Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
Hoy, el Gobierno presentó el proyecto de ley que destraba la creación del Ministerio de la Igualdad, el nuevo órgano encargado de formular y dirigir las políticas encaminadas a eliminar las desigualdades en el país.
Les preguntamos a las expertas de la Red de las Mujeres de La Silla Llena qué expectativas tienen de la creación de este nuevo Ministerio.
Estas son sus respuestas.
“Yo hubiera esperado un Ministerio de Las Mujeres”: Rocío Pineda
Aspiro y espero que el Ministerio de la Igualdad realmente signifique un avance mayor para el logro de la erradicación de las brechas de la desigualdad de género que viven las mujeres y las niñas colombianas a lo ancho y lo largo del país.
Se necesitará un esfuerzo mayúsculo para que esa mayoría de la población, que somos las mujeres, merezca la atención primordial que debe tener en este Ministerio. Nosotras no somos una minoría, somos la mayoría. Somos más de la mitad del país y, como tal, el esfuerzo y la voluntad política tiene que estar centrada en esas brechas estructurales que afectan profundamente la vida de las mujeres.
Yo hubiera esperado, más bien, un Ministerio de las Mujeres.
“Tiene dos retos: la financiación y la estabilidad de largo plazo”: Lucía Ramírez
El proyecto de ley radicado el día de hoy para la creación del Ministerio de la Igualdad da cuenta del potencial que podría tener esta institución para desarrollar políticas y programas enfocados no solo en promover la equidad de género, sino en combatir la desigualdad socioeconómica, el racismo y la xenofobia, entre otras formas de discriminación. Estos son temas que normalmente no son priorizados en la agenda política.
Por ello, el Ministerio de la Igualdad puede ser muy útil para coordinar la implementación de acciones en estos temas y apoyar su desarrollo en los territorios. Para lograr este propósito es clave que el proceso de formación y puesta en marcha del Ministerio cuente con la participación activa de diferentes sectores sociales y tenga en consideración las lecciones aprendidas de instituciones similares en varios países de la región.
En todo caso, esta institución enfrenta dos retos importantes: la financiación y la estabilidad en el largo plazo. Esperemos que el diseño institucional permita superarlos.
“Es un acierto que sea un Ministerio ‘de igualdad’ y no ‘de las mujeres’”: Alma Beltrán y Puga
El Ministerio de la Igualdad es muy buena idea. Creo que de lo que se trata es de articular las políticas de género, de orientación sexual, las que tienen que ver con discriminación racial y étnica. Todas las poblaciones que están en desventajas históricas tendrían en ese Ministerio una oficina a la que acudir.
La idea de que Francia Márquez pueda ser la cabeza del MinIgualdad es un acierto del nuevo Gobierno porque fue una de las promesas de campaña y están cumpliendo de alguna manera con esas promesas.
Sobre todo, me gusta que se llame “de la igualdad” y no “de las mujeres” o “de género”, porque la igualdad es un concepto muy amplio en donde efectivamente entra la lucha por hacer que todas las personas que se encuentran en una desventaja histórica tengan mejores condiciones económicas, sociales y políticas.
Es un gran reto para Francia. Creo que se eliminarían algunas consejerías presidenciales y esto promueve una especie de crítica de que se está creando más burocracia, pero yo veo que esto es simbólicamente un paso importante para prevenir e intentar eliminar la desigualdad en Colombia.
Es un paso hacia adelante y están al menos cumpliendo con algunas de las promesas de campaña en materia de políticas de género y de igualdad social.
“Tiene que velar por que todos los ministerios tengan un fuerte componente de género”: Alejandra Coll
El Ministerio de la Igualdad puede ser una buena idea si articula otros esfuerzos ya existentes para la eliminación de la pobreza y la desigualdad. Es decir, si se avanza desde lo construido, el Ministerio puede ser un gran escenario de cambios.
Si el Ministerio no logra tener el poder de articular con otros programas del Estado, puede llegar a quedarse corto.
El otro aspecto es el presupuestal. La lucha contra el hambre y la desigualdad en Colombia implica inversión. El Gobierno debe demostrar su voluntad política haciendo incidencia en el Congreso para que el el Presupuesto General de la Nación se le asigne al Ministerio un presupuesto digno.
Es fundamental que el Ministerio se articule con la Consejería Presidencial para la Equidad de Género y que, a su vez, se encargue de que todos los ministerios tengan un fuerte componente de género y que lo materialicen.
Es clave que haya funciones específicas para ese Ministerio en materia de género ya que las desisigualdades basadas en el sexo, género y orientación sexual están en el centro de los problemas sociales del país.
“Es una buena noticia, si tiene buen presupuesto y buen equipo humano”: Olga L. González
En Colombia, las grandes conquistas de las mujeres y de las minorías sexuales no han sido el resultado de políticas institucionales, sino de luchas. El voto, el derecho al aborto, las leyes relativas a la violencia contra las mujeres, el reconocimiento de parejas del mismo sexo han sido obtenidas en una gran medida porque los sectores afectados se han movilizado y han tocado las puertas que se requieren para introducir esos cambios (típicamente, han influido en las decisiones de las altas Cortes).
Ahora bien, que exista un Ministerio de la Igualdad debería, en principio, favorecer que estas conquistas se afiancen y que haya una real política dirigida a estos sectores. Hay muchísimo por hacer aún en términos de desigualdad salarial o pensional, en términos de lucha contra las violencias, en términos de reconocimiento real del trabajo del cuidado (estoy pensando en las madres comunitarias, por ejemplo, que después de años de trabajo duro no tendrán derecho a pensión). Los desafíos sociales son enormes. Es una buena noticia que exista un ministerio, claro está, siempre y cuando tenga un presupuesto acorde con las necesidades y un buen equipo humano.