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Miguel Benito es un historiador, internacionalista y docente universitario español radicado en Colombia. Él nos explicó la situación política que se vive en España y las dificultades a las que se enfrentan los líderes políticos debido a la burocracia.

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Red Líder: ¿Cómo describiría el liderazgo político en España?

Miguel Benito: Lo que caracterizaría el actual liderazgo político sería el liderazgo burocrático, frente a lo que había sido en el origen de la democracia española, hace unos cuarenta años, el liderazgo más personal, más carismático. Esto se define así por la influencia de los partidos políticos, al ser la forma de captar el poder, hay que hacer primero vida dentro de esos partidos: triunfar, liderar y ascender en esos partidos antes de saltar realmente a ser una figura pública de primer nivel. Entonces, lo que caracterizaría frente al momento de la transición democrática en la cual se venía de una época autoritaria y personalista con el General Franco, y que los primeros líderes políticos de la democracia, desde el Rey a Adolfo Suárez o Felipe González y algunos otros, centran así más la atención de los ciudadanos y concentran ese liderazgo de una manera más personal, también porque está todo menos institucionalizado y tienen más margen de maniobra. 

En la actualidad se han movido más hacia un liderazgo burocrático que quizá podemos identificar a la primera persona que lo caracteriza sería el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, que de todas maneras estaría un poco al medio entre liderazgo personal y liderazgo burocrático, pero sería el primer liderazgo burocrático, y desde entonces, Mariano Rajoy y el actual presidente del Gobierno Pedro Sánchez, son figuras que vienen de ese liderazgo burocrático: primero salen del seno de un partido, a través de distintos procesos de selección, pero siempre saliendo de su partido, y hay otros dos liderazgos que serían los que plantean desde Ciudadanos y Podemos que tienen unas características más personales al venir desde fuera de un sistema de los partidos tradicionales. 

R.L: ¿Qué líderes políticos españoles vale la pena destacar y por qué?

M.B: Actualmente, viendo un poco la trayectoria, siempre van a ser los líderes de los principales partidos políticos los que van a concentrar la atención, por tanto estamos hablando del actual presidente del Gobierno Pedro Sánchez, que viene del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), podríamos hablar del anterior inquilino de la Moncloa, Mariano Rajoy, pero que ya ha dejado sus cargos, como un ejemplo distinto, que deja además a su partido en un proceso precisamente de selección burocrática interno, con perfiles parecidos, que intentan captar el partido con algunos sesgos distintos. Más puramente institucionalista del partido con la secretaria general Maria Dolores de Cospedal, la que ha sido vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, que vendría más precisamente de este liderazgo burocrático pero desde las instituciones, por supuesto por haber estado en la vicepresidencia y ser la segunda cara visible, y un liderazgo dentro del partido más de cara juvenil y renovadora que es el que replantearía Pablo Casado. Esos son los tres que actualmente estarían intentando centralizar el liderazgo dentro del Partido Popular para dar con una alternativa de cara a futuras elecciones. 

Y luego tenemos esos otros dos liderazgos que vienen de fuera que son Albert Rivera en Ciudadanos, que viene como una opción ciudadana precisamente, en principio una opción de protesta, un partido regional, pues es una organización regional en realidad, de Cataluña, de discutir con el nacionalismo catalán y la respectiva nación española, y que ha ido ganando precisamente en la medida que ese tema ha ido cobrando importancia para la opinión pública nacional, él ha ido ganando relevancia nacional, y se ha ido proyectando a ese nivel nacional, que se denomina desde un principio como más ciudadano, un movimiento social de protesta con una mínima representación política que va captando ciertos espacios, y que todavía sigue en eso,  porque de hecho todavía el propio partido tiene una cabeza todavía un poco desinstitucionalizada actualmente, falta definir más ciertos perfiles para que tenga esa estructura vertical y jerárquica que caracteriza a los demás partidos.

Y el otro sería Pablo Iglesias desde Podemos, que es un movimiento también de protesta ante la crisis en este caso normalmente unificado, el movimiento 15M, una protesta de indignación, los indignados, lo capitaliza y lo lleva a ser un partido que intenta renovar o recuperar el espacio político de la izquierda, y que tiene en principio y en teoría un liderazgo más horizontal pero que acaba siendo muy jerárquico y además, muy claramente del modelo del partido leninista incluso, con lo cual tiene esa estructura, y acaba siendo más vertical incluso que los partidos tradicionales en muchos aspectos.

Con lo cual creo que esos son los cuatro principales, luego ya hay otra serie de liderazgos, precisamente los líderes de las regiones. Todos están aprendiendo a combinar elementos del liderazgo tradicional con los nuevos liderazgos, con las nuevas técnicas de liderazgo, y con elementos también de populismo, todos están incorporando también pequeñas dosis de cierto nivel de populismo a la hora de gestionar su propia imagen y su relación con sus posibles electores y seguidores.

R.L: ¿Cuáles son los mayores retos a los que se enfrentan los líderes políticos en su país?

M.B: Pues son principalmente, precisamente por la naturaleza del liderazgo dentro de una institución política y organizada del partido, y luego ya lanzarte a cara pública pues tiene esos dos niveles. El primer desafío es ganar el liderazgo dentro del partido, no solo ganar el poder sino ser esa figura que puede capitalizar un cierto proyecto durante un cierto tiempo. Entonces ese sería el primer proceso, que implica un tipo de liderazgo particular, institucional, saber cómo funciona esa institución por dentro, dónde están los nexos, dónde están los resortes que mueven el partido, quiénes son las personas que pueden ser en determinado momento padrinos de una determinada figura. Eso plantea un primer problema que obliga a una carrera política dentro del partido de larga data, más larga incluso que lanzarse a cualquier otra cosa. Por eso también retrasa un poco los liderazgos, retrasa un poco la llegada al liderazgo, y los bloquea, digamos que por así decirlo bloquea en determinado momento, sobretodo cuando se conquista el poder. Cuando conquista el poder una determinada generación sabes que va a ocupar el partido y el poder durante mucho tiempo y va a bloquear a las siguientes. Lo que pasa es que cuando ese partido pierde el poder entra en cierta crisis, es cuando sale la renovación, los jóvenes, y es cuando se produce cierto cambio. Pero eso obliga también a tener mucha paciencia, saber que es una carrera larga, y por tanto hay que ser consistente y paciente. Entonces ese sería el primer nivel. Hay que gestionarte dentro de tu propia organización. 

Luego está, una vez que tu organización te da una cierta confianza, puede ser local, puede ser regional, puede ser municipal o puede ser nacional, pero que de cara al público sepas empezar a captar la atención y empezar a identificar ciertos temas que pueden ser los tuyos y que perfilen tu liderazgo: cuáles son los ejes de tu actividad, por qué quieres ser reconocido, y qué tipo de líder quieres ser. Quieres ser un líder más reconocido por su capacidad ejecutiva y quizá aveces más autoritaria, o quieres ser un líder más dialogante, donde la ejecutiva y la dirección a tu alrededor tenga más peso, o realmente eres una opción más unipersonal, más decidida de la figura de la cabeza. Por tanto serían esos dos niveles los que definen la dificultad de llegar al poder. 

A partir de ahí es encontrar el eje de la actividad. Cuál es realmente el momento y el eje de la actividad que vas a desarrollar, esos temas que te permiten hablar con el público, porque hay temas que evidentemente se van agotando, se van angostando, y por ejemplo antes hablábamos del Partido Popular, muchos de sus temas se han desgastado por estar en el gobierno. Al Partido Socialista en determinado momento también le pasó. Estás en el gobierno y te vas desgastando, además de otras cuestiones como lo son la corrupción, que evidentemente tiene una importancia fundamental en España. Es ir regenerándose. Es ir cambiando e ir replanteando desde perspectivas nuevas. Cómo conseguir que lleguen de nuevo al público los nuevos temas y cómo replantearlos para que lleguen al público. 

Eso sería lo fundamental de gestionar y lanzar liderazgo. Ya la permanencia tendría que ver más con lo que decía Churchill respecto a que un político no tiene amigos ni enemigos sino compañeros de partido, y los que suelen ser más peligrosos son los compañeros de partido. Por tanto, donde más desafiado se ve un liderazgo es internamente más que externamente. Una vez que un partido le da un aval a un determinado líder, pues mas o menos los militantes y votantes, con mayor o menor agrado, van a acabar adhiriéndose a esa figura. El mérito de ese liderazgo será la capacidad de ampliar ese espectro más allá de su propio partido y de sus votantes tradicionales. Esto es lo que hace, por ejemplo, que actualmente sea bastante interesante la situación en España, porque los liderazgos tradicionales o el centro derecha normalmente se iba con el Partido Popular, ahora tiene que discutir y encontrar cómo competir con Ciudadanos por esos espacios. Y lo mismo pasa en la izquierda. Podemos ha conseguido incluir a lo que antes era el Partido Comunista e Izquierda Unida dentro de sí mismo, ha extendido el límite de lo que es la Izquierda Unida, ya en una situación de discutir con el Partido Socialista, y entonces también eso lleva al rejuvenecimiento de los partidos tradicionales, a la necesidad de cambiar liderazgos, de poner nuevos líderes, caras más jóvenes que estén más en la misma longitud de honda que los otros, con lo cual el desafío que tenían por ser la tradición, lo viejo contra lo nuevo, queda un poco más difuminada si pones caras frescas, caras nuevas y de una edad muy parecida, porque tenemos unos liderazgos que rondan los cuarenta años aproximadamente. 

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