Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
Ante la inminente aplicación del acuerdo de paz, es clave una institucionalidad fuerte que pueda implementarlos con eficacia.
Colombia acaba culminar un proceso de paz con las FARC, que ha durado casi seis años. El mundo está observando la forma en que se va a implementar el acuerdo de paz logrado, después de la dificil situación creada por el resultado electoral del 2 de Octubre.
Una de las preocupaciones que se presentan entre las víctimas del conflicto en este momento es la forma en que la aplicación del acuerdo de paz va a contribuir a la entrega e identificación los cuerpos de las personas asesinadas por grupos armados. Ya el país tuvo una experiencia negativa con la implementación de la ley de justicia y paz en 2005, (Ley 975 de 2005) donde muchos lideres paramilitares y algunos guerrilleros empezaron a contar su verdad sobre la guerra. Más de 6000 cuerpos fueron ubicados con los testimonios de victimarios postulados, pero solo 450 fueron identificados y entregados a sus familiares. (Fuente: Verdad Abierta http://www.verdadabierta.com/justicia-y-paz/10-anos-de-justicia-y-paz/6089-la-otra-colombia-salvaje). El país no cuenta con suficientes antropologos forenses para desarrollar las actividades de exhumación e identificación de cuerpos. Si bien se ha hecho un esfuerzo por cambiar esa situación, aún persiste un inmenso deficit de profesionales forenses. Sumado a esto, la unica especialización en antropología forense que existía en Colombia, cerró en 2005. Tal como el proceso de justicia y paz destapó muchas verdades y reveló la ubicación de muchos cuerpos de víctimas del conflicto, la aplicación de la nueva justicia transicional para la paz y la entrada en funcionamento de la Comisión de la verdad, puede llevar a un escenario parecido, en donde los guerrilleros de las FARC desmovilizados cuenten sus delitos y contribuyan a ubicar los cuerpos de sus víctimas. La pregunta es: ¿Estamos preparados como país para la ola de verdad que se nos viene? ¿Estamos listos para encontrar a los cerca de 45.000 desaparecidos que tiene Colombia?.
Doña Blanca, mujer campesina y mamá de las tres hermanas Lagarraga, desaparecidas por las autodefensas en el Caquetá, tuvo que buscar a sus hijas sola, preguntando en las veredas, indagando ella misma a las personas que pudieran haberlas visto. Ubicó a sus hijas, y le dijo a la Fiscalía donde estaban enterradas. Solo dos años después de eso autorizaron una exhumación en los sitios indicados por doña Blanca. Ahí estaban sus hijas.
Miles de mujeres colombianas buscan a sus familiares en las veredas, en los cementerios, o en medio de las cajas de medicina legal en donde se han “archivado” restos oseos no identificados por nadie. Muchas de estas mujeres tienen más información que la misma fiscalía. Es necesario que la institucionalidad las escuche. Colombia solo conoce la punta del iceberg del conflicto armado que vive, y buena parte de esa história reposa en los cuerpos sin vida de miles de personas asesinadas. El Congresista Iván Cepeda ha sido de los pocos funcionarios públicos que se ha interesado genuinamente en la busqueda de personas desaparecidos. Desde hace varios años puso en evidencia la existencia de cementerios en donde hay miles de cadaveres enterrados como personas no identificadas. Es hora de una institucionalidad seria y comprometida, que pueda darle respuestas satisfactorias a los familias de las víctimas.
Urge que esta vez aprendamos de los errores cometidos en 2005 con la ley de justicia y paz, preparandonos mejor para identificar los cadaveres de esta guerra absurda que vivimos por sesenta años. Es justo y necesario darle a las miles de mujeres que buscan incasablemente a sus seres queridos una respuesta y acceso a la verdad sobre lo que ocurrió con sus familiares. Si queremos superar el capitulo de la guerra, es necesario darle a las familias de las víctimas la posibilidad de empezar el duelo.
@alejitacoll