Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
El feminismo se ha instalado en las librerías. Ahora, en la mayoría, se puede encontrar una sección dedicada al género y entre las filas de las “novedades” editoriales hay alguna autora que explore un tema sobre la movilización de las mujeres, la diversidad sexual, las masculinidades, etc.
Esto no es menor. Pues es un fenómeno, me atrevería a decir, mundial. O por lo menos, muy latente en Colombia, México, Argentina, Chile y España, países que se han distinguido por tener siempre una alta producción y exportación de libros.
Lo que significa que las ideas feministas están circulando y revolucionando mentes por medio de la lectura. Un hecho que hubiera fascinado a Sor Juana Inés de la Cruz, Virginia Woolf y Simone de Beauvoir, voces importantes de la literatura a favor de la igualdad de género.
La publicación cada vez mayor de autoras feministas habla de la explosión de los estudios de género en este siglo y de una creciente ola de nuevas generaciones de chicas jóvenes – y chicos— con interés en esta literatura. Habitar los libros es importante, pues estamos dejando un registro de los cambios culturales y de nuevos enfoques que surgen desde los feminismos.
Este año se han publicado libros de varias autoras feministas que vale la pena conocer. Se pueden encontrar en la Feria de Libro de Bogotá (FilBo) y también en las librerías de la ciudad.
En primer lugar, un libro que me ha atrapado es “Desde los Zulos” de Dahlia de la Cerda (México, Sexto Piso) escrito con una prosa provocadora “para las que no tienen cuarto propio.”
Para aquellas mujeres que han derrotado el sueño para poder escribir, que escriben con sus hijos sobre sus espaldas, dándoles pecho entre sus rebozos, mientras lavan la loza, con los zapatos sucios, desde los “zulos”, es decir, desde los agujeros.
Dahlia de la Cerda es una escritora mexicana que ha sido empleada de un call center, un bar y una fábrica de dulces. Este, su segundo libro, reta a las feministas del cuarto propio, es decir de clases medias y altas, a reconocer sus lugares de privilegio y de elaboración de teorías sobre la igualdad que solo aplican a mujeres blancas y acomodadas.
Este libro es una crítica mordaz al clasismo y la transfobia: una afrenta política para cualquiera que quiera repensar su lugar de enunciación.

En otra tónica, pero con igual maestría, Lu Ciccia, escritora argentina, nos relata en “La Invención de los Sexos” (Argentina, Siglo XXI) por qué la lógica binaria es el pensamiento hegemónico en nuestros cerebros y cómo los feminismos nos pueden enseñar la puerta de salida.
El libro nace por la inmersión de la autora en los laboratorios de fisiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires para su tesis doctoral sobre “cómo hacemos memoria.”
Al ver que en la práctica científica sobre la flexibilidad cognitiva solo se estudian los cerebros de los ratones machos y no de las hembras, por su carga hormonal, Ciccia se interesa en averiguar de dónde sale este postulado biológico.
Esta duda la lleva a analizar cómo la ciencia ha estudiado a los cerebros humanos, sosteniendo la existencia de un “dimorfismo sexual cerebral” y sus implicaciones para la construcción social de las diferencias sexuales. Por lo tanto, su investigación inicial cambia de rumbo y el libro analiza los discursos neurocientíficos prevalencientes con un enfoque de género.
Por último, recomiendo adquirir el libro de “Causa Justa: Voces detrás de la demanda” (Tirant Lo Blanch, Colombia), donde las cinco protagonistas del litigio a favor de la despenalización del aborto hasta la semana 24 del embarazo narran cómo lograron este cambio histórico para las mujeres en Colombia.
El libro recoge los testimonios de las activistas Ana Cristina González (Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres), Catalina Martínez (Centro por los Derechos Reproductivos), Mariana Ardila (quien trabajaba en Women’s Link World Wide), Sandra Mazo (Católicas por el Derecho a Decidir) y Laura Gil (Grupo de Médicos por el Derecho a Decidir) en la presentación de la demanda ante la Corte Constitucional a favor de la libertad reproductiva.
Considerando la larga tradición católica de Colombia, ellas dan cuenta de los desafíos que tuvieron en el litigio y en la consolidación del movimiento feminista a favor del derecho a decidir en el país para llegar a la sentencia C-055 de 2022.