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La semana que termina se celebraron en Quibdó las fiestas patronales de San Pacho. “Sin chirimía no hay fiesta”, “no hay San Pacho sin chirimía”, se dice popularmente en el Chocó. ¿De dónde viene este formato musical emblemático del Pacífico colombiano?

La chirimía es el formato, pero también es el instrumento. Su origen como instrumento se remonta al viejo mundo, en donde ha tenido una significativa presencia por siglos. El investigador Arturo Chamorro explica que la chirimía originalmente es un instrumento musical aerófono de doble caña o lengüeta perteneciente a la familia instrumental de los oboes. Las denominaciones que se le han asignado varían según el lugar. En la región del Magreb, al norte de África, se le conoce como gaita, zukra o zamr; en la lengua persa como surnay; en turco como zurna o zorna, chalemie o chalumeaux en Francia; schalmei en Alemania, piffaro en Italia; chirimía en España; sona en China; y en otros lugares: alghaita, dulzaina y schauwm.
En América, la chirimía aludía en principio a un instrumento hispano-árabe utilizado en las músicas traídas por los españoles, particularmente de las bandas militares que acompañaban los ejércitos en los siglos XVIII y XIX. Con el uso que hace el negro del toque, con la práctica de sus cantos con acompañamiento de tambor, con la interpretación de la flauta de carrizo como aerófono adornador, el surgimiento del antiguo conjunto tradicional, y el arraigo del guazá o maraca tubular se fue configurando un sonido propio. Con el reemplazo del guazá por los platillos, la flauta por el clarinete, y el bongó por el redoblante quedó conformado formato musical local que hoy conocemos como chirimía.
Para entender el proceso y desarrollo del formato chirimía como elemento clave de las fiestas populares es necesario comprender los aportes de cada una de las culturas que interactúan en el territorio. Partiendo desde los pitos y tambores de los aborígenes, las maneras y formas de los afros, la utilización de medios naturales primarios para la construcción de instrumentos musicales como tambores, sonajeros y claves, y los instrumentos trasplantados por los europeos a América, entre ellos los que forman parte las bandas militares como los redoblantes, bombos, platillos, clarinetes, chirimías, cordofonos y teclados.
Es probable que para finales del siglo XIX ya hubiera clarinetes en el Chocó, teniendo en cuenta que en Europa, para mediados del siglo XVIII, las bandas militares ya estaban utilizando el tipo de dotación instrumental conocida como harmoniemusik: oboes, clarinetes, fagot y cornos (también llamados trompas). A este conjunto se integrarán las llamadas “percusiones turcas”: platillos, pandero, sistro y tambores.
Los instrumentos que integran el formato tradicional de chirimía chocoana son: clarinete en si bemol como ejecutor de las líneas melódicas; eufonio o bombardino como acompañante melódico-armónico; tambora de cuero de tatabro, redoblante o caja, y platillos de choque encargados de la base rítmica. Este tipo de agrupación se expande por todo el territorio chocoano y es un elemento central de las festividades y celebraciones de todo tipo. Se ha convertido en el formato musical emblemático y representativo de la región y en un referente identitario de la etnia o colectivo social afro.
La tradición festiva del Chocó, como sucede en otras regiones del país y del continente, está relacionada con los procesos de evangelización y con la adopción de santos patrones en los pueblos. Es el caso de Quibdó y su fiesta patronal en honor a San Francisco de Asis: “San Pacho”. Estas celebraciones son de una profunda riqueza cultural cargada de sincretismos y resignificaciones que dan cuenta de una larga resistencia y trayectoria social, histórica y cultural. Como la chirimía misma.
Las fiestas de San Pacho son un escenario religioso y simbólico en el que la chirimía, desde sus inicios a principios del siglo XX, ha sido protagonista. Es un ritmo imprescindible. Está en transformación permanentemente y esto es cuestionado por muchos en la actualidad. Se hace evidente un proceso de resistencia, asimilación, apropiación y cambio cultural. Pensar en la chirimía como instrumento y como agrupación/formato nos cuestiona respecto a lo que ha sucedido para que el concepto se esté reformulando actualmente.
En las fiestas de San pacho se evidencia la dualidad entre lo tradicional y lo contemporáneo como una forma de atender los procesos sociales que impactan el sector musical de la región.
A pesar de los cambios organológicos, las modificaciones en el formato y las nuevas denominaciones del término “chirimía”, prevalece la música en vivo, que refuerza el gran imaginario colectivo donde el formato chirimía con la interpretación de músicas propias y foráneas (abosaos, sones, bundes, cumbiones, pasillos, danzas, contradanzas, porros, aguabajos, polkas, tamboritos, mazurcas y jotas, entre otros) domina de manera natural las manifestaciones sonoras mas autenticas del Chocó.
La chirimía no sólo cumple un rol fundamental en las fiestas de San Pacho en Quibdó. También está presente en el resto de la región y en las principales ciudades de Colombia a donde ha llegado de la mano de las colonias chocoanas. En la medida en que la población chocoana se siente fuertemente identificada con las fiestas patronales y especialmente con las nuevas dinámicas de “espectacularización” que han tomado las fiestas de Quibdó, este formato musical se convierte en un elemento fundamental dentro del discurso identitario, que refuerza las narrativas de ser chocoano y pacífico.