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No es posible permitir que se use un acuerdo de paz para reducir derechos de personas, o para posicionar agendas de sectores conservadores. La paz es un derecho de todas las personas, inclusive de quienes votaron No, y se debe llegar a un acuerdo final a la mayor brevedad para garantizarlo. 

Recientemente a la palabra género ha causado escozor y temor en  varios sectores de la sociedad colombiana. A esto se ha sumado una  polemica en relación al enfoque de género incorporado en el acuerdo de paz al que necesita llegar Colombia para terminar la guerra de más de 50 años que  ha dejado más de 8 millones de víctimas. 

La discusión actual sobre la paz se está usando descaradamente para posicionar agendas conservadoras, por decir lo menos, en donde quieren reducir los derechos de las mujeres y las comunidades LGBTI. Se ha malinterpretado el enfoque de género, diciendo que este atenta contra la familia, las comunidades religiosas, o pretende cambiar el estilo de vida de nuestro país. Hay varios puntos a este respecto que es importante aclarar.

En un acuerdo de paz no se negocia el modelo de familia ni la cultura ciudadana y el acuerdo  suscrito entre el gobierno y las FARC no es la excepción.

En ninguna de las 297 páginas del acuerdo se modifica la definición de familia, ni el sistema educativo o se impone un estilo de vida a las personas colombianas. Esto no se puede negociar con un grupo armado, ni está dentro de los puntos de la mesa de la Habana.  

El enfoque de género en los acuerdos de paz  busca  reconocer que  las mujeres, las niñas y las personas LGBTI fueron afectadas por la guerra de una manera distinta y merecen una reparación que reconozca esas particularidades.

Ese enfoque  de género no afecta a ninguna persona o grupo social, pero removerlo de los acuerdos de paz, afecta a más de la mitad de nuestra población colombiana y deja sin derechos a un sector importante de la sociedad.  

El enfoque de género en los acuerdos busca también que las mujeres puedan participar de los nuevos espacios que creaban los acuerdos, como la Comisión de la Verdad, la Justicia Especial para la Paz  y espacios de participación en las comunidades rurales.

Esto no atenta contra los derechos de nadie. El enfoque de género es una obligación que el Estado colombiano adquirió al firmar tratados internacionales sobre derechos de las mujeres. Hay varias Resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que le piden a los Estados contemplar la inclusión de las mujeres en procesos y acuerdos de paz. 

Un acuerdo sin enfoque de género queda absolutamente incompleto, al no considerar medidas especiales para reparar a las mujeres y niñas víctimas, y no reconocer que los actores armados las afectaron de manera distinta.

Es imposible desconocer que a las mujeres las abusaron sexualmente, les obligaron a prestar servicios forzados, les usaron como informantes, les obligaron a cocinar, lavar y ejercer labores de cuidado para combatientes en medio de la guerra. Otro tanto pasó con las personas LGBTIQ, a las que asesinaron con inmensa crueldad y hasta el día de hoy  son amenazadas en planfletos de grupos armados de todo tipo. Desconocer esto es tapar el sol con un dedo. ¿Quien podría oponerse a que le reconozcan sus derechos a estas personas y les reparen?. 

Es innegable que hay sectores políticos y sociales a quienes les molesta que las mujeres  y comunidades LGBTIQ avancen en sus derechos, y por eso están usando este debate por la paz para abrir una discusión que en realidad debe tener lugar en el Congreso y en las Altas Cortes. Tristemente el argumento de los acuerdos como un factor desestabilizante de la familia movió a muchas personas a votar No el 2 de Octubre. Invito a que hagamos una reflexión cómo sociedad para llamar a que no se instrumentalice el debate por la paz y se haga con la seriedad y urgencia que requiere la situación delicada que vive el país. Es hora de que quienes promovieron el voto por el No asuman la responsabilidad de hacer propuestas serias, realistas, relacionadas con los acuerdos, y que en todo caso no disminuyan lo que ya se había ganado para las víctimas del conflicto y comunidades campesinas. Ninguna de las propuestas presentadas hasta el momento por los promotores del No al plebiscito mejora los acuerdos firmados el 24 de Agosto, y el reloj sigue corriendo. 

@alejitacoll

Abogada. Magistra en Estudios de Género de la Universidad de Hull y la Universidad de Granada. Consultora en Derechos Humanos. Ha desarrollado investigaciones en acceso a la tierra para las mujeres en Colombia y es investigadora para el Crime State Initiative del King's College de Londres. Participó...