Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
Hablamos con Ángela Ospina, directora de la Fundación Mariano Ospina Pérez y voluntaria en la campaña de Iván Duque y Martha Lucía Ramírez. Hablamos con ella de liderazgo a nivel mundial, de los retos de los líderes actuales, de institucionalidad y populismo…

Red Líder: ¿A qué líder político del mundo admira? ¿Por qué? ?
Ángela Ospina: Tengo dos que admiro. Uno es Alex Salmond, primer ministro en Escocia cuando se dio el referéndum por el sí o el no a la separación de Escocia del Reino Unido. Yo estuve presente en Escocia por casualidad y me tocó vivir todo lo que fue ese movimiento para tomar la decisión soberana de un país de retirarse o de hacer parte de la Gran Bretaña. El liderazgo que este hombre desarrolló fue increíble. La motivación, la explicación que dio de por qué el Sí era una explicación de carácter básicamente medio ambiental. La importancia que tenían los recursos naturales, la importancia que tenía la independencia sobre las decisiones de ellos como cultura, y perdieron. ¿Qué hizo él inmediatamente? Al otro día presentó su renuncia. ¿Por qué renunció? Porque consideró que su liderazgo, su convocatoria, su posición y su motivación no habían sido suficientes para el pueblo escocés. Por lo tanto, no merecía seguir liderando a los escoceses. Y me llamó la atención, porque en el caso colombiano ¿quién te renuncia? El verbo renunciar no lo conocemos. Cuando este primer ministro renuncia lo hace de una forma generosa, convencida, con todo el reconocimiento, no solo del país, sino del mundo. Porque su liderazgo llevó a que la votación fuera como del 87%. Para mi ese es un verdadero líder. No logró el cometido que tenía, pero convocó, llamó, y la gente le respondió. Para mi ese es uno de los líderes importantes.
Hay además dos mujeres que reconozco como líderes. Una muy conocida, que es Ángela Merkel, y otra menos conocida, que es María Corina Marchado. María Corina es una mujer joven, que está ejerciendo un liderazgo muy importante en un momento muy difícil de Venezuela, una luchadora que no agrede, que se pone al servicio de una causa por encima de los intereses particulares y por encima de que se le reconozca como líder. En esa debilidad de la oposición, María Corina está emergiendo con una voz coherente, que hace un llamado, que hace una denuncia, pero al mismo tiempo una voz que lleva esperanza. Un líder que no siembre esperanza no es líder.
Ángela Merkel, dentro de su firmeza, es una mujer contundente, no es agresiva, no se impone, convoca. Tiene muy claras sus ideas, sus principios y valores, y llama a los otros para que acompañen unas decisiones, como la que tomó cuando abrió las puertas de su país para una migración ordenada y convocó a los otros países para que se unieran ante esa crisis humanitaria. Y lo hizo con convencimiento, a pesar de la crítica social. Ese principio de defensa de los derechos humanos era fundamental para ella, como ocurrió cuando a los alemanes se les cerraban las puertas. Ella propuso y no impuso, y dio un ejemplo. Algunos lo tomaron, otros no.
R.L: ¿Qué pueden aprender nuestros líderes ?políticos? de ellos?
A.O: Un líder que no convoca, que no promueve, que no es empático, no va a llegar a ningún lado. Eso es lo que les falta a los líderes en todo el mundo. Donde no hay empatía, estamos perdidos.
Hace poco una amiga me habló de un poema que me impactó porque es sobre “nosotros”, “nosotros” no como una proposición incluyente sino excluyente. “Nosotros” reúne a los que estamos en el mismo lugar, pero excluye a los otros. Esa es algo que un líder debe tener muy en cuenta. Si el liderazgo es solo con los que se tiene alrededor, pues no se es líder. El líder debe tener firmeza, pero también empatía. El líder tiene claras sus metas y caminos y jamás negocia sus principios, pero si puede estar atento a las diferencias y al reconocimiento del otro, de pronto en posiciones opuestas, pero reconoce al otro, se pone en los zapatos del otro. Invita, convoca, construye. El líder siempre debe, y para mí esto es clave, preparar a otros para que asuman el ejercicio de unir y convocar. Siempre tiene que estar construyendo para entregar su conocimiento, su sabiduría, su experiencia a los otros. Eso es construir liderazgo. El líder es aquel que por sus actos es capaz de construir una comunidad que lo sigue, que lo respeta, pero sobre todo que lo valora.
R.L: ¿Se le viene a la mente alguien?
A.O: Quizás la figura más reconocida de liderazgo del siglo XX fue Gandhi. Él no buscó ser líder, pero él sabía que tenía el liderazgo. Y ese liderazgo lo transmitía para que otros lo replicaran. Fue profundamente generoso y una de las grandes figuras que marcó un modelo de ejercer liderazgo. Sin embargo, hoy muchos lo pueden reconocer, “Ah, el de la India, el pacifista”, pero no lo vuelven a tomar como esa figura generosa que fue capaz, desde un discurso coherente, de transmitirles a muchas personas una forma de llegar a distintos y diversos rincones del mundo. Tuvo mucho poder, pero no lo ejerció para dominar sino para construir. Al liderazgo colombiano, hoy que se ve sobre todo en los políticos, le falta eso. Hay muchos líderes sociales, y la diferencia con los líderes políticos puede ser la empatía. Esos líderes jalonan, no quieren los aplausos para ellos, no están buscando que los reconozcan. Para ellos lo más importante es que los otros se reconozcan, que los otros generen lo que en ellos es fundamental para poder vivir. El líder social lo tiene más que el líder político, claro que hay líderes políticos que también encarnan esa manifestación del líder social en la empatía.

R.L: ¿Cuáles son los mayores retos que enfrentan los líderes políticos a la hora de ejercer su liderazgo en el mundo de hoy?
A.O: Yo diría que coherencia. Muchos llegan con algunos discursos que generan esa empatía, que jalonan. En los líderes de hoy muchos manipulan la comunicación. Se ha formado y saben que, a través de su discurso, de la palabra, de lo que comuniquen, pueden captar. Atraen, seducen. Muchos líderes políticos actuales son grandes seductores, y estos seductores son falsos. Ese seductor cuando atrapa, hace lo que quiere. Ese es uno de los problemas de los líderes mundiales.
De ahí surge la forma tan negativa que se ha utilizado entre el líder popular y el populista. Cuando hay un líder popular, para mi es algo positivo. Popular quiere decir que la ciudadanía escucha y acoge, mientras que el populista es el que engaña a través de un discurso, el que sabe perfectamente qué quieren escuchar. “Yo se los digo, pero dentro de mi actuar no hay coherencia”. Es una seducción engañosa, y un líder no engaña, y me devuelvo al caso de Salmond, que fue muy coherente y honesto.
La coherencia, el que jamás renuncie a sus principios, el que estos siempre sean lo que proyecta es el mayor reto y la clave del líder. Y que siempre se esté retando a sí mismo.
R.L: Durante los últimos años han emergido, en distintos lugares del mundo, liderazgos populistas. ¿Cómo hacer frente a esos liderazgos?
A.O: En política, el liderazgo se ejerce hacia el ciudadano, hacia el pueblo. Es un discurso para todos. Algunos lo aceptarán, otros no. El populismo es una subasta de valores, de principios y de necesidades. Los populistas reconocen la necesidad del otro, pero el discurso no lo utilizan para aliviar esas necesidades, sino para convencer de que solo ellos pueden solucionarlas. Es una manipulación del lenguaje y de las necesidades y combatirlo es muy difícil. ¿Cómo hacer frente? Un cliché: a través de la educación. A través de la formación de sujetos independientes, autónomos, críticos, sujetos que se auto reconozcan en su capacidad de tomar sus propias decisiones. A través de los educadores, y educador no es solo un maestro. Educador es el pastor, el sacerdote. A uno le decían no trague entero. Los profesores críticos nos enseñaban a cuestionar. Pero es muy difícil porque el populismo siempre abusa de la necesidad inmediata del otro. “Le prometo y veo después si lo cumplo o no lo cumplo. Y si no lo puedo cumplir, no importa porque ya tengo el poder”. La única forma de romperlo es generando en el ciudadano una comprensión analítica y critica de las cosas y no quedarse simplemente en escuchar y entender literalmente lo que se escucha.
R.L: Hay distintos tipos de liderazgo político. Por ejemplo: liderazgos positivos y liderazgos negativos. ¿Cuál cree usted que es la principal diferencia entre unos y otros?
A.O: Nunca hay líderes negativos. Para mí es un contrasentido. Un líder negativo no puede existir. Quien ejerza esos verbos negativos de dominar, de poder, de restringir, de limitar, eso no es un líder, es un tirano. Y en un lenguaje más sencillo, un cretino. El líder siempre tiene que proyectar una esperanza, algo que inspire a la gente.
No me van a decir que un criminal X es un líder negativo. No, es un bandido, Las cosas como son. Si el líder tiene que ser empático y coherente, dígame usted cómo va a tener uno una empatía negativa, es absurdo. Lo que existen son sujetos con poder, manipulando. El líder no manipula. El que ejerce un liderazgo siempre está al servicio de, y no para que lo sirvan. Esos mal denominados lideres negativos lo que son son abusadores de poder, no más. El que ejerce un liderazgo positivo, seguramente sabe que tiene poder, mas no es el poder el que lo motiva. El poder es el instrumento que utiliza para servir.
R.L: Algunos analistas afirman que el mundo atraviesa una “crisis de liderazgo” global. ¿Está usted de acuerdo con esta afirmación? ¿Por qué?
A.O: Creo que sí hay una crisis de liderazgo a nivel mundial. Hoy en día los liderazgos globales son más de jefes de Estado y no todos son líderes, simplemente tienen poder. Estamos hablando de Putin, Trump, Kim Jong, y hasta hace poco Raúl Castro. Son jefes de Estado que saben que tienen mucho poder y lo ejercen. Dominan, controlan, se imponen, por eso hay tantas tensiones hoy en día. Nos estamos devolviendo casi que a la época donde el poder era el control para mí, desde lo que yo quiera, por encima de usted. Y ojo, como yo soy poderoso y usted es poderoso, más bien hagámonos pasito. Son una manada de vanidosos, de dominadores y caprichosos. Esos jefes de Estado lo que quieren es demostrar el poder que tienen.
Creo que hay una crisis, pero creo que también la hemos creado nosotros mismos al no reconocer el liderazgo en otras personas. Nos hemos dejado influir de los medios de comunicación que se han convertido en unos medios muy de espectáculos, y en este caso de espectáculos de poder. La comunicación es el cuarto poder que creo que hoy está debilitado. ¿Dónde está el liderazgo de los medios de comunicación? Y es un problema a nivel mundial. No solo acá. Se suponía que ejercían un liderazgo y un poder independientes y eso ya no es así. Se aprendió de una forma negativa el poder de la comunicación. Hay una crisis de reconocimiento de lo que es el verdadero liderazgo. Tocaría hacer un ejercicio de significado de lo que es un líder, de lo que es el liderazgo y de lo que es un jefe muy poderoso. No se hacen visibles los verdaderos liderazgos. Habría que valorar el significado de la palabra líder.

R.L: ¿Qué relación debe haber entre el liderazgo político y las instituciones?
A.O: Líder político que no respete las instituciones ya no es un líder sino un dictador. Las instituciones se construyen, y no hablo solo de la sociedad actual. Devolvámonos a los griegos. La política, las instituciones que representaban la política eran lo más sagrado. Ni siquiera la familia era tan importante. Las instituciones se desarrollan desde el ejercicio de lo político y la política. Así que un líder político y el fortalecimiento, el respeto, el acompañamiento por las instituciones y la institucionalidad son sinónimos. El fortalecimiento de un país, de un gobierno, de una democracia se fundamenta en el respeto por las instituciones. Y las instituciones no es eso tan ligero o tan difícil de atrapar. Las instituciones están hechas por seres humanos, pero los tienen que trascender, para eso fueron creadas, para que trascendieran, para que su visión, su misión, sus principios y esos valores institucionales estuvieran por encima de los sujetos que puedan en algún momento representarnos. Qué es el congreso colombiano sino una de las instituciones más importantes del país. Las leyes, la guía del ciudadano, la guía del Ejecutivo. El congreso debería ser el recinto más sagrado que se tiene. El líder tiene el deber de respetarlo.
R.L: Y de recuperar esa institucionalidad…
A.O: La recuperas solo si la respetas. Lo que hemos visto en los últimos años en el caso colombiano es ese manoseo a las instituciones. Qué cuento de choques de trenes. Se dejaron manosear. Un verdadero líder sabe la importancia de respetarlas, de fortalecerlas y, sobre todo, de acatarlas en el momento en que tenga que obedecer una decisión institucional. Este juego perverso del discurso populista antipolítico, antiestablecimiento, a mí me da risa, porque todos esos son políticos que quieren generar unos nuevos establecimientos quebrando lo que existe. “Yo debilito para poder volver a formar otro tipo de institucionalidad que me convenga”. Y las instituciones le deben convenir a todos, y le deben servir a todos. El líder que no respeta las instituciones no es un líder.
R.L: Hay un tema ético muy importante ahí
A.O: Sí claro, más de ética que de moral. La moral es según los pueblos o las culturas. No es que sea más maleable, sino que tiene otro tipo de influencia. La ética es una. Por esos esos valores éticos los encuentras en la moral cristiana, en la moral judía, en todas. Esos imperativos categóricos son los mismos donde estés. El que hace ejercicio político, el activista político, debe tener esa conciencia tan importante de la ética, no solo en su discurso, sino en su actuar.
R.L: ¿Qué les hace falta a los líderes hoy?
A.O: Los líderes no solo deben ser empáticos, sino que deben entender que en el liderazgo la participación de los otros es clave. Porque se cierran. “Yo te represento”, pero eso qué significa. Esa importancia de reconocer que al representar al otro no es que yo tome las decisiones por el otro. Yo tengo que ampliar eso a que la participación del ciudadano en las decisiones en donde yo lo voy a representar sea cada vez mayor, porque si no estamos hablando de pequeños dictadores, de caciques.
Síganos en @LaRedLíder