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Andrés Blumer creció en Seattle entre las empresas tecnológicas más grandes del mundo. Cuando se graduó de la universidad migró a Colombia, donde luego montó Mi Águila, una empresa que le apuesta a solucionar los problemas de movilidad de Bogotá.

Red Líder: Cuéntenos un poco de su historia… ¿De dónde es y por qué llegó a Colombia?
Andrés Blumer: Tengo un caso distinto a los otros inmigrantes, pues aunque yo nací y crecí en Estados Unidos, mi mamá es colombiana. Mi papá es gringo, y siempre ha sido emprendedor de tecnología, por lo que yo crecí en Seattle, uno de los hubs de tecnología más importantes de Estados Unidos. La comunidad donde vivimos estuvo siempre muy enfocada en los emprendimientos apalancados por tecnología. Por eso, mi sueño siempre fue fusionar el lado de mi mamá, Colombia, con el lado de mi papá, el emprendimiento. Cuando me gradué de la universidad supe que quería emprender con tecnología y software en Colombia.
Terminé conociendo a un emprendedor que quería comenzar operaciones en Latinoamérica, y lo convencí que empezara por Colombia y que yo le ayudaba. Por alguna razón me compró la idea, aunque yo no sabía lo que estaba haciendo. Me dieron doce meses de presupuesto y después de ese tiempo me amañé, como dicen, trabajé tres años con ellos y ya llevo siete años en Colombia.
R.L: ¿Cómo nace su emprendimiento, Mi Águila?
A.B: En el camino conocí al que se convertiría en el cofundador de Mi Águila, Bruno Ocampo, nos volvimos amigos y decidimos que queríamos montar nuestro propio emprendimiento. Las industrias que más nos gustaban eran educación, salud, y transporte y logística, pues eran tres industrias muy tradicionales que sentíamos que iban a tener una transformación muy fuerte en la próxima década. Terminamos enfocándonos en transporte y logística y montamos la idea en el 2015. En el 2016 ya estábamos operando.
R.L: ¿Cómo ha sido ese proceso de emprender en Colombia?
A.B: Ha sido una montaña rusa. Ha sido una experiencia muy enriquecedora, pues he aprendido muchísimo, es como hacer un MBA. Y cuando haces esto en otro idioma y en un país emergente, es una dinámica muy distinta a lo que uno está acostumbrado en Estados Unidos. Todos los temas legales, financieros, laborales son diferentes. Aunque yo había trabajado en startups antes, es muy diferente ser fundador a ser empleado. Pero en general ha sido una experiencia muy buena, he tenido la oportunidad de conocer gente increíble, y lo más importante es que hemos impactado de manera positiva la vida de muchas personas.
R:L: ¿Cómo ha sido este impacto? ¿Qué aportan ustedes a nuestra sociedad?
A.B: Yo creería que son dos temas. La razón principal que nos hizo crear Mi Águila es que queríamos mejorar el ecosistema de movilidad en Bogotá, en Colombia y en muchas ciudades de la región. Por un lado, no existe un sistema de transporte público masivo que funcione bien, que sea cómodo, razonable de precio, seguro y rápido. Por otro lado, el sistema tradicional de taxi ha tenido problemas de seguridad, consistencia, servicio, y también se veía venir una pelea muy grande formándose a nivel mundial entre las aplicaciones como Uber, los gobiernos y los gremios tradicionales de transporte y movilidad de los taxistas. Nosotros teníamos la misión de impactar y mejorar todo el ecosistema de movilidad y volverlo más eficiente con tecnología pero con un enfoque distinto, sin chocar con los gremios ni con el Gobierno, poniéndonos del lado de ellos y empoderándolos con tecnología.
R.L: ¿Qué productos y servicios ofrece Mi Águila?
A.B: El producto más reciente que nos tiene muy emocionados consiste en crear lo que llamamos rutas inteligentes corporativas, que son un estilo de rutas escolares pero para empresas. La idea es ver cómo podemos competir con el transmilenio y privatizar el transporte masivo para darle a las personas y a las empresas una alternativa más segura, más cómoda, más rápida y con un precio muy competitivo. En este momento, los bogotanos pasan en promedio un mes del año en un trancón.
Por otro lado, buscamos empoderar a los propietarios y operadores locales de compañías que no cuentan con tecnología. Puede ser un conductor que quiere una herramienta de trabajo segura, legal, estable, que los empodera con tarifas de trabajo transparentes, hasta compañías de operaciones y logística que pueden tener unas operaciones increíbles pero que lo hacen de forma manual, y que van a desaparecer por las grandes empresas tecnológicas.
R.L: ¿Qué gana una sociedad que acoge e integra a los inmigrantes?
A.B: Yo creo que muchísimo. En Mi Águila hemos tenido la oportunidad de traer a trabajar con nosotros a muchas personas de fuera. En este momento la que lidera el área de crecimiento en la compañía es de la India, el head of machine learning es un alemán, y es muy interesante porque ellos traen una perspectiva distinta, una mentalidad distinta, una forma distinta de solucionar problemas y de trabajar en equipo. Creo que ese beneficio que hemos sentido en Mi Águila es lo mismo lo que siente un país en general con los de afuera. Si la inmigración se maneja de forma organizada, aporta nuevas ideas e inversión.
A mi me da mucha tristeza ver como la administración de Trump está en contra de la globalización, y estoy en desacuerdo con la nueva perspectiva nacionalista y proteccionista, que han venido instaurando. Ojalá a nuestros hijos puedan ver una comunidad global algún día.