la primera.