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Gabriel Jiménez Peña, politólogo y profesor de la facultad de Ciencia Política de la Universidad de Los Andes hace un recuento de las razones por las cuales no es posible pensar que Cataluña busca la independencia de España únicamente por cuestiones económicas.

Es un mito pensar que Cataluña quiere separarse de España únicamente por razones económicas. Si bien el 18% de Producto Interno Bruto español es producido por Cataluña, y además uno de cada tres puestos de trabajo es creado en esta comunidad autónoma, con todo existen tres buenas razones para pensar que sería pernicioso para la economía catalana la independencia de España.
En primer lugar, el tema comercial. Un 40% de lo que produce y exporta Cataluña va directamente a España, otro 40% tiene como destino la Unión Europea. En una eventual separación, Cataluña tendría que negociar un tratado de libre comercio con estas dos economías o un mercado común, lo cual supondría negociaciones arduas y extensas en el tiempo.
En segundo lugar, el tema de política monetaria. El Euro es hasta ahora la moneda común. En una eventual independencia de Cataluña ésta tendría que negociar con el Banco Central Europeo, quien se ha mostrado hasta ahora reticente a la separación de Cataluña de España.
En tercer lugar, el tema financiero, de deuda pública. Cataluña es hasta ahora la comunidad autónoma más endeudada de toda España. Lo cual supondría, que al comenzar el país, tendría serios problemas fiscales. Esto sentaría un precedente extraño, además de crear una relación enrarecida con la propia España.
Esto nos lleva a pensar que los motivos para separarse de España son más bien culturales. Una cultura que se celebra todos los días en ciudades como Barcelona, Girona, Tarragona, y que pasa por una lengua compartida y unas tradiciones ricas como el Correfoc o la celebración anual de la Diada que recuerda que los españoles negaron el derecho a los catalanes de ser autónomos y distintos.