El norte del departamento del Cauca es habitado por población afrocolombiana, indígena y mestiza que en su conjunto ha luchado por siglos en defensa de la vida, la libertad, la integridad y por la continuidad de sus usos y costumbres colectivas. Son comunidades cuya existencia en dignidad está inexorablemente asociada al territorio y al acceso a la tierra. Empero, las comunidades negras nortecaucanas actuales enfrentan un conjunto complejo de problemáticas sociales relacionadas directamente con el continuo y creciente proceso de destierro y apropiación privada del territorio y del suelo fértil que defendieron sus abuelos y abuelas. 

Ingenios y multinacionales con sus monocultivos, instalaciones industriales, maquinarias fijas y vehículos de gran tamaño invadieron las tierras más productivas desplazando a las familias afrocolombianas de sus cultivos y sus centros de producción minera artesanal.

Frente a la expropiación de sus territorios, la explotación económica y las mentiras politiqueras la gente del norte del Cauca se ha organizado para resistir y vencer. La Red de Organizaciones de Base fue una de las gestas organizativas que se sumó en los años ochenta a la ancestral vocación libertaria de la población negra. La Red estuvo conformada por “grupos cívicos, gremiales, de vivienda, ecológicos, culturales…” que se trenzaron en un proyecto solidario y comunitario dispuesto a enfrentar los retos concretos de su momento histórico a través de distintas ideas y acciones revolucionarias.

Una de las acciones de resistencia desde el arte del pueblo negro nortecaucano fue la maravillosa presentación en enero de 1985 del Volumen I del trabajo musical titulado Luchas Cantadas, y del Volumen II en 1986. Las notas, arreglos y dirección musical fueron de Carlos Montoya, el diseño artístico de León Octavio, la producción de La Red y algunos de los cantantes participantes fueron José Elvar Calderón, Jaime Llanos y Evangelista Ríos.

Son dos vinilos en los que la Red de Organizaciones de Base presenta 20 canciones de distintos géneros: cumbia, guajira, guaracha, vallenato, salsa, son, bolero, currulao y bunde.

En el Volumen I de 1985 están las canciones: Una Fuerza Popular, Sinecio Mina, Agüita Contaminada, La Cosecha, Chao Chao Chaux, Son de la Oscuridad, Rio Cauca Valle Viejo, Sulfúrese, A Puerto Tejada y Bunde de la Paz.

En el Volumen II de 1986 las canciones son: Raíces, Corazón Campesino, Bunde del Angelito, Señores Politiqueros Piénsalo Bien, Plantas Que Curan, Reclamo Negro, Quinamayó Querido, Vuelve y Juega, Buenaventura Mi Litoral y Salvaje Salvajina.

En Una Fuerza Popular se denuncian los problemas, agobios y penas de la comunidad como consecuencia del crecimiento del cultivo de caña dulce a la par que aumentan las amargas cargas que vive el pueblo negro del norte del Cauca. La denuncia trasciende el lamento pasivo y se transforma en convocatoria a organizar una fuerza popular que detenga la violación de los derechos y la negación de servicios esenciales como acueducto, luz y techo. Recordando que los ingenios les cambiaron la tierra que les heredaron sus ancestros por salarios de hambre y promesas politiqueras de salud, escuela y alimentación.

Señores politiqueros déjense de hacer promesas.

Queremos salud y escuela y que alcance la remesa.

En Sinecio Mina se inmortaliza a un luchador por la libertad al que el pueblo “siempre recordará” porque fue un “negro de armas tomar”. Un guerrero cimarrón perseguido por hacendatarios y gobiernos, a quien no pudieron encarcelar porque Sinecio Mina “ante la amenaza enemiga con la oración del Justo Juez desaparecía”. En la canción se evocan los tiempos del cacao y el café como productos de las fincas campesinas afrocolombianas que permitían vivir dignamente, acumular riqueza y financiar proyectos como la educación de sus descendientes en universidades de la capital.

Por esa memoria las familias le cantan a Sinecio Mina y sus acciones de resistencia ante el proceso criminal de desalojo que buscaba arrebatarles la totalidad de sus fincas.

Ni hacendados, ni gobierno pudieron desanimar,

y a tus hermanos los negros ayudaste a organizar,

a defender sus derechos, su tierra y su dignidad…

Sinecio, Sinecio Mina, negro de armas tomar.

Sinecio, Sinecio Mina, luchó por la libertad.

Del pueblo norte caucano siempre te recordará.

¡Ay Sinecio!

En Agüita Contaminada, canción en ritmo de guaracha, se denuncia a la empresa de acueducto por el mal servicio y las altas tarifas. A la vez se advierte de las enfermedades causadas por tomar agua contaminada con amibas y garrapatas. En un jocoso relato, que deriva en la ambigüedad de morirse de sed o morirse de risa, se encaran los sufrimientos que causa la falta de agua para los cultivos de arroz, las matas de plátano y otros productos, la hidratación de los caballos y la limpieza de la ropa. Incluso se levanta acto de denuncia por el daño que Empocauca causa al amor, pues hombre que no se baña huele feo.

Empocauca es una empresa que no sirve para nada.

Todos los días nos traen sorpresas sus aguas contaminadas…

Sin agua el arroz se quema, las matas ya se nos mueren,

La ropa está pegajosa, las mujeres no nos quieren.

En el vallenato La Cosecha la reflexión es sobre la relación del campesino de Colombia con la tierra y el impacto negativo de las políticas de la Federación sobre la producción de cacao rojo. Es un reclamo contra la importación del producto mientras se desvaloriza la producción nacional y una crítica a la política de precios que castiga a las familias cultivadoras cuando las cosechas son buenas. En La Cosecha se denuncia la estrategia de despojo que, por un lado, establece precios bajos por el producto del sudor del campesinado y, por otro lado, los ricos presionan para que les vendan sus tierras mientras amenazan con inundarlas.

Ay que dolor les queda a los campesinos

vender a menos precios el fruto de su sudor.

Aguantar diariamente la propuesta de los ricos

de venderles la tierra o sufrir la inundación.

La canción de salsa Chao, Chao, Chaux es un cuestionamiento explícito a Mosquera Chaux que fue presidente sin querer la gente. Le recomiendan irse con su cinismo, clientelismo, pésima gestión y mala administración. Irse para a China o Japón en bicicleta o en avión porque su gobierno le costó a los campesinos e indígenas la pérdida de tierras y encarcelamientos.

A primavera no vuelvas más Mosquera, en Guachené no lo quieren a usted.

Chao, chao, Chaux Mosquera y que te vaya bien

A Corinto no vengas ni por un tinto, al Puerto no regreses ni muerto…

Allá en Padilla no hables más pajarilla, en Santander no te quieren ni ver, ni ver.

En Villa Rica la cosa está que pica, en Ortigal seguro te va mal…

En Miranda ya no eres tú que manda y en Caloto no vuelvas ni loco.

En Son de la Oscuridad el mensaje se centra en denunciar los altos precios y el precario servicio de energía eléctrica por parte de Cedelca, empresa responsable de generar, distribuir y comercializar la energía eléctrica en el Cauca. Canta el son que solo los novios parecen beneficiarse de la falta de iluminación por el malísimo alumbrado doméstico y público, también los politiqueros que cambian votos por kilovatios. Para la gente los costos suman ya que Cedelca factura aparte por cada servicio: matrícula, cableado, contadores y transformadores.

Que cada cual prenda su vela porque esta vez se nos fue la luz.

Que cada cual prenda su vela ya no podemos con esta cruz.

¡Ay se fue la luuzz!

En Río Cauca Valle Viejo al ritmo de bolero se le canta al río que atraviesa esta tierra ahogada en tristezas por la inundación con el monocultivo de caña, territorio que pasó de ser un valle hermoso a convertirse en un valle de penas o en un desierto verde de cañaduzales. El río que viaja a otras tierras se lleva en el silencio de sus aguas penas, ilusiones y esperanzas de la gente negra mientras la caña “cierra el camino a un mejor mañana”.

Rio del Cauca, Valle del Cauca con pueblos de cartón

pero gigante el corazón.

Sulfúrese es una canción de salsa que narra los hechos de una epidemia en Cali causada por una fábrica de la empresa Quinn. Los hechos refieren que se arrojaron vapores nocivos al aire hasta cubrir el cielo. La denuncia también da cuenta de la resistencia de la comunidad de Mulaló adonde se pretendía trasladarla para solucionar la situación en Cali: “La gente unida ya organizada se lo impidió”.

Ante ello la empresa cambió de nombre a Química Básica Quinn, compró terrenos, funcionaros y concejales hasta que con el respaldo del presidente de la república y la complicidad corrupta del Concejo Municipal de Caloto se trasladó. No obstante con el liderazgo del “profe Balanta y muchos más” la comunidad rechazó la intención empresarial. Preocupada por el envenenamiento del aire que afecta al territorio y sus formas de vida se movilizó masivamente y bloqueó las vías en “defensa del medio ambiente”.

Los pájaros no cantan ya, sino que tosen.

Con esa fábrica aquí no hay quien la goce.

Los pájaros no cantan ya, sino que tosen.

Con esa fábrica aquí no hay quien la goce.

Puerto Tejada es una canción dedicada al gozo “bien sabroso” del puerto y al carácter noble y bullanguero del pueblo porteño. Es una declaración de querencias al municipio, al murmullo del río Palo y a las voces negras que entonan torbellinos en los cacaotales.

Te dedico la tonada.

Mi lindo Puerto Tejada.

Que mi abuelo la cantaba.

Mi lindo Puerto Tejada.

En la canción Bunde de la Paz se llama a cantar y marchar por la paz. Se convoca con insistencia: “vamos a reclamar que haya paz”. Una paz comprendida como salario justo, vida, techo, derechos, empleo, comida, escuelas y salud. Vida con gusto eso “es paz” reiteran tras cada reivindicación.

La paz es que cada niño

tenga salud y cariño.

La canción Raíces es del volumen II de 1986, como las siguientes canciones. En ella se juega con la rima de las vocales, los apellidos y las deidades del panteón africano. Se construye una bella alegoría a la relación entre África y las familias nortecaucanas negras: Balanta, Chará, Arará, Guazá y Aponzá. También de las familias con apellidos Benté, Lucumí, Carabalí, Charrupí y Orí. Así como las familias Ocoró, Popó, Possu, Amú y Messu. Finalmente, refiere los apellidos Mina, Viáfara y Angola.

Oye mi negrita mi abuelo me dice

que por allá por África están mis raíces.

Óyeme, vamos a hacer historia.

Óyeme, que nos llene de gloria.

En Corazón Campesino se hace un homenaje al campesino, sus poblados, sus herramientas y a su trabajo productivo. Es también un reclamo por la implementación de la reforma agraria como condición para vivir mejor y en paz que acabe con el dolor, la pobreza y la violencia que llena de sufrimiento el corazón campesino. También es una acusación por los abusos de los intermediarios y las barreras de acceso al crédito que establece la Caja Agraria.

El fruto de quien quisiera

que por fin hubiera paz.

Pa producir alimentos

sin tener que poner muertos.

Otra canción del volumen es el Bunde del Angelito en el cual se da cuenta del gesto ritual de las comunidades negras ante la muerte. Espiritualidad acompañada de músicas y cantos en la que niños, niñas, jóvenes y población adulta participan de un proceso de adiós colectivo que rompe con los marcos privatizadores del occidente hegemónico con relación a la muerte.

En la canción Señores Politiqueros Piénsalo Bien se propone una reflexión sobre los partidos tradicionales Conservador y Liberal y sus actuaciones en los periodos de elecciones, caracterizadas con apariciones y promesas de época electoral, pero que una vez llegan al gobierno desaparecen y se incumplen. Es un llamado a la gente a pensar bien las promesas falsas del Congreso, desde donde hablan de paz y prometen paz aunque la mayoría de la gente sigue aguantando hambre. Es un cuestionamiento a los politiqueros que viajan y gozan en el extranjero mientras imponen impuestos a los pobres.

Cansados nos despedimos de esta politiquería.

Como suben los aviones sube el costo de la vida.

Señores politiqueros déjense de tanta cosa.

Porque de pronto les pasa lo que le pasó a Somoza.

En Plantas que Curan se hace un ejercicio de memoria sobre la medicina tradicional. Es un recuento de los remedios y los novenarios con las hojas de valeriana y las raíces de sidrón, al igual que sobre los modos de preparación de las hierbas puestas a secar al sol y machacadas con piedra o a mano, pero no con máquina de moler. Es una guía del cuidado que advierte del peligro de consumir manzanas y que resalta los beneficios de la leche de pimpinela para las verrugas, del polvo de cuatro grados para el mal de ojo y los maleficios, de la chicha de pipilongo para los riñones y del agua de ruda para un mal soplado.

Plantas hay para curar.

Plantas hay para embrujar.

Plantas hay para aliviar.

Y plantas para enamorar.

En Reclamo Negro se menciona la relación de los negros con los tambores, el canto, el baile, la gracia de las caderas, el compás, los sentimientos y la risa. Se rememora el trabajo negro en las entrañas de la tierra, los lechos de los ríos, las extensas plantaciones y los trapiches. Es una interpelación a las estructuras sociales que desconocen el aporte de las comunidades afrocolombianas que trabajaron produciendo caudales de oro y mieles sin recibir el reconocimiento y beneficio a que legítimamente tienen derecho. Por ello se destaca que los pueblos negros han forjado la esperanza, la riqueza, la libertad y la patria misma.

Si sus labios cantaron la esperanza.

Y sus brazos forjaron la riqueza

que impulsa el progreso de la patria.

Entonces ¿por qué están olvidados?

Si desde tiempos de bravos cimarrones.

Vienen luchando por romper cadenas

y construir la palabra libertad.

Entonces ¿por qué están olvidados?

En Quinamayó Querido se le canta a esta “tierra querida, tierra de negros, tierra de amor” donde no hay discriminación por el forastero, sino cariño y apertura. Se resalta la celebración de las adoraciones como un ejercicio de las mujeres por el cuidado de las tradiciones. “¡Ay Quinamayó!.. cuando te cantan me lleno de orgullo”.

En la canción Vuelve y Juega se hace una puesta en escena que arranca con un pomposo y empalagoso discurso político demagógico de promesas y auto adulaciones por el “candidato que siempre se ha preocupado por la salud, la educación, el empleo, el bienestar” del pueblo. Ante ello el Pueblo (en mayúscula) responde rechazando el cuento de promesas, mentiras y engaños de las figuras politiqueras. Es un canto al deber de memoria e historia, al descontento por los representantes que declaran ser necesarios para la gestión de nombramientos y partidas. Es una convocatoria para construir poder popular como vía de construcción soberana.

Regresas con el mismo cuento.

Las mismas promesas.

Las mismas mentiras.

Ya basta si hace un par de años

aquí nos trajiste los mismos engaños.

Por eso deja de insistir

la gente no te va a elegir.

Jamás.

Por eso ya no mientas más.

Por ti no vamos a votar.

Jamás.

En Buenaventura Mi Litoral se le canta al Puerto de Buenaventura, a su sufrimiento y sus tristezas. Se cuestiona la práctica del centralismo que traslada migajas a los territorios mientras de ellos extrae riquezas inconmensurables. Para el caso de Buenaventura, se rechaza que agentes foráneos saquen del mar y del litoral camarones, pescados y maderas sin que tantos recursos explotados se conviertan en mejora de las condiciones del pueblo negro.

Por nuestro muelle se mueve de Colombia la riqueza.

Y a nosotros qué nos queda el descrédito y la pobreza.

A la nación colombiana yo le vengo a preguntar.

¿Si no somos colombianos los negros del litoral?

En el último tema del segundo volumen se presenta el vallenato Salvaje Salvajina en el cual se narra a modo de crónica la llegada de doctores de corbata que llegaron hablando de energía y de promesas de vida mejor, que llegaron con mapas, croquis y estudios del caudal del río, la textura de la tierra y la configuración del territorio, pero que terminaron activando explosiones ensordecedoras, movilizando maquinarias aterradoras, construyendo muros e inundando el territorio al punto de afectar el clima, sepultar las minas ancestrales, matar los pescados del río y llenar de podredumbre el aire.

Sal salvaje Salvajina.

Que trajiste solo ruinas.

Sal salvaje Salvajina.

Que trajiste solo ruinas.

La cultura afrocolombiana del norte del Cauca ha encontrado en el arte formas magníficas de resistencia. La música, los cantos, la esgrima, el violín, la poesía y la cocina son algunos de los modos en que a través del arte el pueblo negro ha luchado.

A través de la producción musical Luchas Cantadas Volúmenes I y II (vinilos de 1985 y 1986), la Red de Organizaciones de Base expuso que Sinecio Mina no imaginaba al momento de su muerte en 1917 que “con el correr de los años volvería a verse comprometida la libertad que los negros habían venido forjando desde tiempo atrás”. Sinecio como demás mayores y mayoras reivindicó que ocupar y defender la tierra era esencial “para llegar a ser realmente libres”.

Como la misma Red lo expresa en los dos volúmenes musicales aparecen historias, sentimientos y expectativas. Se trata de situaciones y deseos llenos de humor, “chispa”, denuncia y reclamo que por “ingenio popular” llegaron a convertirse en canciones.

Aunque la niñez, la juventud y una parte de la población adulta afrocolombiana no conoce que un día sus ancestros fueron dueños del territorio actualmente invadido por interminables cañaduzales y cientos de instalaciones industriales, es necesario que comprendan que las violencias urbanas y rurales del presente directa e indirectamente están relacionadas con las situaciones de pobreza y desigualdad generadas por la pérdida del territorio y del acceso a la tierra fértil.

Para el investigador y docente afrocolombiano Carlos Alberto Velasco Díaz (PhD en Humanidades), quien ha dedicado su vida a la investigación de las realidades históricas y actuales de las comunidades nortecaucanas y del sur del Valle del Cauca, las Luchas Cantadas son una parte de las luchas de las gentes quienes a través del cantar las problemáticas reflexionan críticamente sus dinámicas y procesos organizativos. En palabras del profesor Carlos:

“A partir de las Luchas Cantadas empezamos a saber quién era Sinecio Mina porque esos referentes históricos de la comunidad del norte del Cauca estaban perdidos. La gente reconocía a Simón Bolívar y San Pedro Claver, y otros personajes como referentes históricos, personajes que no tuvieron nada que ver con el norte del Cauca.

También son la expresión de las problemáticas de los servicios públicos, del agua, de la seguridad, de la cobertura escolar. Muy pocos colegios tenían en esa época de los años ochenta el bachillerato completo. Ahí mismo se denuncia la problemática más grave que es la pérdida de la tierra y que ha generado las violencias que hoy vive la región.

En las Luchas Cantadas también se expone la problemática referente a la represa de La Salvajina y todo lo que generó en esa época: despojo de tierras, asesinatos de líderes, desplazamientos y la pobreza en la que aún viven las poblaciones de Suárez y Buenos Aires”

Las Luchas Cantadas encierran todos los aspectos centrales de la realidad nortecaucana. Hay una canción llamada Reclamo Negro, muy hermosa, en la que el autor plantea por qué si ayudamos a construir la nación los negros están olvidados. Otra canción llamada Raíces en la que el autor Gustavo de Roux (autor y artífice de la producción de los vinilos) basado en una investigación sobre los apellidos del norte del Cauca, los expone al lado de los dioses africanos.

Las Luchas Cantadas son una producción hermosa recogida en dos volúmenes. Hoy se recuerda esas canciones. La canción que más se recuerda es Sinecio Mina porque se bailó a ritmo de Guajira. Este es un detalle valioso, querían cantar las luchas en los ritmos populares que se bailaban en las comunidades, como boleros, salsa, guajira, vallenato y a nivel folclórico el ritmo del currulao y el ritmo del bunde.”

Es justo agradecer al cierre de esta columna al profesor Carlos Alberto Velasco Díaz por su apoyo en la escucha de los dos trabajos y otras informaciones valiosas sobre la época. Vale que al final de estas líneas nos quedemos tarareando:

Una fuerza popular vamos todos a formar.

Una fuerza popular vamos todos a formar.

Pero que vengan, vengan ya.

Una fuerza popular.

Formemos todos formemos ya.

Una fuerza popular.

Es el director de la especialización en eduación en derechos humanos de la Universidad Católica de Cali y es integrante de la fundación Guagua - galería de la memoria Tiberio Fernández Mafla.