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De nuevo, los temas de derechos de las mujeres (en particular de las mujeres rurales) se quedan en la planeación y en acciones en gerundio.

Hace poco vi en la pagina del Ministerio de Agricultura un articulo que  anunciaba la apropiación del 30% de recursos del Ministerio de Agricultura para las mujeres rurales. Esta promesa no es nueva, ya el Ministro Lizarralde en su administración la hizo en varios eventos.

Se dice que en el anterior Gobierno del presidente Santos se invirtió 17 mil millones en mujeres rurales. Si se compara ese rubro con el presupuesto total de la cartera de agricultura, es fácil concluir que no es una cifra para sacar pecho. (Pueden ver la apropiación de presupuesto para el anterior periodo de Gobierno para que saquen sus propias conclusiones).

Es muy positivo que en ese mismo artículo el Ministro Iragorri reconozca que tiene una deuda con las mujeres, y manifieste públicamente su interés por el tema. Sin embargo, si uno ve la realidad de la apropiación presupuestal que se está proyectando para el periodo 2014-2018, esta no demuestra que las promesas del Ministro se puedan concretar o que su interés se refleje en el recurso que va a invertir, que es donde se le mide el aceite a la voluntad política de los funcionarios públicos tomadores de decisiones.  

El presupuesto global del Ministerio (Proyectado) es de 4. 25 billones de pesos. Si el Ministerio quiere cumplir con su promesa, debería asignar a programas de mujeres rurales por lo menos 1.26 Billones (30%). Si uno revisa el articulado del Plan de Desarrollo “Todos por un Nuevo país”, que está en curso en el Congreso, uno ve que efectivamente no hay un programa que recoja ese recurso y lo asigne a las mujeres. Lo único que se encuentra con enfoque de género en todo el documento del Plan (84 páginas) es esto:

De nuevo, los temas de derechos de las mujeres (en particular de las mujeres rurales) se quedan en la planeación y en acciones en gerundio.

Ya en el marco del Pacto Agrario, las mujeres han sentido un preocupante silencio de parte del gobierno. En Junio del año pasado se les pidió que corrieran a presentar proyectos a todas las organizaciones productoras del país, incluyendo las conformadas por mujeres. Se dijo que a ellas se les iba a dar una asignación de presupuesto especial en la concreción del pacto. A la fecha no hay claridad con lo que va a pasar con los proyectos aprobados. En muchas regiones ni siquera saben cuales fueron los proyectos viabilizados por Ministerio de Agricultura. La ha tocado a Alcaldías y gobernaciones la penosa tarea de poner la cara ante las organizaciones campesinas, mientras el Ministerio guarda silencio y solo habla de la estrategia PARES.  De hecho, la convocatoria Mujer rural, que con todo y sus dificultades es la única que tiene un enfoque de género marcado dentro del Ministerio, esta en la cuerda floja y tampoco la encontré en el Plan de Desarrollo proyectado ni en el Presupuesto.

El desarrollo rural es uno de los temas centrales para el post-conflicto. No es gratis que precisamente  ese sea el primer punto que se haya abordado en la Habana. La pregunta es si con el presupuesto que hay, van a poder cumplir los acuerdos a los que se llegó en la construcción de la reforma rural integral que servirá de pista para la llegada de la paz.  Esto no es una critica al proceso de paz, es un campanazo de alerta ahora que el Plan de Desarrollo y el presupuesto general de la Nación admiten cambios y se pueden incluir los temas de las mujeres con propiedad y con una asignación presupuestal digna. No hay paz posible sin las mujeres, y menos sin las mujeres campesinas, que serán las principales arquitectas de la paz en el Colombia rural.

@alejitacoll

Abogada. Magistra en Estudios de Género de la Universidad de Hull y la Universidad de Granada. Consultora en Derechos Humanos. Ha desarrollado investigaciones en acceso a la tierra para las mujeres en Colombia y es investigadora para el Crime State Initiative del King's College de Londres. Participó...