Después de varios días gestionando las emociones que representaron las elecciones en Colombia, logro poner por escrito lo que a mi parecer significa que Francia Márquez sea la nueva vicepresidenta de un país que pedía y pide a gritos un cambio estructural que ya se empieza a notar.

Comienzo por decir que esta columna de opinión estará centrada en Francia Márquez, como vicepresidenta, como líder social, defensora medio ambiental, representante de las comunidades afrocolombianas, mujer, abogada y la fórmula perfecta que llevó a que hoy el presidente de la república sea Gustavo Petro.

Supe de Francia Márquez en el 2016, cuando estaba comenzando con lo que hoy es la empresa que lidero, Nuestro Flow, en el marco de una campaña de comunicaciones llamada El Negro Está de Moda, creada para combatir la discriminación racial y llamar la atención frente al lenguaje racista que utilizamos diariamente sin cuestionar.

Vale la pena aclarar que, desde una visión racista instaurada en lo profundo de nuestra cultura, en el nombre “El Negro Está de Moda”, cometimos el error de replicar un lenguaje discriminador, lo que costó tiempo en darnos cuenta, pero trajo muchos aprendizajes y un replanteamiento a lo que hoy hacemos.

Parte de nuestra estrategia fue resignificar la palabra “negro” y frases como “la lista negra”, que tienen una carga social negativa y reproducen estereotipos hacia las comunidades negras de Colombia. Desde ahí en junio del 2016 lanzamos un documento llamado Lista Negra de Mujeres colombianas, con el objetivo de visibilizar a 20 mujeres negras que han contribuido al fortalecimiento de la cultura afro de Colombia, conocer sus luchas y aportes en la construcción de una nueva sociedad.

Junto a Andreiza Anaya, Aura Dalia Caicedo, Bárbara Perea, Betty Garcés, Catherine Ibargüen, Dinha Orozco, Doris García, Esperanza Bioho, Josefina Klinger, Leonor Gomez Mina, Luz Marina Becerra, Mary Grueso, María Roa, María Eugenia Urrutia, Nidia Sofía Góngora, Nigeria Rentería, Paula Moreno, Teresita Gomez y Zulia Mena se encuentra Francia Márquez. Haciendo nuestra investigación apareció Francia, y su historia no solo inspiró nuestro trabajo, sino también nos llevó a cuestionar nuestros privilegios y abrió nuevos caminos para seguir comprendiendo nuestra historia de desigualdad y discriminación.

Años después la conocí en persona gracias a Luz Marina Becerra, otra de las mujeres que hicieron parte de esa primera Lista Negra de Mujeres colombianas, en un congreso sobre Mujeres defensoras de la paz y del territorio que se realizó en Bogotá.

Escucharla fue un placer, conocer de cerca su forma de pensar catalizó una constante de cuestionamientos que hasta el momento no han dejado de parar. Escuchar a Francia Márquez fue ir entendiendo poco a poco que la cultura colombiana se ha construido bajo la estructura de la discriminación, del racismo y el machismo que tanto nos afecta como sociedad. Y es que desde ahí se han basado las fuerzas de poder gubernamental para seguir respondiendo a unas lógicas mundiales, en donde la pobreza es necesaria, en donde la desigualdad tiene un objetivo claro y en donde la opresión de clases es la base de una sociedad endeudada, frustrada, llena de rencores, que nunca tiene tiempo para lo importante y que sólo sueña con algo que no es porque no sabe de dónde viene.

Que Francia Márquez sea hoy la vicepresidenta de Colombia permite que esa clase oprimida, de la cual ella es parte, se vea representada en un espacio que siempre había sido ajeno. Porque en la sociedad colombiana hay lugares para unas personas, hay unos no lugares para muchos, hay unos espacios en donde están los mismos y hay otros espacios en donde estamos todos.

¿No les pareció un poco absurdo que la campaña de Francia Márquez utilizara “los nadies y las nadies” como frase usual para acercarse a la ciudadanía? Y no, no lo digo por el lenguaje incluyente que usa, el que para las personas que venimos llamando la atención frente a este tema es un logro inmenso escucharlo en público y en las esferas de poder. Lo digo porque de esa manera Francia logró hacernos dar cuenta de lo triste que resulta ser parte de ese grupo de personas NADIE o hacer sentir a alguien un o una NADIE. Colombia está llena de NADIES que por décadas han alimentado la riqueza de las clases altas de este país, que por décadas han sostenido la pirámide jerárquica de estratificación que solo en Colombia existe, en donde nos medimos por estratos y desde ahí construimos relaciones humanas.

Es por esto que Francia Márquez representa a las mujeres, no a todas seguramente, pero sí a un gran porcentaje que han sido invisibilizadas, abusadas, maltratadas, discriminadas; un porcentaje que se movilizó, se organizó y le entregó su voto de confianza, creyendo en ella y en su participación política.

Francia también representa a la movilización social que generó en el 2019 el estallido social en Colombia y en la que en su mayoría es la población joven del país. Una población cansada de no ser escuchada, porque, aunque sin un objetivo en común durante las manifestaciones, el dolor era colectivo y esto la llevó a alzarse ante un Gobierno débil que hoy va de salida.

Francia representa el poder de la ciudadanía, ese que a través de la historia de violencia, miedo, corrupción y opresiones nos habían arrebatado, pero el que hoy, quienes votamos por ella, sentimos que lo hemos recuperado. Ella representa la esperanza de que trabajar en colectivo vale la pena, de que respetar la diversidad cultural, la orientación sexual, las distintas cosmovisiones, la madre tierra y por supuesto los derechos humanos debe ser la bandera de una nueva historia que Colombia está construyendo.

Este paso importante que Francia Márquez da en su carrera política es un paso que como ciudadanía también debemos dar al recuperar el poder de ejercer veeduría a este nuevo plan de gobierno y apropiación por este nuevo país que debemos construir en conjunto.

Porque si algo debemos cambiar de entrada a este nuevo gobierno es que no podemos idealizar ni fortalecer un gobierno paternalista y patriarcal, no podemos romantizar una cultura ni un género, no podemos entregar nuestro poder de nuevo como ciudadanía. Ni Gustavo Petro ni Francia Márquez tiene la solución a todos nuestros males como país, seguro cometerán errores, seguro se los haremos ver, seguro estaremos ahí para garantizar que cumplan lo prometido, porque si queremos que el cambio sea real debemos aportar a él, debemos hablar de política con quienes piensan distinto, debemos unirnos desde las opiniones diversas y hacer de quienes no confían en este nuevo paso personas aliadas… porque también son Colombia, y por eso las necesitaremos.

Eduardo Galeano, periodista y escritor uruguayo, reconocido por su libro “Las venas abiertas de América Latina”, ha estudiado a profundidad nuestra historia como región, ha estudiado cómo nuestras culturas ancestrales fueron violentadas y nuestras prácticas tradicionales fueron arrebatadas. Eduardo Galeano a cuestionado el statu quo y de manera cínica y directa ha hablado de uno de los males que nos caracteriza y nos condena como región: la desigualdad.

Tal vez Francia Márquez y su equipo de comunicaciones leyeron el poema de Eduardo Galeano “Los Nadies” y se estremecieron cuando lo leyeron y se identificaron también como lo hice yo.

Si algo representa Francia Márquez es a los y las nadies, porque los y las nadies existen, existimos y las/los hacemos existir. Tal vez falte mucho tiempo para que no haya más nadies, pero con el solo hecho de hablar de quienes son nadies estamos empezando a ser alguien.

¿Cuándo te has sentido una o un nadie?

¿Cuándo has hecho sentir a alguien nadie?

Los Nadies

Sueñan las pulgas con comprarse un perro

y sueñan los nadies con salir de pobres,

que algún mágico día

llueva de pronto la buena suerte,

que llueva a cántaros la buena suerte;

pero la buena suerte no llueve ayer,

ni hoy, ni mañana, ni nunca,

ni en llovizna cae del cielo la buena suerte.

Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.

Los nadies: los ningunos, los ninguneros,

corriendo la liebre, muriendo la vida,

jodidos los nadies, jodidos:

Que no son, aunque sean.

Que no hablan idiomas, sino dialectos.

Que no practican religiones, sino supersticiones.

Que no hacen arte, sino artesanía.

Que no aplican cultura, sino folklore.

Que no son seres humanos, sino recursos humanos.

Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.

Que no tienen cara, sino brazos.

Que no tienen nombre, sino número.

Que no figuran en la historia universal,

sino en la crónica roja de la prensa local.

Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.

Los nadies: los nada,

los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.

Los nadies: los hijos de nadie…

Los nadies: los dueños de nada,

jodidos, jodidos, jodidos, jodidos…

Es la cofundadora de Nuestro Flow. Estudió diseño industrial en la Pontificia Universidad Javeriana y una maestría en diseño en la Universidad de Palermo. Su área de intéres principal es el diseño de proyectos enfocados en problemáticas sociales como la discriminación y la desigualdad de género.