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La actriz Johana Bahamón es la directora de la Fundación Teatro Interno, creada por ella y la también actriz y profesora Victoria Hernández, con el propósito de ayudar a transformar, reinvindicar y reconciliar a la población carcelaria con la sociedad civil. Hasta el momento ha logrado llegar con sus programas a 15 centros de reclusión en diferentes lugares del país.

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El primer contacto que tuvo Johana Bahamón con la realidad carcelaria del país fue cuando la invitaron hace tres años a ser jurado en un concurso de belleza en la cárcel de mujeres Buen Pastor. La primera interna con la que tuvo contacto le contó que estaba allí porque había matado a su esposo por abusar sexualmente de su hijo.

Su fundación cuenta con tres programas. El primero es Arte Interna, donde está todo lo de artes plásticas, música y teatro.  El segundo es Crecimiento Interno, que son las actividades de crecimiento personal y espiritual, junto con una red de apoyo a rehabilitación de adicciones. Y el tercero es Trabajo Interno, que tiene que ver con productividad para generar ingresos y las cárceles sean productivas.

Entre los mayores logros de la Fundación Teatro Interno está el Primer Festival Nacional de Teatro Carcelario. Bajo la dirección de Victoria Hernández, acompañada de otros directores de teatro destacados, se realizó el montaje de una obra en cada una de las seis regionales del sistema penitenciario del INPEC.

Para julio de 2015 está planeado el Primer Concierto de Paz y Reconciliación, con la dirección musical del maestro Eduardo Cabas. Contará con la participación del grupo musical conformado por internos de la cárcel La Modelo de Bogotá.

Usted ha afirmado que estar en la cárcel ha sido la mejor experiencia ¿Cómo empezó todo su trabajo con la población carcelaria?

Todo empezó porque me invitaron a ser jurado en un concurso de belleza dentro de la cárcel. Ese día hablé con una reclusa y le pregunté que por qué estaba ahí. Ella me dijo que había matado a su esposo porque había violado a su hijo, esa historia me marcó mucho, porque para ese entonces yo ya era mamá.

Cuando eso pasó yo tenía tres meses de vacaciones antes de empezar mi siguiente proyecto en televisión. Decidí que quería hacer algo en la cárcel durante esos tres meses y cancelé un viaje que tenía programado. Pensé que la manera de colaborar era por medio de mi trabajo, así que pensé en realizar una obra de teatro.

Su primera experiencia en la cárcel fue liderando un grupo de teatro en la Cárcel de Mujeres Buen Pastor ¿De dónde surgió la iniciativa?

Cuando supe que quería colaborar llamé a Victoria Hernández, que fue mi profesora de teatro y me recomendó que hiciera “La casa de Bernarda Alba” de Federico García Lorca. Escogí un grupo de internas, con el que empezamos a ensayar la obra y después de un tiempo Victoria empezó a ir a ayudarme con el grupo. La obra la terminamos a los tres meses y la presentamos en la cárcel.

Cuando vi el respeto entre ellas, el trabajo en equipo, el empoderamiento que les daba los aplausos del público, pensé que yo no podía ser la única persona en ver eso y que todo el mundo tenía que verlo. Quería que ellas salieran y se presentaran ante la gente. Esa idea se metió en mi cabeza, así que cancele el proyecto que tenía y le dije a mi manager que me iba a dedicar un año a esa causa y ya llevo tres, me retiré. 

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¿Cuál es el reto que más grande que ha tenido que enfrentar en todo el proceso?

Trabajar con una población que está estigmatizada, quitarle los prejuicios a las personas de afuera es complicado. Conseguir apoyo para las actividades no es sencillo por los beneficiados. Eso ha sido lo más complicado pero es lo que nos motiva a trabajar.

Y ¿Cuál ha sido el mayor logro?

Poder haber hecho cosas que parecían imposibles. Por ejemplo, sacar a las internas a presentar sus obras y poder generar un vínculo directo entre la sociedad carcelaria y la sociedad civil.

Y ¿Su relación con los internos es buena? ¿No fue difícil entrar y acercase a ellos?

El ambiente en una cárcel es difícil pero ese aspecto no lo ha sido tanto. Afortunadamente hemos tenido todo el apoyo del Ministerio de Justicia y del INPEC para todas las actividades que hacemos.

¿Qué cree que puede hacerse más allá de lo que usted hace, para mejorarse la situación de los internos?

Me parece que el fondo de lo que yo hago es tener cárceles productivas, eso es lo que deben ser los centros penitenciarios. Si a ellos los preparan en eso, la resocialización ya sería una consecuencia. Las cárceles no deberían ser un sitio sólo de castigo, empezando porque no todos los delitos deberían ser castigados con cárcel, deberían haber otras opciones según los crímenes. Y las cárceles deberían ser centros en donde los internos tengan la oportunidad de aprender a convivir y a salir sin rencor con la sociedad. Oportunidades para evitar el ocio porque muchos están todo el tiempo sin hacer nada. Se necesitan oportunidades, las que seguramente no tuvieron afuera y son la razón por las que están internos.

¿Cualquier recluso puede hacer parte de la fundación?

Sí, cualquiera. A nosotros nunca nos interesa saber la razón por la que están ahí porque yo trabajo con lo que son como personas y su talento, no por sus crímenes. Las razones por las que están en la cárcel no influyen en que los escoja o no. Hay mucho talento y eso es lo que nos interesa.

Usted empezó a trabajar en el Buen Pastor ¿en qué momento siguió a trabajar con otras cárceles?

Luego de sacar a las mujeres del Buen Pastor a mostrar sus obras de teatro fuera de la cárcel, me llamaron del Ministerio de Justicia para que replicara esto en la mayor cantidad de cárceles posibles. Son 138 cárceles en el país. Lo que hice fue dividirlas en las sedes regionales e hicimos el Primer Festival Nacional de Teatro Carcelario.

De cada región se escogió una cárcel. Se contrataron profesores para que formaran cada grupo de teatro y el grupo que ganó, que fue uno de Cali, vino a Bogotá a presentarse en el Festival Iberoamericano de Teatro.

Fue en ese momento en el que empecé a trabajar con otras cárceles y hoy ya hemos hecho actividades con 15.

¿Por qué usar el arte dentro de los procesos de resocialización?

El objeto de mi fundación es mejorar la calidad de vida de los internos. No solo por medio del arte, esa es una de las tres formas que tenemos. El arte puede sanar y curar. Uno puede hacer catarsis de sus emociones por medio de un personaje. El teatro es sanador. Además el hecho de presentar las obras por fuera de la cárcel, ayuda a la reconciliación de ellos con el mundo exterior.

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¿Qué otras actividades diferentes al arte hacen enfocadas hacía la resocialización y reconciliación?

Nosotros tenemos 10 actividades, una es teatro. Otras son música, actividades de crecimiento personal, yoga, convenios productivos, entre otras. Con la que empecé fue con el teatro, pero detrás de eso han venido muchas otras formas de trabajar con las internas, al ver todas las necesidades que tienen y teniendo la oportunidad de hacer algo no podía quedarme solo con el teatro.

¿Cómo logró que dejaran salir a los presos de las cárceles para ir a mostrar sus obras de teatro en otros espacios?

Yo me dediqué a estudiar el código penitenciario de Colombia para ver de qué forma podía conseguir que las internas pudieran salir y presentar sus obras de teatro. Ocho meses después conseguí el permiso con el INPEC y con el Ministerio de Justicia y desde ahí es lo que hacemos todo el tiempo. Vinculamos a las internas con la sociedad, en teatro, música y trabajo.

¿Qué le hace falta lograr con su fundación?

Lo que voy a lograr este año: estoy gestionando un apoyo con el BID. Y a largo plazo, llegar a todas las cárceles de Colombia que son 138. Ya llegamos a 15 sin apoyo, esperamos llegar a todas con el apoyo que estamos gestionando.

En julio vamos a inaugurar la Casa del Pospenado y será otra sede de la fundación. La vamos a abrir con el INPEC y el Ministerio de Justicia, para poder seguir capacitando a los internos una vez hayan salido de la cárcel. También tenemos una bolsa de empleo.

¿Y hay alguna persona que ya haya salido de la cárcel y le haya expresado su agradecimiento?

Sí. Hablamos con ellos y nos manifiestan que les ha servido. Sin embargo, no tenemos el espacio para poder seguir trabajando con ellos y por eso la creación de la Casa del Pospenado que abre sus puertas en julio.

En junio vamos a hacer un TED en el Buen Pastor que se llama “los errores se pueden volver oportunidades” y las internas, y otras mujeres que ya están libres, van a hablar de su experiencia. Ya abrimos la convocatoria para los que quieran participar.

¿Ha tenido algún caso en particular que la haya marcado?

No. Todos son iguales. Siempre me preguntan lo mismo pero eso es como si le preguntaran a una mamá a cúal de sus hijos quiere más. Eso es imposible de responder. Todos los casos me impactan igual, por el simple hecho de estar ahí sin importar la razón.

¿Algún caso de alguien que ni con sus programas se pueda resocializar?

No, ninguno. Todo el mundo se entrega muy bien.

La Visión de Liderazgo de Johana Bahamón

 

La Fundación Liderazgo y Democracia es una entidad sin ánimo de lucro creada en 1997 con el nombre de Fundación Sendero, que tiene como misión aportar al mejoramiento de la democracia y al fortalecimiento de sus instituciones, así como a la promoción del liderazgo público.La Fundación busca aportar...